Crítica: 13 horas: Los soldados secretos de Bengasi

John Krasinski 13 horas

Texto escrito por David Lastra

Si Steven Spielberg inventó los sueños George Lucas el espacio, Michael Bay inventó las explosiones. Dueño y señor de la saga Transformers, domador de asteroides a ritmo de Aerosmith en Armageddon, planificador de fugas imposibles en La roca, amplificador del swag genético de Will Smith con Dos policías rebeldes y creador de una de las mejores comedias de acción de la década, la infravalorada Dolor y dinero… el nicho televisivo de El peliculón de la semana está hecho para él o para alguna de sus producciones marca de la casa (véase Ninja Turtles Project Almanac). Únicamente Roland Emmerich sería capaz de competir en su liga de explosiones, palomitas y momentos WTF tremendamente ridículos y disfrutables. Parece ser que el maestro Bay necesitaba nuevas emociones y por eso intenta abrazar el llamado ‘cine serio’ antes de embarcarse en la enésima entrega de los coches que se transforman en robots.

13 horas: los soldados secretos de Bengasi es el intento tremendamente fallido de Michael Bay por acercarse al cine más académico. No seré yo el que critique su acto de supuesta valentía tras tantos años de carrera, todo lo contrario, aplaudí su paso a la comedia (género que había tocado de manera transversal en numerosas ocasiones) y me disponía a ver con buenos ojos su primera película bélica al uso. El problema es que el realizador demuestra con creces no solo que no está capacitado para llevar a cabo un producto audiovisual de este tipo, sino que intenta emular a la mayor eminencia cinematográfica del género bélico en las últimas décadas: Kathryn Bigelow. 13 horas. Los soldados secretos de Bengasi copia la forma narrativa de esa obra maestra llamada Zero Dark Thirty e intenta convertir al grupo de soldados apostados en Bengasi en el carismático grupo de En tierra hostil, por lo que la comparación y mi consiguiente cabreo está completamente justificado. Mientras que las películas de Bigelow son un ejemplo de narración, ritmo, épica, sentimientos y portentosas interpretaciones (a Jeremy Renner y, especialmente, a Jessica Chastain les robaron sendos Oscars Jeff Bridges13-horas-los-soldados-secretos-de-bengasi-michael-bayJennifer Lawrence, respectivamente), el film de Bay es un burdo panfleto propagandístico (no obviaré con esto el nacionalismo de los films de Bigelow, pero además de alguna que otra autocrítica, qué bien que nos lo cuela), con unos personajes extremadamente planos (hasta para el cine de Bay), más de un momento sonrojante (las frases lapidarias de los personajes son el horror) y una trama que por mucho que quiera convertir en cinematográfica no da ni para una intro de un episodio de relleno de Homeland.

Es cuasi imposible la tarea de hablar de interpretaciones en 13 horas: los soldados secretos de Bengasi, ya que la descripción de cada personaje no supera el renglón y medio. Es una pena que John ‘Jim Halpert’ Krasinski siga sin tener suerte en su elección de proyectos en la gran pantalla, aunque también hay que decir que no es que haga mucho por luchar por su personaje. Suyo es el mínimo peso dramático de la película y demuestra que no sabe qué hacer con ello. Completan el cuerpo de soldados, los televisivos Pablo ‘Pornstache’ SchreiberDavid Denman (antiguo compañero de Krasinski en The Office), Dominic Fumusa (Nurse Jackie), Max Martini (RevengeThe Unit) y James Badge Dale (24The Pacific). Todos intercambiables e insustanciales, no siendo ese el mayor problema sino que el gran fracaso viene en los pocos momentos en los que intentan diferenciarlos a base de clichés (fotos familiares y demás anécdotas graciosillas,…). Ah, y también hay una mujer, que podría ser fácilmente intercambiable por una piedra y/o un sapo con peluca rubia.

13 horas: los soldados secretos de Bengasi es la película que Kathryn Bigelow nunca haría. Por respeto a los Estados Unidos y a la inteligencia del espectador medio.

 Valoración: ★½