Crítica: Maléfica – Maestra del mal

La moda de los remakes en acción real de Disney se la debemos en parte a una de sus villanas: Maléfica. Después del éxito de taquilla en 2010 de la versión de Alicia en el País de las Maravillas de Tim Burton, Disney quiso continuar la senda de la relectura para sus historias clásicas, y en lugar de volver a contarnos La bella durmiente tal y como la conocíamos, nos presentó el cuento desde otra perspectiva, la de su malvada bruja. Maléfica recaudó en 2014 unos sorprendentes 750 millones de dólares en todo el mundo, confirmando así el filón que el estudio del ratón tenía en su catálogo de clásicos animados.

Cinco años después llega la secuela, Maléfica: Maestra del mal, que continúa reescribiendo el mito de la bella durmiente mezclando cuento de hadas clásico y fantasía épica. Si en la primera parte descubríamos que Maléfica no era malvada por naturaleza, sino que las circunstancias la habían llevado a perder el control de su enorme poder, en esta secuela se explora más a fondo su origen, sus motivaciones, el enorme alcance de sus poderes y su relación materno-filial con Aurora (Elle Fanning), convertida en su protegida en el live-action.

La historia de Maléfica: Maestra del mal se sitúa varios años después de los acontecimientos de la primera película. La Princesa Aurora vive en la Ciénaga rodeada de naturaleza, bajo la supervisión de las hadas Flora, Fauna y Primavera y protegida por su madrina, la temible hada con cuernos Maléfica. Sin embargo, a medida que se hace mayor, la joven ansía una vida diferente y decide casarse con el Príncipe Phillip (Harris Dickinson). Antes de la boda, Aurora debe conocer a los padres de su prometido, los reyes John (Robert Lindsay) e Ingrith (Michelle Pfeiffer). El accidentado encuentro distancia a Aurora y Maléfica y ensancha la brecha entre reinos. Como resultado, Maléfica huye y va a parar a una tierra lejana donde conocerá más a fondo el origen de su especie mientras se forja una lucha por proteger a la Ciénaga y las criaturas mágicas que viven en ella.

Dirigida por Joachim Rønning (mitad del tándem de Kon Tiki), escrita por Linda Woolverton y Micah Fitzerman-Blue & Noah Harpster y producida por la propia Angelina Jolie, Maléfica: Maestra del mal continúa el estilo de la primera entrega, llevándonos de nuevo a una tierra lejana llena de seres fantásticos, castillos medievales y magia en cada rincón. Visualmente, la película se mantiene muy cercana a lo que ya habíamos visto, mezclando majestuosos decorados y vestuario con abundante animación generada por ordenador. En cuanto al tono, la secuela también se mantiene fiel a su antecesora, añadiendo en esta ocasión un componente más épico, un toque extravagante y un velado mensaje político, antibélico y conciliador.

Con cierto parecido a la saga Cómo entrenar a tu dragón, la historia de Maléfica nos lleva a descubrir que no es la única superviviente de su especie, sino que existe toda una comunidad de hadas con cuernos como ella que vive exiliada en una tierra remota y escondida. Las tensiones entre el reino de Ingrith y la Ciénaga crecen, lo que lleva a una guerra entre reinos motivada por la sed de poder y el odio a la diferencia. Con esta trama, la película lanza un muy oportuno mensaje de unión y lucha contra los prejuicios que invita a conocer al “otro” antes de odiarlo, y que puede extrapolarse a nuestro propio mundo, cada vez más tenso y dividido.

De nuevo, lo mejor del film es la caracterización e interpretación de Jolie como la villana (no tan villana). La bella actriz aporta presencia y elegancia infinitas a un personaje que ya no es el que conocíamos, sino una versión más vulnerable y “humana” del mismo gracias a ella. Junto a una Fanning también perfecta en su papel de princesa grácil  e inocente, pero valiente y actualizada, forma esa preciosa relación madre-hija que vertebra la película. Jolie y Fanning están acompañadas de un reparto en el que destaca por supuesto Michelle Pfeiffer bordando a la mala del cuento. A la mítica actriz de Batman vuelve no le cuesta nada convertirse en la atracción principal de la película con una interpretación deliciosamente pérfida.

Por el lado malo, Maléfica: Maestra del mal también repite los errores de la primera película. En una época en la que Disney hace sus remakes cada vez más idénticos al original, su intención de reescribir la historia que “creíamos conocer” es loable, pero acaba cayendo en la mima fórmula que hemos visto muchas veces en los últimos años. El guion está más trabajado en esta ocasión, pero la película se pierde a menudo en las tramas secundarias y (pensando en los más pequeños) da demasiado énfasis a las criaturas digitales, que pueden llegar a empalagar.

A pesar de esto, Maléfica: Maestra del mal supone una mejora con respecto a la anterior. Angelina Jolie vuelve a deslumbrar en una película hecha para su lucimiento, pero en la que no obstante sabe compartir el foco con los demás. La incorporación de Michelle Pfeiffer y su dinámica con Jolie y Fanning es todo un acierto (no tanto la de Chiwetel Ejiofor o Ed Skrein, que no se lucen demasiado) y aunque discurre por terreno excesivamente familiar, la historia amplía su universo correctamente, con los toques de humor y emoción que cabe esperar del estudio. En resumen, Maléfica: Maestra del mal equilibra fantasía, romance, aventura y acción en una película 100% Disney.

Pedro J. García

Nota: ★★★