Crítica: Una chica vuelve a casa sola de noche

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La ópera prima de Ana Lily Amirpour después de su multipremiada trayectoria en el mundo del cortometraje es una de las sensaciones festivaleras del pasado año. La directora estadounidense de origen iraní toma la arriesgada decisión de adentrarse en el sobre-explotado universo de los vampiros para demostrar que, a pesar de lo hastiado del género, aún quedan formas de innovar en él.

girl walksUna chica vuelve a casa sola de noche (A Girl Walks Home Alone At Night) es un soberbio ejercicio de estilo y minimalismo narrativo en el que Amirpour demuestra una sensibilidad estética muy particular, fusionando terror y western en las páginas de una novela gráfica en movimiento. Se trata de una historia clásica (chico conoce vampira) con ecos a David Lynch y Jim Jarmusch (que recientemente se aproximó al mismo género también desde un prisma alternativo con Only Lovers Left Alive), y clara voluntad pop, en la que destacan la sensualidad e iconoclastia de sus imágenes (en esplendoroso blanco y negro) y la magnética presencia de sus protagonistas, una vampira hipster/skater con hijab (la revelación Sheila Vand, imposible no enamorarse de ella) y un joven narcotraficante con aires de James Dean, Marlon Brando y James Franco -todos reencarnados en Arash Marandi.

A Girl está repleta de secuencias para el recuerdo (el primer encuentro de Arash, disfrazado de Drácula, con la Chica; su primera visita a la casa de ésta; cualquier aparición espectral de la Chica en las oscuras calles de Bad City) y sublimes instantes musicales. Pero el film de Amirpour es mucho más que un seductor festín visual y sonoro para paladares modernosos, se trata además de una lección de economía narrativaA Girl nos dice mucho con poco (atención a la manera en la que Amirpour desenlaza la historia), y logra pasar como si nada por los tópicos del género, contándonos con dos recursos visuales inteligentemente empleados y sin apenas palabras lo que otras cuentan con 60 minutos de exposición. Una auténtica maravilla.

Valoración: ★★★★

12ª Muestra Syfy de Cine Fantástico de Madrid: Tercera jornada (Domingo)

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Los ojos escuecen, pero las ganas no se desvanecen. Ese podría ser uno de los lemas de La Muestra Syfy. Sobre todo aplicable al domingo, último día de proyecciones. Para el Día de la Mujer, La Muestra nos tenía reservada una interesante sesión doble final: A Girl Walks Home Alone At NightUnder the Skin, la primera dirigida por una mujer, Ana Lily Amirpour, y protagonizada por una vampira con hijab, y la segunda con Scarlett Johansson enseñándonos qué es eso de ser mujer en este incomprensible planeta. Ambas películas son de lo mejor que hemos visto este año y en cualquier edición del Syfy.

Pero antes nos esperaban otras dos cintas, una desconcertante y en última instancia chiflada comedia sueca, y un drama sobrenatural indie que parecía rescatado de las sobras de Sundance. Y también, cómo no, Huesitos. Porque como ya viene siendo tradición todos los años, Leticia Dolera se subió al escenario de los cines Callao para lanzarnos chocolatinas, una de las muchas actividades extra-oficiales de La Muestra que tanto irritan a algunos (Dolera se lo pasa genial leyendo para todos las críticas de los detractores de este tipo de distracciones entre películas). A cambio de los Huesitos, Dolera pidió que prometiéramos ver en el cine su primera película como directora, Requisitos para ser una persona normal. Y como ella es tan maja y tan cachonda, se ha ganado que le hagamos publicidad. La película se estrena en julio y se va a ver antes en el Festival de Málaga, y si refleja de alguna manera la personalidad de la actriz (que también escribe y protagoniza), no deberíamos perdérnosla.

Después de este mensaje de nuestros patrocinadores, paso a reseñaros las cuatro películas que vimos el último día en La 12ª Muestra Syfy. Inventores locos, fantasmas víctimas de bullying, vampiros iraníes y… bueno, Scarlett Johansson. Dejémoslo ahí.

 

LFO (Antonio Tublen, Suecia)

LFO_Poster27x40.inddCuando empieza LFO (acrónimo de Low Frequency Oscillation), sabes que estás ante una de esas películas que pueden acabar siendo cualquier cosa. Y por suerte, así es. El segundo film del sueco Antonio Tublen nos presenta a Robert (Patrik Karlson), un hombre que descubre la manera de hipnotizar a las personas utilizando bajas frecuencias del sonido. Con una máquina instalada en su casa empieza a hacer experimentos con sus vecinos, un matrimonio recién llegado al barrio. Al principio, Robert utiliza los tests para ganarse la confianza y la admiración de la pareja, y con la máquina corrige los errores que van resultando de los experimentos. Pero como no puede ser de otra manera, “la cosa” se le va de las manos y se le sube a la cabeza, abusando de su poder para cualquier situación y convirtiendo a los vecinos en marionetas a su merced. LFO posee una cualidad muy inquietante, con una primera parte caracterizada por la incertidumbre y la tensión contenida. Parece que vamos a presenciar un drama de ciencia ficción realista en la línea de Prime, pero Tublen acaba llevando la historia por otros derroteros, y LFO se convierte en una comedia satírica que cada vez se toma menos en serio. En su recta final, LFO se entrega por completo a la pantomima y culmina en un desenlace muy guasón con el que celebramos haber sido sometidos al experimento.

 

Jamie Marks Is Dead (Carter Smith, Estados Unidos)

Jamie Marks is Dead - Poster 01Programar Jamie Marks Is Dead en un festival de cine como la Muestra Syfy es pura provocación. La película de Carter Smith es el blanco perfecto para las mofas, una copia mala de Donnie Darko que se aproxima a temas muy serios como el bullying y sus consecuencias desde un prisma fantástico y con un desafortunado aire de auto-importancia made in Sundance. La historia arranca cuando el chico que da nombre a la película es encontrado muerto. Nadie se acuerda muy bien de Jamie Marks, más allá de su apodo, “Lunático Marks“. Era un chico introvertido, víctima del acoso de algunos de sus compañeros y totalmente invisible para el resto (a pesar de lucir un cuerpazo de atleta que debería ser suficiente para navegar con éxito los pasillos de una high school yanqui). El misterio de su muerte afecta particularmente a otro chaval socialmente inadaptado, Adam (nuestro Cameron Monaghan de Shameless), lo que le une a una chica tan súper-única-y-alernativa-y-especial que colecciona rocas (Morgan Saylor, superando en irritante a su detestada Dana Brody de Homeland), junto a la que ve al fantasma de su compañero muerto.

Jamie Marks Is Dead es una tosca alegoría de la diferencia y la dificultad para encajar de algunos adolescentes, y en concreto de la homosexualidad en el instituto, pero toda la trascendencia de estos temas se desvanece entre diálogos de una cursilería insoportable, una falsa capa de profundidad psicológica y una sarta de tópicos (el prota lee El guardián entre el centeno, por favor…) y metáforas dolorosamente obvias y predecibles. Al final, todo queda en bochornoso fan fiction gay de Harry Potter (por el innegable parecido del chico muerto con el mago de J.K. Rowling) con ínfulas de libro de autoayuda para teenagers.

 

A Girl Walks Home Alone At Night (Ana Lily Amirpour, Estados Unidos)

GIRL_POSTER_V9_outlined_0915La ópera prima de Ana Lily Amirpour después de su multipremiada trayectoria en el mundo del cortometraje es una de las sensaciones festivaleras de la pasada temporada. La directora estadounidense de origen iraní toma la arriesgada decisión de adentrarse en el sobre-explotado universo de los vampiros para demostrar que, a pesar de lo hastiado del género, aún quedan formas de innovar en él. A Girl Walks Home Alone At Night es un soberbio ejercicio de estilo y minimalismo narrativo en el que Amirpour demuestra una sensibilidad estética muy particular. Se trata de una historia clásica (chico conoce vampira) con ecos a Jim Jarmusch (que recientemente se aproximó al mismo género desde un prisma alternativo con Only Lovers Left Alive) y clara voluntad pop, en la que destacan la sensualidad e iconoclastia de sus imágenes (en esplendoroso blanco y negro) y la magnética presencia de sus protagonistas, una vampira hipster/skater con hijab (la revelación Sheila Vand, imposible no enamorarse de ella) y un joven narcotraficante con aires de James Dean, Marlon Brando y James Franco (todos reencarnados en Arash Marandi). A Girl está repleta de secuencias para el recuerdo (el primer encuentro de Arash, disfrazado de Drácula, con la Chica; su primera visita a la casa de ésta; cualquier aparición espectral de la Chica en las oscuras calles de Bad City), pero el film de Amirpour es mucho más que un festín visual para paladares modernosos, se trata además de una lección de economía narrativaA Girl nos cuenta mucho con poco, y logra pasar como si nada por los tópicos del género, contándonos con dos recursos visuales inteligentemente empleados y sin apenas palabras lo que otras cuentan con 60 minutos de exposición. Una auténtica maravilla.

 

Under the Skin (Jonathan Glazer, Reino Unido/EE.UU./Suiza)

Under the Skin - Poster 02Ya se ha escrito todo sobre Under the Skin, así que seré breve. La película de Jonathan Glazer fue una de las más aclamadas del año pasado, hasta el punto de que se llegó a pensar que tendría presencia en la última edición de los Oscar, a pesar de su carácter altamente experimental y arriesgado. No fue así (su increíble banda sonora, sin la que no se entendería la película, sí se llevó premios para llenar un estadio), pero mientras nos olvidamos de la mayoría de películas de 2014, Under the Skin tiene la capacidad para quedarse dentro y no salir de ahí nunca (no voy a hacer el juego de palabras con el título, porque ya no hace falta). Under the Skin no es una película propiamente dicha, es una experiencia, un trance visual y sonoro en el que nos sumimos desde su hipnótico comienzo hasta su desgarrador final, y del que cuesta despertar una vez empiezan los créditos finales. Pero al igual que con A Girl Walks Home Alone At Night, no podemos dejar que su impresionante factura estética y el arrebatador poder de sus imágenes nos distraiga de la maestría con la que se nos cuenta la historia de su protagonista. Porque es muy fácil pasar por alto el sutil trabajo de Glazer construyendo la minimalista trama o la desarmante interpretación de Scarlett Johansson completando sus huecos a base de delicados matices, pero no debería ser así. La actriz, cuyo 2014 será recordado como uno de los más importantes de su carrera, deslumbra y atrapa con uno de los personajes más fascinantes del cine reciente. Under the Skin fue el broche de oro para la Muestra, y desde aquí quiero dar personalmente las gracias a sus organizadores por darnos la oportunidad de ver esta obra de arte en pantalla de cine.