Morbius: El vampiro anémico

David Lastra

Como Spider-Man nunca falla y Marvel no deja de expandirse hasta los últimos confines de todas las tierras existentes, era lógico que el Spiderverso comenzase a crecer alrededor de la figura de Peter Parker, especialmente, a través de sus muy numerosos y pintorescos villanos.

El primero en tener su propia película fue el más icónico de todos: Venom. Su inteligente y sorprendente apuesta por lo camp y su completa falta de pretensiones, convirtieron la primera entrega del antihéroe interpretado por Tom Hardy (Mad Max. Fury Road) en un divertimento de altura. Una sensación que no hizo sino aumentar con su muy disfrutable secuela, Venom. Habrá matanza y su estúpida participación en Spider-Man: No Way Home. Pronto será el turno del Kraven de Aaron Taylor-Johnson (el que ya fuera Quicksilver en la saga de Vengadores), la enigmática Madame Web de Dakota Johnson (Suspiria), y el que llega ahora a nuestra cartelera, el gran vampiro de los cómics de Marvel: Morbius, bajo los mandos de Daniel Espinosa (Life).

El Doctor Michael Morbius (Jared Leto, Dallas Buyers Club), es un huraño científico aquejado de una extraña enfermedad en la sangre, que le mantuvo gran parte de su infancia postrado en cama y que a día de hoy, le obliga a recibir numerosas transfusiones diarias de sangre y a caminar con muletas. El doctor ha construido una exitosa carrera realizando estudios sobre las dolencias relacionadas con la sangre, llegando a desarrollar una versión artificial de la misma que está salvando millones de vidas.

Aunque su verdadero objetivo consiste en el descubrimiento de una cura que le salve de su enfermedad terminal. A él y a su alma gemela, Lucien (Matt Smith, el undécimo Doctor Who y Duque de Edimburgo en The Crown), al que bautizó cariñosamente como Milo cuando se conocieron de pequeños en un hospital, y que ahora se ha convertido en una suerte de patán profesional y habitante censado de los bajos fondos de la ciudad. Esta existencia de premios Nobel y ojeras de oso panda se tuerce completamente cuando, al inyectarse un prototipo de cura, Morbius se convierte en una especie de vampiro desalmado. Extremadamente fuerte, rápido y con una insaciable sed de sangre.

El estreno del proyecto del Universo Spider-Man de Sony capitaneado por el oscarizado Jared Leto lleva dando tumbos desde tiempos prepandémicos y ahora que ha llegado a las salas, ha confirmado todos los malos presagios que teníamos. Morbius es la película relacionada con Marvel que menos alma tiene. Menos humanidad incluso que su protagonista cuando se ciega por el hambre. En ningún momento de la película llegamos a empatizar con él, ni mucho menos conocer cuáles son sus verdaderas motivaciones. No sabemos si quiere curarse (parece que sí), qué peso tiene Adria Arjona (True Detective) en la trama, ni mucho menos qué mueve a Milo para volverse el malo más malo y, lo que es peor, realmente no nos interesa lo más mínimo nada de eso, porque todo es tremendamente aburrido. Otra película fallida de Espinosa después de las muy olvidables LifeEl niño 44.

Y por encima de todo ello, un Jared Leto descafeinado y cuasi piscícola que vuelve a chirriar una vez más como malvado. Un rol en el que suele recalar (Escuadrón suicidaBlade Runner 2049Pequeños detalles), pero ante el cual no suele estar a la altura, cayendo en ciertos dejes histriónicos intensos que rozan la sobreactuación. No llegando a estar nunca a la altura de su gran papel como villano: el de Jordan Catalano en Es mi vida.

Puede que Morbius sea uno de los mayores despropósitos de un producto asociado a la marca Marvel, pero no es el síntoma de que la fórmula del éxito haya comenzado a agotarse, algo que muchos haters esperan. Simplemente es una mala película. Algo que pasa hasta en las mejores familias.

Nota: 

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