Magic Mike XXL es mucho mejor de lo que parece (en serio)

Magic Mike XXL Channing Tatum Matt Bomer

En 2012 vi Magic Mike (¡en el cine!), motivado por la curiosidad y sobre todo por la entrepierna. A juzgar por la picante campaña promocional, la película prometía un espectáculo de striptease masculino orientado sobre todo a pandillas de mujeres con ganas de fiesta y cachondeo. Pero su director, Steven Soderbergh, no concibió la película como una despedida de soltera cinematográfica, sino que sus intenciones eran algo más serias. Bajo la apariencia de producto ligero para una noche loca de verano, Magic Mike escondía voluntad de melodrama social de personajes. Y ahí es donde Soderbergh cometió el primer errorUna película de estas características pedía menos drama, menos intensidad, y más diversión, y el inconsistente acabado final lo confirmaba. Afortunadamente, esto sirvió para reajustar el tono de la imprevisible secuela (donde Soderbergh delega la dirección en uno de sus productores y guionistas habituales Gregory Jacobs) y hacer reset con la intención de ofrecer, esta vez sí, lo que la primera película había prometido sin cumplir.

Por eso, Magic Mike XXL constituye una muy grata sorpresa, una película que mejora la fórmula considerablemente, deshaciéndose del desubicado aire de autoimportancia y drama independiente de autor de la primera entrega para convertirse en una simple comedia de colegas con un único objetivo: divertir al respetable. Sin un solo minuto de aburrimiento, Magic Mike XXL se estructura como una road movie a lo Little Miss Sunshine o Priscilla, reina del desierto, en la que Mike (Channing Tatum), retirado desde hace tres años del mundo del baile, reúne a los Reyes de Tampa (su grupo de strippers, o mejor dicho, “male entertainers”, que es el término menos ofensivo) para una última performance en Myrtle Beach. En un principio dispuestos a tirar la toalla, el grupo de amigos (menos Matthew McConaughey, que se desentendió del proyecto, y Alex Pettyfer, que tuvo un encontronazo con Tatum y no repite) acaba subiéndose a bordo de la autocaravana con Mike, para jubilarse con un último espectáculo legendario en la mayor de las convenciones de strippers. En el camino, los chicos de Mike hacen paradas en varios lugares, donde se reencontrarán con viejas amistades, forjarán nuevas relaciones y examinarán sus frustraciones personales y sueños de futuro más allá del mundo del baile erótico.

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Como decía, sin más pretensión que la de hacer reír y propagar buen rollo, Magic Mike XXL es una fiesta continua, una celebración a la que es imposible resistirse. Su aire relajado y desenfadado es contagioso, e invita a emular a sus intérpretes y dejarse llevar. Los actores se lo están pasando bien y se nota, no hay drama en el ambiente y no hay mucho en juego, de ahí que la película acabe resultando tan fresca y natural. Pero es que además, Magic Mike XXL puede presumir de otros aciertos: principalmente el mensaje de positividad del cuerpo que recorre todo el film, de respeto y compañerismo (sin moñadas), una mayor integración y diversidad (más mujeres con un espectro mayor de edades, razas y físicos, una escena en un club gay), y la práctica ausencia de sexismo o mal gusto. Teniendo en cuenta el tipo de película que es, tiene más mérito todavía.

Ni que decir tiene que, a pesar de todas estas virtudes, lo que el público va a ver principalmente en esta película es a los actores meneando trasero y delantera, y contorsionando sus cuerpazos depilados ante los gritos extasiados de hordas de damas desatadas. Y en ese sentido, Magic Mike XXL tampoco decepciona, claro está. Imposible hacerlo cuando vuelve a contar con las mismas “armas” que ya fueron infalibles en la primera parte (con excepción de los dos desertores mencionados, que tampoco se echan de menos). Nos alegra ver nuevas incorporaciones como la de Donald Glover (en su fase de autobúsqueda artística, dando vida a un DJ/cantante/animador/stripper?), nos divierten las escenas en las que aparecen Andy McDowell (hilarante encuentro entre generaciones) y Jada Pinkett Smith (no por ella, que es muy mala actriz, sino porque sus escenas en el club de Rome son de una exuberancia embriagadora), y nos gusta ver a la omnipresente Elizabeth Banks y a la cada vez más destacable Amber Heard, que por suerte sustituye a aquel palo de una sola expresión que era Cody Horn. Pero aquí el centro del escenario lo sigue ocupando muy merecidamente Channing Tatum, que desprende su habitual carisma de andar por casa y sigue moviendo el cuerpo como nadie (lo suyo es hipnótico). Tatum inaugura la película por todo lo alto, protagonizando una cómplice secuencia de baile espontáneo en su taller que destaca por lo exquisitamente ridícula y autoconsciente que es. Al igual que la (larguísima) traca final, un agotador espectáculo camp que de nuevo, hace que nos preguntemos en qué estaban pensando para no estrenar la película en 3D.

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Mención aparte merece el robaescenas oficial del film, Joe Manganiello, cuya imponente presencia da para momentos de impresión con los que se lleva la película de calle, especialmente la descacharrante secuencia que tiene lugar en la gasolinera a ritmo de los Backstreet Boys, sin duda la más divertida y memorable de la película. De hecho, cuando la vi en el cine, esta escena provocó aplausos y risas como nunca había oído en una sala, y lo mismo ocurrió con otros momentos de humor, que fueron celebrados con carcajadas y vítores. Y ojo, creo que no eran solo las hormonas desatadas del público (con el pavo) al ver los cuerpazos en movimiento o el primer plano de Tatum que abre la película (que desató un suspiro colectivo con el que aun me estoy riendo, por cierto), sino también un sentimiento genuino de diversión, generado por un tipo de comedia muy simple pero efectiva, y una acertada camaradería entre personajes que resulta muy orgánica (con la excepción quizá del personaje de Matt Bomer, arruinado al ser convertido en algo completamente irritante y caricaturesco, tanto que no queda más remedio que acabar riéndose).

Magic Mike XXL es un pasatiempo estupendo, hace gracia, rebosa encanto y, lo mejor de todo, tiene corazón. No es tan fácil hacer una comedia para adultos así (mirad si no el 90% de las que se estrenan al año), y es injusto que su impopularidad default o su naturaleza de producto ligero le reste mérito. Os recomiendo liberaros de prejuicios y darle una oportunidad. Da igual si sois hombre o mujer, o cuál es vuestra orientación sexual. El buen rato está garantizado. Y por si acaso quedaba alguna duda: sí, estoy hablando en serio en todo momento.

Valoración: ★★★★