Crítica: Snowden

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“El libro es mejor que la película” es una frase hecha que desde hace décadas se usa como verdad categórica y universal, con contadas excepciones. En los últimos años podemos añadir la variante: “El documental es mejor que la película”. No es (necesariamente) una afirmación gafapasta, y no tiene por qué ser siempre así, por supuesto, pero es una manera de reconocer la poca falta que hace a veces una obra de ficción para hacer llegar una historia que una de no-ficción ya ha contado perfectamente, y además muy recientemente. Joseph Gordon-Levitt sabe mucho de esto, ya que hace poco protagonizó El desafío (The Walk), espectáculo cinemático en 3D que nos hablaba del funambulista Philippe Petit, el mismo sujeto del documental Man on Wire, y ahora encabeza el reparto de Snowden, biopic sobre la extraordinaria figura de Edward Snowden, que ya nos conmocionó en la también oscarizada CitizenFour.

Oliver Stone (Platoon, Asesinos natos) narra la impactante historia de Snowden, el hombre que desveló los documentos del programa de vigilancia mundial secreto de la NSA abrió los ojos del mundo, renunciando a su carrera, a su novia y a su patria, es decir, entregando a cambio la posibilidad de vivir una vida normal. Para ello, el veterano director dramatiza los hechos dándoles la forma de un thriller dramático accesible para el gran público, una aproximación tradicional y mainstream a un tema demasiado complejo como para que los meros mortales alcancemos a comprender todas las implicaciones a su alrededor. Stone parte precisamente de lo que vemos en CitizenFour, recreando las reuniones secretas en Hong Kong de Snowden con la documentalista Laura Poitras (Melissa Leo) y los reporteros que le ayudaron a hacer público el caso. A partir de ahí, Snowden reconstruye lo que en el documental solo se nos contaba de palabra, narrándonos los orígenes del personaje, su paso por el Ejército, por la CIA y la NSA, y haciendo especial hincapié en la relación de Edward con su novia, Lindsay Mills (Shailene Woodley).

De este modo, Snowden trata de distanciarse del documental con el que será inevitablemente comparada, recreando no solo los hechos, sino los conflictos emocionales que hay detrás, el drama humano que rodea al personaje, caracterizado como el gran héroe americano moderno. Sin embargo, este tratamiento convencional, por justificado que esté, hace precisamente que la película se quede en la superficie, que se conforme con ser un biopic sin apenas riesgo, sin la tensión, la paranoia o incluso el terror que en CitizenFour nos hacía ir corriendo a tapar nuestra webcamSnowden carece de esa cualidad trascendental, vigente y urgente, del poder de removernos por dentro y hacer que nos replanteemos todo. Paradójicamente, Stone ha realizado un film sobre un tema de gran actualidad, que nos sigue afectando, que ha cambiado la percepción de muchos sobre Internet y el mundo, pero que da la sensación de ser un thriller tecnológico anticuado, una película sobre algo que ocurrió en los 90.

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Afortunadamente, la cinta gana empaque gracias a un reparto estelar (Melissa Leo, Nicolas Cage, Tom Wilkinson, Zachary Quinto, Scott Eastwood, Rhys Ifans), encabezado por un inspirado Gordon-Levitt (en estos momentos, junto a Jake Gyllenhaal, el actor que más trabaja pensando en el Oscar), que lleva a cabo una estupenda labor de mímesis con el verdadero Edward Snowden, transformando su voz y gesticulación de manera que, aunque al principio no se pueda evitar la sensación de artificio o parodia, nos lo acabamos creyendo. Sin desmerecer a Shailene Woodley, que aporta el contrapunto dramático perfecto al personaje.

No obstante, esto no es suficiente para convertirla en una película memorable o pertinente. Y ese es su mayor fallo, contar algo tan sobrecogedor de manera tan poco provocadora, tan ordinaria. Snowden es un thriller correcto, distraído, bien realizado, pero quizá no era eso lo que la historia requería, sino algo más comprometido, algo que ahondase más en el “personaje” de Snowden, desprovisto aquí de cualidades que sí percibíamos en CitizenFour (como su narcisismo, el mismo que SPOILER le lleva a aparecer al final de la película FIN DEL SPOILER), para convertirlo en el simple protagonista del biopic hollywoodiense de turno.

Pedro J. García

Nota: ★★★

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