No soy cristiano, no soy creyente, de hecho soy 100% ateo desde que tengo uso de razón, pero esta semana he oído la voz de Dios, y sorprendentemente se asemeja a la de un crooner que canta por Whitney Houston. Este milagro ha sido posible gracias a La llamada, adaptación al cine del fenómeno teatral del mismo nombre creado por Javier Ambrossi y Javier Calvo, conocidos por su faceta como actores y por ser los creadores de la sensación de Internet Paquita Salas. Recuperando al reparto original, los Javis, como ya se les conoce cariñosamente, llevan al cine su aplaudida obra después de cuatro años de éxito en el Teatro Lara de Malasaña, trasladando de forma intacta toda la magia que ha hecho de ella una parada obligada en el Madrid cultural.
Nos echamos la mochila al hombro (dentro, el bronceador para usarlo de micro y una cinta de cassette con nuestros temas electro latino favoritos), y nos subimos en el bus que nos lleva hasta el campamento cristiano La Brújula, en Segovia. Allí conocemos a María (Macarena García) y Susana (Anna Castillo), dos alocadas chicas en el crepúsculo de su adolescencia castigadas sin excursión por escaparse a un concierto. La hermana Bernarda (Gracia Olayo) llega a La Brújula para salvar el campamento con el poder de la música, concretamente su canción ‘Viviremos firmes en la fe’, mientras que la hermana Milagros (Belén Cuesta), una joven monja con dudas sobre su vocación, ejerce como vigilante y confidente de María y Susana, lo que saca a relucir sus propios sueños musicales, los que abandonó para entregarse a la fe. Una noche, Dios (Richard Collins-Moore) se le aparece a María cantándole canciones de Whitney, lo que marcará el comienzo de un fin de semana inolvidable tras el cual la vida de todas cambiará para siempre.
La llamada llega a las salas de cine precedida de una enorme popularidad en la capital, donde la obra ha creado un auténtico culto entre los aficionados al teatro. Con esta película, los Javis pretenden llevar su creación a un público más amplio, para lo que han efectuado los cambios necesarios para adaptarla al lenguaje cinematográfico conservando toda la esencia de la obra. En la película de La llamada hay nuevas canciones originales, y también nuevos personajes, interpretados por la entrañable María Isabel Díaz (Vis a vis), el siempre eficaz Secun de la Rosa (Aída) y Esty Quesada, la famosa youtuber conocida como Soy una pringada, que sale poco, pero nos deja algunos de los puntazos más hilarantes del film. De la misma manera, el libreto de la obra ha ganado en profundidad, con detalles que ayudan a redondear aun más a unos personajes ya de por sí bastante definidos. Ambrossi y Calvo sacan el máximo partido del medio para enriquecer la historia de estas cuatro mujeres con planos preciosos envueltos en la fotografía impecable de Migue Amoedo, utilizando la cámara y la puesta en escena con inteligencia para descubrirnos matices sobre ellas y sus personalidades que no es posible detectar desde la butaca de un teatro, y que hacen que su sorprendente final adquiera mayor empaque y coherencia.
El resultado de este laborioso trabajo de adaptación es una película casi redonda, un torrente de emociones repleto de diálogos citables para la posteridad, desenfadados números musicales, golpes de humor de una naturalidad pasmosa, y una sensibilidad y energía contagiosas. La llamada sabe cómo tocar la fibra, sabe cómo hacer reír a carcajadas, cómo hacerte chasquear los dedos y mover el pie al ritmo de la música, sabe cuándo es el momento de hacer llorar al espectador, de hacerle reflexionar sobre lo que está viendo y sobre cómo aplicar su valioso mensaje a la experiencia propia. Solo baja la guardia durante los números de Dios, que a pesar de ser esenciales, pueden llegar a interrumpir ligeramente el fluir de la película.
Ambrossi y Calvo ejercen dominio sobre las emociones, pero son las protagonistas las que lo llevan a otro nivel. Cuatro actrices en estado de gracia y en absoluta sintonía que firman con su mejor letra, como los creadores, la carta de despedida a unos personajes que cobraron vida con ellas, abriéndose en canal para interpretarlas por última vez. Y para siempre. Cuatro intérpretes soberbias de las que, aunque sea injusto elegir favoritas, tengo que destacar a Belén Cuesta y Anna Castillo. La primera por su espontaneidad, gracia natural y esa manera que tiene de comunicar y conmover con cada gesto, y la segunda por ser simplemente un portento de la comedia y el drama (qué mirada, qué sonrisa). Castillo es una de las mejores actrices de su generación y en La llamada demuestra que es capaz de hacer cualquier cosa, y hacerlo siempre bien.
El mensaje de La llamada no se puede entender en ningún caso como adoctrinamiento religioso, y más aun si uno conoce a sus directores (comprometidos a derribar el heteropatriarcado, como ellos mismos han declarado), sino como un llamamiento a la tolerancia y a la libertad para ser lo que cada uno es o quiere ser, valores que deberían estar al frente de la iglesia católica, pero que se olvidan a menudo. La llamada es un canto optimista a la vida, a la juventud, a las segundas oportunidades, a los sueños por los que merece la pena luchar, a la amistad y el “amor transformador”, una película rebosante de humanidad, frescura y talento con la que sus creadores nos invitan a tirarnos a la piscina en tiempos de cinismo, a dejar atrás el miedo al “qué pasará” para perseguir nuestra llamada, la que creemos que nos conducirá hacia la felicidad. “Lo hacemos y ya vemos” es el lema que necesitábamos, y La llamada el milagro que hará creer a los más escépticos.
Pedro J. García
Nota: ★★★★
Palito a la iglesia de Fuertecito, no me lo esperaba con lo políticamente correcto que es.
Palito muy pequeñito, ¿eh? 😛
Enhorabuena por tu crítica, me ha encantado. yo he sentido cosas inexplicables e invisibles con esta película y espero que haya mas cine de este tipo. Enhorabuena por tu blog.
¡Muchas gracias, Miguel Ángel!
¡Muy buena crítica! En su día no pude ver la obra de teatro y me alegré mucho cuando me enteré de que harían película. El sábado la vi y salí extasiada del cine por su frescura y por ser extremadamente natural sin pretensiones grandilocuentes, si no una película que canta al optimismo. Me gusta el blog, me quedo por aquí 🙂
¡Muchas gracias por tus palabras, Ariadna! Me alegra que te gustase la película, espero que más gente se anime a verla, porque le alegra el día a cualquiera. ¡Bienvenida!
mil disculpas pero una cagada de pelicula!!
no me la vuelvo a ver nunca mas en mi vida!! vayan a burlarse de otras cosas menos de Dios
asco de pelicula