Empieza oficialmente el otoño, y ¿qué quiere decir eso? Que nos enfrentamos un año más a un nuevo aluvión de estrenos televisivos y al regreso de nuestras series favoritas. Desde hace un tiempo, mi serie más esperada al volver de las vacaciones ha sido Agents of SHIELD La ficción de ABC y Marvel Television no es ni de lejos una de las mejores actualmente en antena, pero sí es una de las que más me hace sentir en casa cuando la veo. Como suelo decir, es mi lugar feliz, esos cuarenta minutos a la semana que, sean mejores o peores, siempre me reconfortan. Por eso, el estreno de la cuarta temporada de la serie creada por Joss Whedon se me ha hecho raro. Ha sido como volver al hogar y verlo completamente cambiado. Más desorganizado, más extraño, y sobre todo más oscuro.
Esto tiene un motivo. En su cuarta temporada, Agents of SHIELD se muda a un nuevo horario en su emisión original en Estados Unidos. De los martes (el día maldito para la cadena) las 21:00h al mismo día a las 22:00h. Puede que una hora de diferencia no suene demasiado importante, pero lo es. Las 10 pm es la hora del prime time estadounidense en la que las cadenas generalistas se permiten subir el tono de sus programas y orientarlas a un público más adulto. Después del éxito de crítica y público de Daredevil y Jessica Jones en Netflix, los ejecutivos de ABC y Marvel han debido pensar que quizá acercar SHIELD al tono de ambas sería una buena jugada. Pero de momento solo es desconcertante.
La season premiere de la cuarta temporada se titula “The Ghost”, principalmente en referencia a la flamante nueva incorporación a la serie, Robbie Reyes, aka Ghost Rider (en español el Motorista Fantasma, aunque en esta ocasión conduzca un coche). La aparición de este popular personaje de Marvel Comics (en su versión más moderna, dejando atrás al clásico Johnny Blaze) ha causado expectación, pero también dudas. A priori y después de ver el episodio, no parece que este anti-héroe encaje en el estilo y las tramas de la serie tal y como la conocíamos. Pero es que, como decía, SHIELD vuelve cambiada, con una actitud más atrevida que en un principio debería acomodar mejor al justiciero de la calavera en llamas.
Sin embargo, el cambio no ha sido gradual, sino más bien forzado. Da la sensación de que Maurissa Tancharoen y Jed Whedon, los showrunners de la serie y guionistas del episodio, han visto el cambio de horario como una imposición, y en lugar de dejar que la transformación fluya de forma natural, han metido con calzador los nuevos ajustes: referencias casuales al consumo recreativo de drogas, un plano explotador del trasero de Chloe Bennet en ropa interior, una escena de seducción de más alto voltaje de lo normal entre Mack y Yo-Yo, violencia más gráfica y sangrienta… No es que yo me escandalice con tan poco, ni que la serie se haya convertido en Preacher, pero estos pequeños (grandes) detalles desvirtúan en cierta manera la esencia e identidad de la serie. Mi consejo como humilde espectador a Whedon y Tancharoen es: Que puedas, no quiere decir que debas. Pero eh, puede que sea cosa mía, y puede que esta nueva actitud acabe cuajando. No seré yo quien se cierre a lo que SHIELD me quiera proponer, que para eso me ha demostrado que hasta ahora ha sabido lo que estaba haciendo en todo momento. Además, los actores parecen cómodos con el cambio, paradójicamente se les ve más naturales y relajados (sobre todo a Clark Gregg), así que habrá que intentar seguirles el rollo.
Pero los problemas de “The Ghost” no acaban ahí. En general, el episodio ha sido algo confuso y abarrotado. El “fantasma” del título no solo se refiere a Robbie Reyes, sino también a Daisy Johnson, que después de los acontecimientos de la tercera temporada es una fugitiva y está atravesando una fase emo. Nuestra querida Quake es una heroína, y sabemos que es buena por naturaleza, por eso resulta tan raro verla de esta guisa y con esta actitud macarra, que chirría mucho con el personaje. No nos cabe duda de que es temporal, que su camino de redención tendrá una meta y recuperaremos a la Daisy de siempre (o incluso a una versión mejorada), pero por ahora choca bastante, y no en el buen sentido. La trama de Daisy para esta primera parte de la temporada está ligada a la de Reyes, al que ya hemos conocido en el primer capítulo. Los efectos digitales para dar vida a su alter-ego demoníaco son excelentes y Gabriel Luna parece buen actor, pero el personaje por ahora es una especie de Punisher de saldo. Veamos cómo se desarrolla.
Por lo demás, “The Ghost” presenta un nuevo status quo dentro de S.H.I.E.L.D. Phil Coulson deja de ser director de la agencia para volver a ser simplemente el Agente Coulson, existe una nueva jerarquía y sistema de seguridad (por colores), donde, sorprendentemente, Jemma Simmons tiene mayor rango que Melinda May. Mientras, Fitz tiene más recursos a su disposición y sus investigaciones dan mayor peso a uno de los temas que la serie pretende explorar este año: la inteligencia artificial. Esta trama conlleva el regreso de Holden Radcliffe (John Hannah) y la incorporación de un nuevo personaje, Aida, IA súper realista interpretada por Mallory Jansen (Galavant). Whedon y Tancharoen han prometido profundizar en los dilemas morales que conlleva la creación de un humano sintético, y a juzgar por la presentación de Aida, esto incluirá un factor sexual. Espero que sepan tratarlo y no se les vaya de las manos.
El salto de tiempo y la cantidad de tramas abiertas hace que reine el caos en este inicio de temporada, pero quizá deberíamos tomarnos “The Ghost” como un piloto en sí mismo y darle un poco de tiempo para que la serie se vuelva a enderezar y encuentre otra vez su voz en este nuevo emplazamiento. Al fin y al cabo, SHIELD siempre ha sido esclava del gran plan, y en lugar de hundirse ante las imposiciones (de la cadena, de Marvel, del discurrir narrativo del UCM), ha sabido usarlas en su beneficio, encauzar todas sus tramas de forma admirable y erigirse como un producto digno y satisfactorio por méritos propios. A pesar del desconcierto inicial, nada indica que esta vez no vaya a pasar lo mismo.