Se apagan las luces del cine y comienza la cabecera del noticiario. Una estridente voz nasal empieza a gritar el texto sobre unas imágenes en blanco y negro de sonrientes mujeres vestidas con unos gastados monos de trabajo que saludan a cámara…
– ¡Mujeres! Ellas han tomado las cadenas de montaje de nuestras potentes fábricas y los pasillos de nuestras oficinas cuando nuestros hombres han tenido que marchar al frente para defendernos de la amenaza nazi. Ellas han arrimado el hombro como nadie para que nuestro país no sucumba y siga prosperando en estos duros tiempos de contienda. Ellas han copado el mundo laboral…
– Por lo que también merecen su espacio dentro de la industria del ocio – piensa para sus adentros el director centroeuropeo que se encuentra en el lateral del patio de butacas – pero nada de ‘chick-flicks’, ni mucho menos una cinta de esas que pasa por los pelos el test de Bechdel o el de Pitufina. ¡Lo que necesitamos son monsergas! Tonterías de esas de las que hablan las mujeres cuando se juntan entre ellas. Ya sé que no contratamos a un perro para escribir ladridos, pero necesitamos a una mujer para que escriba todas esas chorradas…
El noticiario sigue, pero ya no logramos diferenciar nada de lo que dice… el público se desespera y no para de hablar. La película por la que religiosamente han pagado está a punto de comenzar… Abandonamos la sala junto al director…
Tras sus años de correrías junto a sus amigotes del movimiento Dogma (Italiano para principiantes), Lone Scherfig se reconvirtió al melodrama con películas como la aplaudida (y sosa) An Education y la fallida One Day (Siempre el mismo día), un género en el que sigue afianzándose con Su mejor historia: una correcta cinta de época cuya protagonista femenina eclipsa todos los agujeros dramáticos del film, algo parecido a lo que hizo Carey Mulligan en An Education.
Catrin Cole es la mujer elegida para ser la voz femenina del cine británico durante la II Guerra Mundial… pero sin ningún cariz revolucionario, ella ha sido contratada para escribir los diálogos de chicas. Todos los episodios románticos, con sus correspondientes besos castos y miradas de cordero degollado. ‘The Nancy Starling’ está llamada a ser el taquillazo de la temporada y la película que levante los ánimos a los habitantes de un Londres asesiado por los bombardeos. Cole se une al equipo de guionistas formado por el correcto y talludito Raymond Parfitt (Paul Ritter, Inferno) y el joven y talentoso Tom Buckley (Sam Claflin, Los juegos del hambre)… No hace falta decir con cuál de los dos hombres comenzará la bella Catrin un bonito toma y daca romántico… ¿Sorprendente? No. ¿Tópico? Sí. ¿Es justamente lo que queremos que pase? ¡Por supuesto! Su mejor historia se construye en base a los tópicos más universales del cine, tanto como la propia película que Cole y compañía están escribiendo. Una decisión lógica ya que ambas están buscando crear un sentimiento de esperanza en tiempos oscuros.
El optimismo de Su mejor historia es tremendamente idealista y contagioso, pero la directora danesa no pierde de vista tampoco la tragedia, ya que como buena historia basada en tópicos, esta tiene sus episodios más o menos siniestros. Ya sea de la mano de la pareja oficial de Catrin, un egocéntrico pintor herido en la Guerra Civil española (Jack Huston, Ben-Hur) o con algún que otro choque con Buckley. Pero ante esos momentos dramáticos, tenemos el consiguiente alivio cómico, personificado en el ‘comic relief’ británico por excelencia: Bill Nighy (Love Actually). Con sus altos y bajos, Su mejor historia destaca sobre la media de la cartelera gracias al trabajo de una de las mejores actrices británicas de su generación: Gemma Arterton (Byzantium). Una vez más, ella vuelve a ser lo mejor de una película en la que participa y sigue haciendo que nuestras esperanzas por verla recoger un gran premio no se pierdan por el momento. Lo único que le queda es encontrar un proyecto a su altura, tener un poco más de suerte cuando se pone a hacer superproducciones (Quantum of Solace, Ira de titanes, Prince of Persia…) y saber torear a los mirones y cuñaos que tanto abundan en el cine.
Su mejor historia no es simplemente un canto de amor al cine, sino toda una declaración de amor a la mujer trabajadora desde una óptica optimista y feminista. Vamos, como tiene que ser.
David Lastra
Nota: ★★★