Nuevas series 2016: Parte III

Sigo con mi repaso a los primeros estrenos televisivos de la temporada 2016-17. Haciendo estos especiales me he dado cuenta de una cosa: no tiene demasiado sentido titularlos “Pilotos”, así que he decidido rebautizar las entradas bajo la denominación “Nuevas series”. La razón es la siguiente: el modelo del piloto como episodio de prueba para vender una serie a las cadenas es cada vez menos frecuente, sobre todo desde el auge de los canales premium y en especial de las plataformas de contenido por Internet. Aunque se sigue practicando, sobre todo en las networks, muchas series reciben directamente el encargo de una temporada completa, como signo de confianza en el productor que las avala o como estrategia de fidelización (“no os vayáis, os garantizamos que, aunque la audiencia de la serie sea horrenda, va a haber al menos una temporada completa para satisfacer vuestro TOC televisivo”). Y luego están las series de Amazon, Crackle o Netflix, cuyas temporadas se ofrecen completas de una vez, lo que hace que el término piloto no se pueda aplicar a todas (sí a las de Amazon, que precisamente elige las series que va a comprar ofreciendo un montón de pilotos a sus suscriptores a ver cuáles funcionan mejor).

Todo este rollo para deciros eso, que cambio el título de la entrada, porque “Nuevas series” me parece que engloba mejor lo que estoy haciendo aquí. Aunque, curiosamente, en esta tercera tanda hay mayoría de series de network que han nacido de forma tradicional, es decir, con un piloto como los de siempre. Bueno, algo tenía que escribir en la introducción, ¿no? Empezamos.

pitch

Pitch

No me habría acercado a Pitch de no ser porque Mark-Paul Gosselaar es uno de los miembros fijos del reparto. Se trata de un drama deportivo de la cadena Fox sobre la primera mujer que consigue jugar en una gran liga profesional de béisbol en Estados Unidos, una premisa que por desgracia todavía entra dentro de la categoría de ciencia ficción y que, afortunadamente, se suma a la corriente de series que apuestan por la diversidad, el feminismo y la visibilización. Es cierto que el género deportivo nos ha dejado un puñado de buenas películas, pero no es uno de mis favoritos. Antes de empezar el piloto de Pitch me convencí imaginando que quizá sería algo en la línea de Friday Night Lights, lo que me dio más motivaciones para verla además de Zack Morris con barba. Sin embargo, Pitch no tiene mucho que ver con la aclamada serie protagonizada por Kyle Chandler, sino que se asemeja más, aunque salvando las distancias, a lo que sería una Empire del deporte.

Y digo “salvando las distancias” porque Pitch no es tan loca como Empire (que se emite en la misma cadena). Pero sí tiene ese toque de espectáculo melodramático algo exagerado, con personajes de armas tomar, provocación y toques de humor efectista (cortesía principalmente del caricaturesco personaje de Ali Larter). Eso hace que la serie resulte más entretenida de lo que esperaba, pero también que corra el peligro de volverse ridícula y culebronesca muy pronto. El piloto empieza muy bien, captando la atención del espectador con el frenesí mediático alrededor de la protagonista, y se desarrolla correctamente (a base de clichés deportivos, como era de esperar) hasta culminar en un giro argumental que reescribe el episodio (parece que este es el año de los pilotos con sorpresa final). Sin embargo, dudo de su potencial a largo plazo. Me quedaré para comprobarlo, porque no está mal como pasatiempo sin exigencias, porque la protagonista, Kylie Bunbury, es muy buena, y para seguir viendo a Gosselaar con esos pantalones que… Bueno, que el chico tampoco está nada mal interpretativamente hablando.

high-maintenance

High Maintenance

Hay series que se emiten, como dicen los angloparlantes, “under the radar”. Es decir, que no tienen apenas publicidad, ni buzz, ni hype, ni nada por el estilo. Series que pasan desapercibidas y, en muchos casos, no llegan a formar parte de “la conversación”, aunque tengan méritos de sobra para hacerlo. Este sería el caso de High Maintenance. Tanto es así que una semana después de su estreno todavía no tenía su ficha en IMDb. Se trata de una comedia de HBO basada en la webserie del mismo título creada en 2012 por el matrimonio Ben Sinclair y Katja BlichfieldHigh Maintenance sigue a un hombre llamado simplemente “The Guy” (interpretado por el propio Sinclair) que trabaja como repartidor a domicilio de marihuana en el área de Nueva York.

La primera temporada en HBO tiene seis episodios, y cada uno de ellos se centra en un grupo de personajes distintos, los clientes de “The Guy” y las personas a su alrededor, es decir, “una ciudad de extraños con una persona en común”. No es un formato revolucionario, pero tampoco es el tipo de serie de media hora que acostumbra a hacer HBO, lo cual resulta refrescante. High Maintenance ofrece un terreno creativo muy fértil, una libertad para contar historias que resulta en un retrato costumbrista de la sociedad neoyorquina muy interesante y diverso. El personaje de Sinclair ejerce como pegamento, nexo de unión entre los “bocados de realidad” que se interconectan en la serie, mientras que el énfasis narrativo se pone en los personajes episódicos (interpretados por gente como Amy Ryan, Dan Stevens y otros actores menos conocidos), a los que les basta media hora para dar lugar a historias completas y sustanciales, breves relatos cómicos con un poso de melancolía que pueden ser más trascendentales de lo que aparentan. Con tan pocos episodios, me atrevería a decir que High Maintenance es una de las mejores nuevas propuestas de un año que nos está dejando grandes comedias de autor.

(Dato: Colby Keller aparece en la serie. Si no tenéis que googlear para saber quién es quizá debáis echarle un vistazo).

MacGyver

A los dos minutos del piloto de MacGyver ya estaba mirando el móvil. A los dos minutos y medio ya tenía clarísimo que no iba a seguir viendo la serie. Pero como soy un profesional, dejé el móvil y aguanté el episodio entero para escribir esto con conocimiento de causa. Y vaya suplicio.

Hablando claro: el remake televisivo de MacGyver es un despropósito mayúsculo. No voy a comprarla demasiado con la serie original, porque a) No la tengo precisamente reciente, b) Lo que recuerdo no la convierte en un referente intocable y c) No tiene sentido, a este bodrio se le debe juzgar por méritos propios. Desde la primera escena, la serie huele que apesta a procedimental clónico y hecho sin ganas o ímpetu creativo, una primera misión que nos presenta torpe y tópicamente al nuevo MacGyver (arrogante, mujeriego y con el aspecto aniñado de Lucas Till, sin duda un error de casting). Tenéis al héroe sobrado, al compañero gracioso, a la analista que monitoriza la misión delante de un ordenador y a la jefaza fría e implacable (ellas tienen un montón de títulos universitarios y son las mejores en su profesión, pero a una se la reduce a “por cierto, me la estoy tirando”, y a la otra a “por cierto, me tiré a su madre”. Bravo). Efectivamente los clichés y estereotipos se acumulan sin atisbo de originalidad (el mejor amigo negro parece sacado directamente de los 90), y lo peor de todo, para aburrir soberanamente.

El piloto de MacGyverque tuvo que ser regrabado después de los pobres resultados del original y que cuenta con el mismísimo James Wan en la dirección (aunque no se nota, así que no me extrañaría que le pagasen por usar su nombre mientras él seguía con Aquaman), es un claro ejemplo de cómo no arrancar una serie: demasiada información metida con calzador en 40 minutos, personajes que actúan como si los conociéramos de toda la vida, y cuya química resulta forzada, diálogos sin chispa, sobredosis de escenas de acción para engatusar… Pilotitis aguda, vamos. Los productores de MacGyver se han propuesto modernizar el clásico televisivo con una relectura de ritmo acelerado, mucha acción “espectacular” (muy entre comillas, porque los efectos en algunas escenas son criminales), detalles contemporáneos como rótulos sobre la pantalla a lo Sherlock y un protagonista joven que garantice, si la serie funciona en los índices de audiencia, muchas temporadas. Pero lo que les ha salido es la enésima serie formulaica a lo Hawaii 5.0, un producto cutre, ligeramente machista, y paradójicamente anticuado con un protagonista sin carisma. Pasando.