[Crítica] Cazafantasmas: Más Allá – Relevo generacional

Cazafantasmas hace borrón y cuenta nueva. La emblemática saga fantástica regresó en 2016 con un reboot que no fue bien recibido (por decirlo de forma suave) y ahora, lo vuelve a intentar con una nueva entrega que hace como si aquella película nunca hubiera existido, tomando una nueva y clara dirección: hacia el pasado. Cazafantasmas: Más Allá recupera el espíritu de la primera película y funciona como homenaje y continuación directa, estableciendo un puente entre los 80 y las nuevas generaciones.

Desde que tuvimos noticias de ella, la película ha sido constantemente comparada con Stranger Things. Es más, cuando se publicó su primer avance, la popular serie de Netflix se volvió tendencia inmediatamente en Twitter. Lo cierto es que la comparación es lógica e inevitable. Aunque Stranger Things no inventara la nostalgia ni los 80, sí puso de moda cierta forma de encapsular el pasado para el público del presente, un estilo que también podemos detectar en Cazafantasmas: Más Allá.

Pero si bien es fácil hacer ese símil, no debemos olvidar quién está detrás de las cámaras. La película está dirigida por Jason Reitman (Juno, Young Adult), hijo de Ivan Reitman, el director de las dos primeras entregas. Y no solo eso, sino que según ha desvelado el realizador, su padre estuvo presente todos los días en el rodaje, supervisando el proyecto como productor y asegurándose de que Jason se mantenía fiel a lo que él creó hace 40 años. Es decir, aunque a veces pueda parecer lo contrario, este ejercicio de nostalgia es genuino y viene de primera mano.

Afortunadamente, aunque el reboot de 2016 (que siempre defenderé) no saliera como se esperaba, Cazafantasmas: Más Allá no sucumbe del todo a los trolls que se quejaron de que la película estuviera protagonizada por mujeres y pone al frente de su nueva generación de cazafantasmas a una niña: Mckenna Grace, el portento juvenil a la que hemos visto entre otras cosas en Un don excepcional, El cuento de la criada y haciendo de la versión infantil de muchos personajes (Capitana Marvel, Sabrina, Yo, Tanya, La maldición de Hill House).

Cazafantasmas: Más Allá es la historia de una familia formada por una madre soltera (Carrie Coon) y dos hijos, Phoebe (Grace) y Trevor (Finn Wolfhard, miembro de la pandilla de Stranger Things y línea directa con la serie de Netflix). Los tres se mudan a un pequeño pueblo donde descubrirán su conexión con los orígenes de los cazafantasmas y el legado que le han dejado. Phoebe es una niña extremadamente inteligente, amante de la ciencia y bastante torpe socialmente que, junto a su nuevo amigo, un chico aficionado a los podcasts llamado Podcast (Logan Kim), descubrirá qué la une a los cazafantasmas y se enfrentará a la llegada de viejos y nuevos espíritus, como antesala del cumplimiento de una inminente profecía que pone el mundo en peligro.

En Cazafantasmas: Más Allá, Jason Reitman establece un claro paralelismo entre la historia de Phoebe y su propia experiencia como director de la secuela. La película gira en torno a la idea de las nuevas generaciones recogiendo el testigo de las anteriores, y el propio Reitman ha expresado en más de una ocasión sus dudas a la hora de coger la mochila de protones y continuar lo que hizo su padre hace cuatro décadas. Pero ahí es precisamente donde el director encuentra la motivación para asumir el reto; ahí y en su hija de 12 años, que inspiró el papel de Phoebe. Es decir, tres generaciones unidas por una misma idea.

Ahora bien, que Cazafantasmas: Más Allá sea un homenaje lleno de cariño y nostalgia a la original no quiere decir que sea un mero copia/pega. Reitman se ha asegurado de respetar el legado de su padre con un trabajo lleno de cariño y reverencia hacia los Cazafantasmas originales, sin olvidarse de que en el público también estarán las generaciones posteriores a sus fans. De esta manera, Jason reproduce los compases de la primera película, pero le da un enfoque más juvenil y familiar con su nuevo equipo de Cazafantasmas, así como un empaque visual muy en línea con las franquicias actuales, llevando la saga hacia el futuro mientras mira el pasado por el retrovisor.

Uno de los grandes aciertos del film es sin duda el reparto. Ya he mencionado a Mckenna Grace, que básicamente lleva la película sobre sus hombros, y lo hace con la seguridad y el talento que, con tan solo 15 años, ya la caracterizan. Pero también hay que destacar a los mayores, una carismática Carrie Coon como la madre cool de los niños (qué poco la estás aprovechando, Hollywood) y el siempre encantador y simpático Paul Rudd como el divertido profesor de Phoebe. Los dos están tan bien y hacen tan buena pareja que uno se queda con ganas de verlos más.

Cazafantasmas: Más Allá saber qué teclas tocar para contentar al público de todas las edades. Es una película tremendamente divertida de principio a fin, con momentos cómicos verdaderamente inspirados y unos personajes por los que es imposible no sentir simpatía. Y por supuesto, el metraje está lleno de easter eggs para los fans de las películas originales, que se emocionarán al descubrir todos los guiños ocultos y no tan ocultos: la reaparición de populares fantasmas, una graciosa relectura del Hombre de Malvavisco (que ahora siembran el caos de forma adorablemente mini y en grupo), las mochilas de protones, los uniformes y el Ecto-1, desempolvados para servir a sus nuevos dueños, y cómo no, el regreso de caras míticas de la saga.

Ahí es quizá donde la película se tambalea ligeramente. Su recta final es una zambullida de cabeza en la mitología de las películas de los 80 y aunque no se puede negar lo emocionante que es, en cierto modo, acaba lastrando la historia. En el clímax, Cazafantasmas: Más Allá es cuando más se apoya en la nostalgia para buscar la reacción del espectador. Y lo consigue, pero es a base de machacar con su mensaje y con algún que otro regreso al que no se saca todo el provecho que debería. Por eso se recomienda apartar a un lado el cinismo y dejarse llevar, aunque le veamos las costuras.

Es fácil pasar todo eso por alto si pensamos que, en todo momento, el pasado en Cazafantasmas: Más Allá sirve principalmente para dar paso al futuro. Es decir, la secuela toma el relevo de la película original, de manera muy similar a lo que hizo Star Wars: El Despertar de la Fuerza hace unos años, homenajeando su historia para a continuación cedérsela a sus herederos. Con Mckenna Grace al frente de esta nueva generación de cazafantasmas y un universo lleno de posibilidades, este podría ser el nuevo comienzo que estaban buscando, uno que lleve a la saga, ahora sí, más allá.

Nota: ★★★½

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