Crítica: A 20 pasos de la fama

A 20 pasos de la fama

Texto escrito por Daniel Andréu

Puede parecer muy fácil realizar un documental que levante el espíritu, la moral, la alegría y todo lo que se pueda levantar, pero hay que saber hacerlo. Quizás la más reciente ganadora del Oscar a Mejor documental A 20 pasos de la fama (20 Feet from Stardom) no sea mucho más que eso, un simple documental buenrollista, pero cumple perfectamente su función sin mayores pretensiones.

El documental de Morgan Neville cuenta la historia de las más importantes coristas que trabajaron con las estrellas de rock desde los años 60 hasta la actualidad. Desde el principio nos adentramos en los sueños, las aspiraciones y las decepciones de estas cantantes, siempre a la sombra de grandes figuras de la música, pero tan importantes como estas. La película no es una simple labor de búsqueda de archivo, sino que las propias protagonistas de la historia aportan su perspectiva desde la actualidad. Nada menos que la grandísima Darlene Love es la que inaugura este desfile de mujeronas. Por si fuera poco, todo el metraje está repleto de declaraciones recientes de gente como Bruce Springsteen, Mick Jagger, Sheryl Crow, Sting o Bette Midler entre otros, y de interesantísimas imágenes de archivo de David Bowie o Tina Turner, que seguramente no quisieron participar.

20 feet from stardomA 20 pasos de la fama refleja de manera correcta, si bien no demasiado profunda, todo lo que significaron estas artistas en el mundo de la música. Desde el principio se insiste en el gran sueño de estas mujeres, en su lucha por alcanzarlo, pero casi siempre desde un prisma positivo, dejando casi totalmente de lado la cara más amarga de la profesión -situaciones precarias, menosprecio de las discográficas, disputas raciales.

Eso sí, el documental nos cuenta momentos clave del boom de las coristas, como las jugarretas que Phil Spector le hizo a Darlene Love, o el hecho de que esta misma acabara limpiando hogares de gente con dinero hasta que se dio cuenta de que tenía que retomar su vocación. Sin embargo, y aparte de un par de historias más, son solo pinceladas dentro del conjunto, lo que hace que el documental se quede en una sucesión de anécdotas y curiosidades para hacer sonreír al espectador. Con un mayor equilibro entre los pros y los contras de la profesión de corista, con una mayor cantidad de trapos sucios, este largometraje habría quedado mucho más completo.

La transición entre el pasado y el presente de las coristas se hace a través de la figura de Judith Hill, una joven promesa que ha trabajado con cantantes de la talla de Stevie Wonder, Elton John y Michael Jackson. Es curioso observar la diferencia entre las coristas de los 60 y 70 y las modernas, aquellas mostrando siempre una actitud de orígenes humildes, y esta (Hill) mucho más prepotente, hasta el punto de hacer una burla nada necesaria ni justa a Kylie Minogue.

En A 20 pasos de la fama asistimos al ascenso (y ocasional caída) de una clase de artistas que no siempre tenemos en cuenta. A pesar de ofrecer una visión más optimista de lo que claramente es la realidad, les hace un justo homenaje y les da una visibilidad totalmente merecida. Es inevitable salir de la sala chasqueando los dedos con una sonrisa en la cara y mucho amor en el corazón.

Valoración: ★★★½