Moonage Daydream: Viaje al interior de David Bowie

David Lastra

El 10 de enero de 2016, David Bowie regresó a las estrellas. Desde entonces, la vida en este planeta es un poco más fea. Esa afirmación no es una exageración dramática, sino que a los hechos me remito. Una pandemia mundial, otra nueva crisis económica, la proliferación de movimientos ultraderechistas, mil guerras más, el dichoso Brexit… En medio de todo este mundo en descomposición, sobrevivimos en parte gracias a su obra artística. Escuchando asiduamente sus discos, revisionando sus trabajos cinematográficos y descubriendo las mil y un rarezas, conciertos y sesiones inéditas que su compañía no dejará de editar hasta acabar dejándonos completamente sin dinero. En medio de toda esta vorágine de reediciones y celebraciones a su figura, llega Moonage Daydream, el que está llamado a ser el documental definitivo sobre el hombre que cayó a la Tierra. A sus mandos, Brett Morgen, ávido documentalista que ya se acercó a iconos como la antropóloga Jane Goodall (Jane), los músicos Kurt Cobain (Cobain: Montage of Heck), The Rolling Stones (Crossfire Hurricane) o el productor cinematográfico Robert Evans (El chico que conquistó Hollywood).

Más allá de ser el típico acercamiento a la figura del hombre de las mil caras, Moonage Daydream persigue ser una experiencia inmersiva que nos transporte directamente a al centro de alguna de sus actuaciones más míticas, sus viajes por medio mundo o su propio imaginario. Es en esos últimos momentos, donde el documental consigue que la inmersión perfecta. Su inicio con el vídeoclip del monumental remix de Hallo Spaceboy junto a Pet Shop Boys, y el estridente montaje de imágenes de películas clásicas como MetropolisNosferatu, El Mago de Oz… hace que este Moonage Daydream se presente como una experiencia extremadamente emocionante. Una inteligente forma de dar a conocer esa apabullante fuerza de la naturaleza que era David Bowie.

Después de ese saludo a nuestro hombre de las estrellas favorito, empezamos a conocer las mil y una mutaciones de Bowie a través de pequeños cortes de declaraciones, entrevistas y actuaciones. Nos encontramos con el yonki de Major Tom, vemos el ascenso y suicidio de Ziggy Stardust sobre un escenario, el misterioso y estilizado Duque Blanco que se alimentaba a base de pimientos rojos, cocaína y leche, a la superestrella que reinó a ritmo de Let’s Dance con su Serious Moonlight Tour, a ese WTF supremo que fue el Glass Spider Tour o su acercamiento a la música industrial con el Outside Tour y la intrincada investigación de Nathan Adler… Momentos de una grandeza musical inigualable que van modelando la imagen del ídolo al que tanto queremos.

Puede que Moonage Daydream ofrezca una visión demasiado generalista y poco sorprendente para los fans acérrimos del mito, pero tampoco se debe perder de vista que no solo es un documental pensado para el gran público, sino que también está ideado como una experiencia cinematográfica inmersiva y no como un estudio crítico. Moonage Daydream es un verdadero masaje visual para los ojos del espectador. Intenso, cuando se acerca a sus videoclips. Perdiendo un poco el ritmo al incluir actuaciones en directo en su totalidad. Pacato, al obviar su descontrol con las drogas durante años. Inteligente, al mostrar cómo los medios de comunicación le negaron una y otra vez su bisexualidad. Arriesgado, al dedicar bastante más tiempo a su interpretación en el montaje de Broadway de El hombre elefante, relegando que a alguno de sus papeles cinematográficos más icónicos El ansia Dentro del laberinto. Ingenuo, al no referenciar aquella mítica actuación en Top of the Pops que marcó a toda una generación. Precioso, al mostrar el giro positivo que supuso conocer a Iman, el amor de su vida. Errado, al dejar escapar a ese Bowie crepuscular de The Next Day y de , esa preciosa carta de despedida que nos envió un par de días antes de su fallecimiento. La inclusión del clip de Blackstar como broche final, más allá de la utilización que realiza de la imagen del cadáver del astronauta a lo largo del documental, hubiese sido un broche de altura para la cinta.

Puede que finalmente Moonage Daydream no suponga el producto audiovisual definitivo sobre la figura de David Bowie, pero nos ha servido para volver a disfrutar a nuestro querido David una vez más. Algo de lo que nunca nos cansaremos.

Nota: ★★★