Crítica: Lost River

Iain De Caestecker Lost River

Lost River es el último lugar perdido de la mano de Dios, un decadente suburbio prácticamente desierto de las afueras de Detroit en el que sobreviven a duras penas los pocos que no han conseguido, o no han querido salir de los escombros que ha dejado la crisis. Billy (Christina Hendricks), madre de dos hijos, se aferra a los recuerdos como puede, negándose a abandonar una de las pocas casas que aún quedan en pie en aquel desolador “páramo yermo”. Para hacer frente a los meses de alquiler que debe y evitar el desahucio, Billy acepta un extraño trabajo en un misterioso local de la ciudad, donde los espectáculos nocturnos son una fusión de variétésgore para el goce de los morbosos asistentes. Bones (Iain De Caestecker), el hijo mayor de Billy, también pone de su parte para ayudar a su familia, recorriendo Lost River en busca de cobre para vender, lo que hace que se coloque en el punto de mira de Bully (Matt Smith), el sádico rey autocoronado de las calles de Lost River.

Bones tiene una vecina, Rat (Saoirse Ronan), llamada así porque su mascota es una rata, Nick. Rat es la típica “vecina de al lado”, la chica que nuestro protagonista observa embelesado a través de su ventana, que escucha cantar una hermosa melodía al teclado Casio en medio de la madrugada. Bones y Rat son solo dos adolescentes que ven con mirada triste y desapego cómo el mundo se derrumba a su alrededor. Las ruinas ya son su hogar, pero como todos, “están buscando una vida mejor y quizá la encuentren algún día“. Para encontrarla, primero hay que salir de Lost River, y para salir de Lost River es necesario escapar de depredadores, de los monstruos en la oscuridad que la aíslan del resto del mundo (si es que este existe), y en última instancia, romper una maldición en una ciudad que, según la leyenda, se encuentra sumergida bajo el agua.

Lost RiverRyan Gosling debuta en la dirección con un potente trabajo cinematográfico con madera de culto que no obstante manifiesta los típicos vicios propios de un realizador primerizo. Rodada el mismo año en el que protagonizó su segundo film para Nicolas Winding Refn (la injustamente vilipendiada Solo Dios perdona), Gosling parece totalmente atrapado por el embrujo de pesadilla y neón creado por el director de Drive. Efectivamente, Lost River supone un caso flagrante de imitación en todos los aspectos: lenguaje, tono, atmósfera, fotografía, música (firma la excelente banda sonora Johnny Jewell, uno de los compositores adicionales de Drive). Pero aunque Gosling no tenga reparo alguno en mimetizar a su amigo (y por extensión a otros tantos), la historia de Lost River (también escrita por él) discurre por caminos más adyacentes a la fábula y el cuento, dejando entrever un gusto por lo macabro y lo infantil que el actor ya exploró en su proyecto musical, Dead Man’s Bones (el nombre del protagonista de Lost River es de todo menos casual). Es decir, Gosling asimila a Refn como principal referente en eso de hacer cine, pero pone lo que ha aprendido junto a él al servicio de su propia visión.

Y su visión compone una imaginería fantástica de violencia y romanticismo que encierra un relato minimalista, quizás algo inconexo en lo narrativo debido al énfasis en el estilo por encima de la sustancia, pero envolvente de principio a fin, y repleto de planos en los que se respira amor por el cine (los ecos a La noche del cazador resuenan con fuerza). La ópera prima de Gosling evidencia a un cineasta ingenuo, pero en consecuencia entusiasta y enérgico, un director que posee una palpable conexión con sus actores (el reparto al completo está perfecto) y sabe exactamente cómo dar forma al perturbador paisaje onírico que ha diseñado (aunque sea con las herramientas de otros). Más allá de la evidente parábola post-apocalíptica sobre la desangelada ciudad de Michigan después de la bancarrota, Lost River es un hipnótico y bizarro cuento de medianoche a medio camino entre Lynch y Argento, una historia gótica sumergida en el (ir)realismo mágico que se experimenta y se recuerda como un sueño, y cuyas imágenes se quedan grabadas en el subconsciente.

Valoración: ★★★★