Cuatro nuevos dramas televisivos que merecen vuestra atención

No todo en este mundo va a ser Jessica Jones. Este artículo debería haberse titulado “Cinco nuevos dramas…”, pero he preferido dedicarle una entrada aparte al pelotazo de Marvel/Netflix (para la semana que viene, que me quedan unos pocos episodios). Como Jessica Jones ya la habéis visto, la estáis viendo o la conocéis pero no os interesa, hoy os cuento mis primeras impresiones sobre cuatro series dramáticas recientes de las que no se está hablando tanto y que merece la pena descubrir. Cuatro series con premisas muy interesantes, facturas excelentes y potencial para convertirse en dramas muy a tener en cuenta esta temporada. Pasen y lean.

London Spy

London Spy

Se trata de uno de los dramas británicos más destacados del año, una serie que no está haciendo demasiado ruido, pero está generando un fandom muy dedicado y apasionado. Y es que London Spy tiene los dos ingredientes principales para encantar al público fan: es de BBC y tiene un romance gay. Con lo que le gusta a la audiencia más shipper imaginar historias de amor entre sus personajes masculinos favoritos (Will y Hannibal, Sherlock y Watson, Steve y Bucky), aquí el trabajo se da ya hecho, con una de las relaciones entre dos hombres más interesantes y cautivadoras de la televisión actual.

London Spy cuenta la historia de Danny (Ben Whishaw), un muchacho hedonista con pasado atormentado que frecuenta la noche del exceso londinense, y Alex (Edward Holcroft), un joven superdotado y antisocial que trabaja en una banca de inversiones, dos hombres de vidas opuestas que se enamoran y viven una hermosa y ardiente aventura (que experimentamos con toda su pasión y erotismo en el primer episodio). Hasta que un día Alex desaparece sin dejar rastro. En su búsqueda por descubrir qué le ha ocurrido y por qué lo ha abandonado, Danny destapa un secreto que cuestionará todo lo que sabía de su pareja: Alex es en realidad un espía del Servicio de Inteligencia Secreta y su desaparición es solo una pieza de un gran puzle. Sin embargo, lo que Danny nunca cuestionará es el amor de Alex (por mucho que el servicio secreto se empeñe en desacreditarlo), el motor que hará que se adentre cada vez más en el peligroso mundo del espionaje para descrifrar la retorcida conspiración que hay tras la desaparición de Alex.

Con la factura impecable que se espera de un drama de BBC, London Spy es una historia oscura y absorbente en la que el espectador permanece en la sombra junto a su protagonista y vive el complejo enigma poniéndose en su piel. En este sentido, no hay suficientes elogios para Ben Whishaw, que transmite de forma magistral la vulnerabilidad y desorientación del personaje a medida que va destapando capas del misterio en el que se ve envuelto. Una interpretación sublime complementada por el excelente trabajo de Jim Broadbent como Scottie, un ex espía también gay que es el único amigo de Danny. London Spy es una de las series imprescindibles de 2015, una experiencia aturdidora, desconcertante, a ratos sórdida y deprimente, de la que es imposible salir aunque no sepas lo que está ocurriendo.

Duración: 5 episodios de aprox. 60 minutos.

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The Man in the High Castle

Amazon sigue aumentando su oferta de ficción original con el drama The Man in the High Castle, adaptación de la novela El hombre en el castillo (1962) de Philip K. Dick. La serie, producida por Ridley Scott y Frank Spotnitz (Expediente X) es sin duda la más ambiciosa de Amazon hasta la fecha. Forma parte de su programa de pilotos, y el suyo fue el más visto de la temporada pasada, por lo que dio lugar a una primera temporada de diez episodios que acaba de estrenarse en la plataforma. En ella se nos plantea una ucronía fascinante, una historia alternativa que nos sitúa en una década de los 60 en la que Alemania ha ganado la Segunda Guerra Mundial y Estados Unidos ha sido dividida en tres zonas: por un lado, el estado japonés de los Pacific States of America (que comprende el territorio al oeste de las Montañas Rocosas), por otro, el territorio nazi, que ocupa la mitad este del país, y una zona neutral que ejerce como parachoques entre las dos, llamada Rocky Mountain States.

Así, la serie plantea un what if de los gordos, una detallada realidad alternativa en la que Estados Unidos vive una constante opresión por parte de los alemanes (atención al personaje de Rufus Sewell), y las tensiones entre estos y los japoneses generan su propia Guerra Fría dentro del territorio norteamericano. Por su parte, los alemanes atraviesan su propio conflicto interno, ya que Hitler está enfermo y Himmler y Goebbels están empezando a planear sus estrategias para sucederlo en el poder. Este tenebroso nuevo orden mundial (en el que todos los martes se incinera a los inválidos y enfermos terminales de los hospitales para ir purgando la sociedad) se nos da a conocer a través de Julianna (Alexa Davalos), una joven que recoge el testigo de su hermana y se adentra en la zona neutral para llevar a cabo una misión de la resistencia cuyos detalles ni siquiera ella conoce. En Rocky Mountain States conoce a Joe (Luke Kleintank), que se ofrece a acompañarla en su aventura, mientras oculta un secreto: pertenece al partido nazi.

Sin duda una interesante premisa semi-sci-fi que engancha desde el primer capítulo, tanto por lo elaborado de su planteamiento (que puede que no sea más que un pretexto para hablarnos de la historia que sí ocurrió y de cómo funciona nuestra sociedad actual) como por su excelente factura estética y atmósfera opresiva.

Duración: 10 episodios de aprox. 60 minutos.

Into the Badlands

Into the Badlands

Que AMC lleva varios años necesitando otro éxito es algo que sabemos de sobra. Con Breaking BadMad Men finalizadas, la cadena ha intentado encontrar la próxima ficción que le ayude a conservar su prestigio, pero no lo ha conseguido (la excepción sería Better Call Saul, pero esa tenía medio trabajo hecho)Así que les queda confiar en que la audiencia responda a productos más afines a su pelotazo The Walking Dead, series fantásticas y comiqueras para la audiencia más joven y geek. Antes de que Preacher irrumpa en su programación, AMC acaba de estrenar Into the Badlands, drama de acción libremente basado en la popular novela china del siglo XVI Viaje al Oeste.

Into the Badlands propone una curiosa mezcla de géneros. Se podría definir como una serie de aventuras y artes marciales, pero también contiene elementos de noir, fantasía y drama dinástico. Todo envuelto en un paquete muy vistoso. Into the Badlands recuerda a muchas cosas: tiene algo de Sons of Anarchy, algo de Spartacus, una pizca de Juego de Tronos, y mucho de los modernos clásicos chinos de acción. Pero a la vez resulta única en su especie por la hibridación tan particular que hace de los géneros y el universo tan concreto y pormenorizado que levanta desde su piloto.

Un héroe atormentado (llamado Sunny, ojo), un aprendiz adolescente, un villano con complejo de Dios o una misteriosa guerrera perteneciente a la nobleza son algunas de las piezas del tablero; una sociedad feudal fortificada donde se somete a los más jóvenes a un duro entrenamiento para convertirse en asesinos para el barón. Este es el punto de partida de una historia que plantea mil y una ramificaciones y un amplio universo más allá del Fuerte. Desde el primer minuto, Into the Badlands empieza a dibujar una enrevesada mitología que crecerá exponencialmente conforme avanza la historia. Y aunque el trabajo de diseño (narrativo y de producción) es loable, lo más destacable de la serie son sin duda sus escenas de acción, impresionantes luchas de artes marciales con coreografías vertiginosas y violencia pasada de rosca con un punto de comedia y descaro (al estilo Miike). Eso es lo que hace que Into the Badlands sea una de las series más atractivas de este otoño. Esperamos que no se pierda demasiado en el mundo que está creando.

Duración: 6 episodios de aprox. 45 minutos.

Deutschland 83

Deutschland 83

Deutschland 83 no es tan reciente como las tres anteriores, pero está de actualidad en España porque su primera temporada se estrena esta semana en Yomvi. El caso de este thriller de espías es muy especial por varias razones. Ha sido la primera serie alemana en estrenarse en Estados Unidos (en el canal Sundance concretamente) y se proyectó en el pasado Festival de Berlín, que desde hace unos años lleva dedicando un hueco de su programación a la ficción televisiva. Con estas credenciales y habiendo recibido muy buenas críticas, Deutschland 83 aterriza en nuestro país dispuesta a demostrar que Alemania también está interesada en destacar como importadora de series de calidad.

La serie nos traslada a la Alemania de 1983 (lógicamente) y nos presenta a Martin (Jonas Nay), un joven de 24 años nativo de la Alemania del Este, que es reclutado por la Stasi (el Ministerio para la Seguridad del Estado) para infiltrarse como espía en la Alemania Occidental. Reticente al principio, Martin acepta la misión coaccionado por su propia tía (Maria Schrader), que trabaja para el ministerio, desde donde le promete que moverá los hilos para que su madre enferma suba en la lista de espera para transplantes de riñón. A partir de ahí, Martin se somete a un entrenamiento para convertirse en Moritz Stamm, nombre en clave Kolibri.

Al igual que The AmericansDeutschland83 nos traslada a una de las etapas más tensas de la Guerra Fría, en la que un nuevo conflicto mundial amenaza con estallar y las desavenencias entre las dos Alemanias divididas por el muro crecen a diario. Pero mientras que la ficción estadounidense opta por el drama puro y un tono más crudo, la alemana posee bastante humor y hace gala de un ritmo más juvenil y animado (estilo coming-of-age), gracias en parte a la importancia que la música de la época cobra en la serie, éxitos internacionales de David Bowie, New Order o Eurythmics y temas de la “Nueva Ola Alemana” (Neue Deutsche Welle) como el “99 Luftballons” de Nena, cuyo productor, Reinhold Heil, se encarga del score de la serie. Un juego de contrastes cuanto menos llamativo.

Duración: 8 episodios de aprox. 45 minutos.