Teen Wolf: Sin pelo en el pecho

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Teen Wolf marca un antes y un después en la ex cadena musical MTV, liderando una oferta de ficción cada vez más estimulante. Se trata de la relectura en clave de serie del clásico ochentero protagonizado por Michael J. Fox De pelo en pecho, la historia de un adolescente normal y corriente, Scott McCall (Tyler Posey), cuyo mundo cambia de la noche a la mañana tras ser mordido por un hombre lobo y convertirse en un licántropo.

Las diferencias con la película de 1985 son más que sustanciales. Se podría decir que Jeff Davis, creador y showrunner de la serie, ha reimaginado por completo el relato, desechando el desenfado camp de aquella en favor de un tono más serio y afectado, y amplificando el componente terrorífico. Como nos muestra su sofisticada factura digital, el imprescindible elemento autorreflexivo y el uso del lenguaje videoclipero y la música más actual para contarnos la historia de Scott y su pandilla, Teen Wolf es un producto de nuestros días, y la evolución natural de la cadena que lo emite.

Lo que comenzó en 2011 como un tontorrón placer culpable para sofocar las calurosas noches de verano se ha transformado progresivamente en un éxito de culto que ha generado un fandom enfervorizado y ha catapultado la serie a lo más alto del teen horror. Hoy por hoy, Teen Wolf es (salvando las distancias) lo más parecido que tenemos al clásico televisivo Buffy, cazavampiros, serie con la que comparte varios núcleos temáticos, así como ese gusto por utilizar el imaginario monstruoso y mitológico como metáfora de la adolescencia.

Derek FistingComo Buffy Summers, Scott McCall se enfrenta cada día a los peligros que acechan en Beacon Hills, un pequeño pueblo en el que no solo habitan hombres lobo, sino toda clase de criaturas fantásticas. A su vez, debe compaginar la batalla contra las fuerzas del mal con su vida cotidiana como estudiante de secundaria, hijo único y jugador del equipo de lacrosse. Como no podía ser de otra manera, Scott cuenta con la inestimable ayuda de un grupo de amigos, de entre los que destaca Stiles (Dylan O’Brien), personaje favorito del público, que con el tiempo ha desplazado al protagonista y se ha convertido en el principal foco de atención de la serie.

Teen Wolf también es un hiper-hormonado romance adolescente, el de Scott y Allison (Crystal Reed), algo que no puede faltar en una historia de estas características. Claro que con el tiempo la serie se ha ido distanciando de los lugares comunes del género para construir una mitología cada vez más intrincada que desvela una gran ambición creativa.

Si algo diferencia a Teen Wolf del resto de series teen es su entusiasmo y compromiso. También su desarrollado sentido de la estética, siempre en busca del plano más hermoso y explotando la belleza inmaculada del cuerpo (sobre todo el masculino) para gozo de los miles de seguidores que a base de aullidos en Internet, especialmente desde plataforma Tumblr, han convertido la serie en todo un fenómeno de fans.

Pedro J. García

Texto originalmente publicado en el Diario de Nocturna 2014

Crónica: Nocturna Festival de Cine Fantástico de Madrid 2014 – Parte II

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Continúa la locura, las vísceras y el terror en el Nocturna 2014. El miércoles seguimos descubriendo las candidatas de la Sección Oficial y terminamos el día con la premiere de Al filo del mañana (Edge of Tomorrow), la gran sorpresa de la temporada, un trepidante, divertido y absorbente blockbuster de ciencia ficción protagonizado por Tom Cruise y Emily Blunt. Hablaré más detenidamente de esta gran película en mi crítica. El jueves llegó por fin uno de los eventos más esperados del festival, la proyección de La matanza de Texas en celebración de su 40º aniversario, con la presencia en la sala de su director, Tobe Hooper, que recibía el premio honorífico a su carrera. Os cuento todo sobre el coloquio de Hooper y las películas que he visto estos dos últimos días a continuación.

MIÉRCOLES, 28 DE MAYO

The SacramentOFICIAL FANTÁSTICO The Sacrament (Estados Unidos, 2013)

Dirigida por Ti West, realizador entre otras de La casa del diablo, V/H/S, Cabin Fever 2, nos llega la última película producida por el prolífico Eli RothThe SacramentUn fotógrafo de moda visita a su hermana en Eden Parish, un retiro alejado de la civilización donde se ha formado una comuna de fieles que siguen los dictados del Padre. Dos periodistas de la revista VICE (que presta su imagen de marca no sin recibir a cambio una gran promoción y continuos elogios a su forma de hacer periodismo) se unen al fotógrafo para realizar un reportaje sobre Eden Parish. Al principio todo parece idílico y ni siquiera buscando un ángulo negativo consiguen ver qué hay de malo en aquel lugar. Hasta que una madre y su niña les piden que las saquen de allí. Entonces, los periodistas descubren que Padre y sus fieles ocultan algo muy siniestro y se deciden a averiguarlo, aunque esto suponga no salir de allí nunca. The Sacrament no es la típica película que esperas de alguien como Ti West o de un proyecto vinculado a Eli Roth. El mayor acierto del film es su capacidad para generar desasosiego e intriga, sobre todo en la primera mitad del metraje, cuando uno no sabe qué está ocurriendo en Eden Parish. West logra crear una atmósfera de tensión que mantiene hasta que los secretos salen a la luz. Es entonces cuando la promesa se torna en bluff y West pierde el control de su historia. The Sacrament no es una obra fantástica, sino un thriller de suspense basado (extraoficialmente) en el caso de Jonestown, que conmocionó a todo el mundo a finales de los 70, y rodado parcialmente al estilo found footage, uno de los mayores errores de la película.

ExtraterrestrialOFICIAL FANTÁSTICO Extraterrestrial (Canadá, 2014)

En Extraterrestrial, un grupo de adolescentes en su último año de instituto viajan a una cabaña en el bosque para pasar el fin de semana. April (Brittany Allen) conoce el lugar porque solía pasar allí los veranos con sus padres, antes de que se divorciaran. Su novio planea pedirle matrimonio justo cuando ella está planteándose dejarlo. La siniestra cabaña está rodeada de árboles, y solo un camino de entrada y salida, y la única casa cercana es la de un loco obsesionado con los ovnis, interpretado por Michael Ironside. Durante la primera noche, los chicos ven cómo una bola de fuego cae en el bosque, cerca de la cabaña. Cuando se acercan a explorar el lugar del impacto, descubren un platillo volante. Extraterrestrial sigue al pie de la letra las reglas del subgénero de las cabañas en el bosque: los cinco adolescentes que corresponden a los cinco arquetipos (la no-virgen, el jock, el capullo…), la misma estructura narrativa (preparación para el viaje y exposición de conflictos personales, aviso antes de llegar a la cabaña, huída con camino cortado, etc). Solo que en lugar de zombis, aquí tenemos extraterrestres. Todo funciona como un calco de La matanza de TexasEvil Dead y sus herederas hasta que The Vicious Brothers (Colin Minihan y Stuart Ortiz) se salen del guión para sumir la historia en la demencia más absoluta, llegando a llevarla al espacio. No hay palabras para describir la locura en la que se convierte esta película en su tramo final, o “tramos finales”, porque Extraterrestrial parece acabar diez veces. Horriblemente mala y divertida.

SavagedMADNESS Savaged (Estados Unidos, 2013)

Mi primera sesión Madness en el Nocturna 2014. En esta sección tienen cabida las propuestas más bizarras y extremas, como bien indica su nombre. Es el caso de Savaged, de Michael S. Ojeda, una producción indie de bajo presupuesto que hay que ver para creer. En Savaged, una joven sordomuda viaja sola para encontrarse con su novio, con el que ha decidido pasar el resto de su vida. En el camino presencia cómo una camioneta arrolla a un hombre en la carretera, y cuando acude a socorrerlo, es raptada por una banda de paletos psicópatas que la violan y la torturan hasta que la dan por muerta. Sin embargo, un jefe indio la rescata y la resucita, permitiendo que el espíritu de un guerrero apache la posea y la utilice para llevar a cabo su sangriento plan de venganza. Savaged comienza como una sádica cinta de torture porn, pero pronto se convierte en una película de venganza, un slasher en el que la protagonista va matando uno a uno a los hermanos que la torturaron. La locura crece a medida que el metraje avanza, y la magia se apodera del relato, para terminar con un tramo completamente sumido en el melodrama (aunque no desprovisto de sangre y desmembramientos). Una desbarrada total.

JUEVES, 29 DE MAYO

Silent RetreatOFICIAL NOCTURNA Silent Retreat (Canadá, 2013)

Dirigida por Tricia LeeSilent Retreat es la historia de un retiro espiritual en el bosque al que son enviadas chicas jóvenes que han cometido delitos, para ser reformadas y evitar así la cárcel. Janey (Chelsea Jenish) llega al retiro y pronto se da cuenta de que los hombres que lo dirigen están lavando el cerebro a las chicas para convertirlas en mujeres sumisas y esposas decentes y serviciales. Junto a una de las chicas que más tiempo lleva encerrada en el retiro, Janey inicia una revuelta contra los hombres, lo que le llevará a descubrir que en el bosque hay una criatura monstruosa que las acecha. Parece mentira que Silent Retreat sea el segundo largometraje de Lee, que además tiene diez años de experiencia en el corto. La película no hay por dónde cogerla, es una sucesión de escenas mal escritas, supuestamente intimistas y melodramáticas, topicazos mal llevados (ese ventolín) y con las peores interpretaciones que se puedan imaginar. Una cinta inerte, repetitiva, aburrida, cuyo mayor error es tomarse demasiado en serio. Porque si Silent Retreat fuera una sátira, funcionaría, pero no, Lee está absolutamente convencida de que está realizando una gran obra de denuncia. Por si su denuncia feminista (casi feminazi) no estuvieran claras desde el principio, Lee se encarga de que en cada escena sepamos que lo suyo es una historia de girl powerde la manera más tosca y ridícula posible, como si ella percibiera la realidad desde un punto de vista básico y unidimensional (“¿Creían que porque éramos chicas no íbamos a saber cómo hacer funcionar un coche?”). Y por si eso fuera poco, el elemento fantástico es irrisorio, una criatura mal diseñada y peor ejecutada, y una backstory de risa. Basura.

TheTexasChainsawMassacreMAESTROS DEL FANTÁSTICO Tobe Hooper presenta La matanza de Texas (40º aniversario)

Y por fin llegó uno de los momentos más esperados del Nocturna 2014, la proyección del clásico del cine macabro La matanza de Texas, con la presencia en la Sala 1 de los Palafox de su director, el admirado Tobe Hooper. El realizador acudió al festival para recoger su premio homenaje “Maestro del Fantástico“, en honor a su carrera en el cine. El galardón fue entregado por el mismísimo Leatherface antes de la proyección. Hooper se quedó después de que terminase la película para responder a una ronda de preguntas. Durante el coloquio, el realizador nos habló de sus “segundas” intenciones a la hora de hacer La matanza de Texas (la caída de la familia y la América profunda) o de cómo tuvo que arreglárselas para evitar la calificación X. Además, nos contó un par de anécdotas del rodaje que contribuyeron a aumentar el inquietante mito de la película: Según narraba Hooper, el reparto acabó odiándose entre sí, algo que él mismo había provocado, para aumentar la tensión en el rodaje y que se reflejara en la pantalla. La grabación transcurrió bañada en sangre, sudor, vómitos y lágrimas, y los actores acabaron odiándolo a muerte. Las condiciones del rodaje fueron extremas, en muchos casos peligrosas, dando como resultado varias lesiones para los actores. En la escena en la que los hermanos dan a chupar la sangre del dedo de Sally al abuelo, la actriz Marilyn Burns confesó al director 15 años después que como el mecanismo para la sangre no funcionó, pidió que le cortasen de verdad, y lo que chupa el abuelo es sangre real de su dedo.
Sobre la película, ¿qué decir? Que después de ¡cuarenta años! sigue conservando intacta la capacidad para desasosegar, provocar taquicardias y perturbar como ninguna otra, y que verla en pantalla de cine aumenta todas esas sensaciones, hasta el punto de que uno sigue oyendo los gritos de Marilyn y la sierra de Leatherface durante horas. Una obra maestra todavía insuperable.

La cuevaOFICIAL NOCTURNA La cueva (España, 2014)

En La cueva un grupo de cinco jóvenes se van de escapada a Formentera, sin avisar a nadie de dónde van, para desconectar del mundo y relajarse a la vez que se lo pasan bien. Una vez establecido el campamento cerca de una playa, se dedican a explorar los alrededores hasta que encuentran una cueva. Los chicos del grupo proponen entrar y las chicas les siguen, adentrándose cada vez más y confiándose demasiado, cosa de la que por supuesto se van a arrepentir muchísimo. Lo que empieza simplemente como las aventuras de unos treintañeros que no despiertan demasiada simpatía evoluciona de la mejor manera hasta llegar a lo que se propone, la angustia por la supervivencia. Es cierto que la película no tiene nada nuevo que ofrecer al formato found footage y cámara en mano (al estilo de REC o El proyecto de la bruja de Blair), pero cuando algo está tan bien hecho y planeado es algo que se puede pasar por alto. El espectador lo va a pasar mal tanto poniéndose en la piel de los personajes como pensando en el rodaje, que tuvo que ser todo un desafío. La crudeza de las imágenes (con recursos tan vistos como el de la visión nocturna de la cámara) y lo física que resulta cada situación ayudan a alcanzar un punto bastante de agobio y claustrofobia. El final resulta un tanto anticlimático, una decisión diferente habría marcado una gran diferencia. Un aplauso al director Alfredo Montero y a todo su equipo, se agradece que hayan sacado adelante una propuesta así dentro del panorama del cine español. Ese esfuerzo de tres años ha merecido la pena. (Texto de Daniel Andréu)

Texas

 

Crónica: Nocturna Festival de Cine Fantástico de Madrid 2014 – Parte I

posternocturna2014El pasado lunes 26 de mayo dio comienzo la segunda edición del Nocturna Festival Internacional de Cine Fantástico de Madrid, un festival en pañales que sin embargo ya se ha convertido en cita ineludible para todos los aficionados al fantaterror. En palabras del director del Nocturna, Luis M. Rosales, durante la inauguración del certamen, este festival está hecho para cubrir un hueco que nos hacía falta en la capital, uno para congregar a los miles de fans del cine fantástico que durante esta semana llenarán las salas de los Cines Palafox de Madrid. El Nocturna se financia de manera completamente privada, sin subvenciones estatales ni nada por el estilo. Una propuesta sin duda temeraria que todos agradecemos enormemente, y que merece la pena apoyar para que dure muchos años más.

Este año contamos con la presencia de Dario Argento, Tobe Hooper y Jaume Balagueró, maestros del fantástico que recibirán sus premios honoríficos a lo largo de la semana. Además, podremos ver algunas de las películas más esperadas del género en una programación internacional muy ecléctica, asistiremos a la premiere de la muy recomendable Al filo del mañana, tendremos otra imprescindible sesión Phenomena (Los Goonies + Invaders from Mars) y disfrutaremos de eventos para fans de Juego de Tronos y Teen Wolf, con los que el Nocturna presta al fantástico televisivo la atención que merece. Sin más dilación, paso a hablaros de las películas que pude ver durante los dos primeros días del festival (antes de cada título especifico la sección a la que pertenecen).

LUNES, 26 DE MAYO

Blood GlacierPANORAMA The Station (Blutgletscher, Austria, 2013)

Un grupo de científicos alemanes instalados en una remota estación meteorológica de los Alpes alemanes descubren un extraño líquido vírico que está tintando los glaciares de color rojo sangre y provocando extrañas mutaciones en los animales que habitan la zona. Al grupo de científicos se le une una expedición liderada por una política (descacharrante fusión de Angela Merkel y Terminator), que se convertirán en víctimas de las violentas criaturas. El director las oculta en todo momento en planos de oscuridad casi total y montaje epiléptico, para que su aspecto (muy pobre por lo poco que podemos ver) no arruine la película. El film de Marvin Kren es una propuesta diferente, una cinta de terror con elementos de melodrama y acción alocada que resulta en un tono enormemente confuso. Afortunadamente, la premisa y el desarrollo de Blood Glacier es tan absurdo que nos sirve para echarnos unas risas (sea o no esta su intención). A destacar el demencial desenlace, que convierte a la película en una suerte de precuela de Teen Wolf.

p18oueucdmjvnel615oh1o4i1rs3cEVENTO ESPECIAL Juego de Tronos – Visita de Sibel Kekilli

Canal + Series y Nocturna repiten el evento fan de Juego de Tronos que tanto éxito tuvo el año pasado con la visita a Madrid de Natalie Dormer. En esta segunda edición, la invitada especial es Sibel Kekilli, actriz que da vida a Shae en la serie, e intérprete multipremiada por su papel en la aclamada Contra la pared de Fatih Akin. Antes de la proyección del episodio 4×07, la estupenda Isabel Vázquez de Canal + Series realizó una entrevista a Kekilli, que a pesar de que no domina el inglés del todo, lo hizo genial y claramente se lo pasó muy bien -aunque se murió de vergüenza cada vez que había un momento subido de tono en los clips de la serie que pusieron. La actriz alemana de origen turco nos dejó otros momentos muy divertidos: Después de ver con nosotros la escena del juicio de Tyrion, gritó: “Bitch! I hate her.” Nos habló de su relación con el reparto, confesando que con quien mejor se lo pasa es con el actor que interpreta a Lord Varys, y que en la última fiesta que se pegó con Peter Dinklage se bebieron cuatro botellas de vino entre tres. Kekilli también habló de que al principio todos hacían bromas a costa de su inglés, y que ella no se enteraba de nada (por ejemplo, en la primera temporada la invitaron a la wrap party de la serie, y se asustó porque entendió “rape party”). A la pregunta “¿Qué es lo más importante que has aprendido durante tu experiencia en Juego de Tronos?”, Sibil respondió: “Inglés”.

The Zero TheoremINAUGURACIÓN The Zerø Theorem (USA, Rumanía, Reino Unido, 2013)

Para inaugurar el Nocturna 2014 por todo lo alto, a las 22:00h se proyectó la película más reciente del maestro del fantástico Terry GilliamThe Zerø Theorem. En ella, un genio de la informática interpretado por Cristoph Waltz vive “enganchado” a su trabajo en un mundo gobernado por las corporaciones, que vigilan al ciudadano las 24 horas. Qoen vive en una capilla en ruinas y se dedica al último encargo que le ha impuesto la Dirección: descifrar el Teorema Cero, que podía desvelarle el sentido de la vida y de su existencia. “Terry Gilliam vuelve a crear un delicioso paisaje futuro como a él le gusta, sin esparajismos formales pero con un exceso patente en cada plano. La visión de ese futuro imaginado en es muy cercana a la que creó hace casi 20 años en 12 monos. […] Sin haber conseguido una película perfecta, Gilliam ha dado un paso adelante respecto a su anterior trabajo”. Podéis leer la crítica completa de The Zerø Theorem en este enlace.

MARTES, 27 DE MAYO

The Second ComingOFICIAL FANTÁSTICO The Second Coming 3D (China, 2014, premiere internacional)

Cuento asiático de fantasmas sobre una familia atormentada por un espíritu que posee a la hija adolescente y desencadena una serie de revelaciones sobre el oscuro pasado de los padres. La familia Chen se enfrenta a un fantasma que por alguna misteriosa razón quiere hacer daño a los progenitores de la familia, provocando accidentes y sembrando el terror dentro de su residencia. “Inspirada en hechos reales”, The Second Coming 3D es la enésima cinta de terror asiático que insiste en los tópicos de siempre: fantasmas que toman la forma de un niño, secretos del pasado que no se pueden dejar enterrados, y esa extraña percepción sobre las relaciones materno-filiales, que parece obsesionar a todos los directores que realizan este tipo de películas (aunque más que mommy issues, lo suyo es una horrible falta de originalidad). La película es un estrepitoso despropósito sin pies ni cabeza, técnicamente muy deficiente, con un montaje a medio hacer y unos sustos que más que dar miedo, insultan por lo soez de su ejecución. Además, la película utiliza la tecnología 3D únicamente para poner objetos delante del encuadre, suponiendo un desperdicio absoluto de medios. El drama de los Chen es tan afectado, tan telenovelesco que The Second Coming se convierte rápidamente en una comedia involuntaria. Aunque es difícil reírse, o reaccionar de cualquier modo, ante lo que uno tiene que aguantar viéndola.

BeneathOFICIAL FANTÁSTICO Beneath (Estados Unidos, 2013)

Después de la horrible The Second Coming, la norteamericana Beneath (también supuestamente inspirada en hechos reales) sube considerablemente el nivel de la Sección Oficial. La película de Ben Ketai cuenta la historia de un grupo de mineros del carbón que quedan atrapados bajo tierra el día que la hija del jefe decide apuntarse para ver de primera mano el trabajo que su padre ha desempeñado durante 30 años. Después de un accidente, los mineros deben esperar 72 horas bajo tierra mientras el equipo de rescate acude a sacarlos. Sin embargo, una serie de fenómenos extraños empiezan a afectar a los trabajadores, desembocando en una claustrofóbica y terrorífica pesadilla de la que solo uno saldrá vivo. Beneath es un film tremendamente efectivo, una película sencilla y concisa, con buenas interpretaciones, cuya mayor baza es el miedo que provoca lo que no vemos. Ketai juega muy bien la carta de la incertidumbre y la angustia, dando como resultado una película de la que es difícil salir una vez la pesadilla comienza. Será difícil que otra película supere a los sustos de Beneath. Ayer en el absoluto silencio de la Sala 2 de los Cines Palafox se podía respirar la tensión y el terror en el ambiente.

ViyPANORAMA VIY (Rusia, 2014)

Basada libremente en el cuento homónimo de Nikolai Gogol, Viy es una superproducción fantástica al estilo de las grandes sagas épico-medievales que se ha convertido en el estreno más taquillero de la historia del cine ruso. Se trata de la historia de un cartógrafo inglés que llega a un pequeño pueblo perdido de Europa del Este en el que los habitantes, poseídos por el terror a ser consumidos por el mal y el pecado, se defienden de brujas, demonios y demás criaturas mitológicas cavando un gran foso. Pero nada será lo suficientemente grande para librarlos de la maldición y del ataque de las fuerzas oscuras. Esta sinopsis de la película de Oleg Stepchenko no hace justicia, ni remotamente, a lo que es Viy (es más, para saber qué es exactamente lo que cuenta la película y ordenar su mal llamado argumento he tenido que recurrir a Wikilandia). Estamos ante una de esas películas que hay que ver para creer, un horrible festival digital sin pies ni cabeza que estuve a punto de abandonar en multitud de ocasiones durante la proyección. Una historia terriblemente farragosa y larga, con un sentido del humor trágicamente anticuado, un ritmo desesperantemente confuso, y el peor montaje que he visto en mi vida, en la que no se explica la presencia de los británicos Jason Flemyng y Charles Dance (Tywin Lannister). Una auténtica tortura rusa.

Crítica: The Zerø Theorem de Terry Gilliam

The Zero Theroem

Texto escrito por Daniel Andréu

Seguro que no éramos pocos los que asistíamos a la inauguración oficial del II Nocturna Festival Internacional de Cine Fantástico de Madrid atraídos por el nombre y la magia del maestro Terry Gilliam, que se da en pantalla grande cada demasiado tiempo. Afortunadamente, medio año después, Sony Pictures recupera la cinta y la estrena en salas comerciales. Una segunda oportunidad para disfrutar de Gilliam en el cine. Con The Zerø TheoremTito Terry regresa al futuro para contar la historia de un trabajador, una pieza dentro del gigantesco mecanismo de una sociedad pasada de tuercas, que vive obsesionado esperando una llamada que nunca va a llegar, y que conforme deja entrar a gente en su vida, ve cómo esta se va desmoronando. El realizador ha contado esta historia en diversas ocasiones ya, en 12 Monos o sobre todo en Brazil. Esta última ya fue una visión gilliamizada de la célebre novela de George Orwell 1984, pero The Zerø Theorem comparte incluso más puntos en común con aquel clásico literario. El anterior largometraje de Terry Gilliam, El imaginario del Doctor Parnassus (2009) tuvo un problema principal que fue el abuso de los efectos digitales. Este error se ha enmendado con su nuevo film, pero se ha vuelto a cometer otro que lastra el conjunto. Se trata del guión. Pat Rushin firma su primer trabajo para la gran pantalla, y aunque imparta clases de escritura creativa en la universidad, en este negocio todavía es un principiante. Su principal pecado a la hora de escribir el libreto ha sido estar pensando desde un principio en que lo iba a dirigir Gilliam, queriendo imitarle en todo momento, lo que provoca un choque negativo que hace que la película en general se quede a medias. Con un director así hay que dejar que la absorción de la historia se haga de forma natural. Desde la primera escena ya se nota demasiado el esfuerzo que hace el guionista por llevar a la pantalla las marcas de un autor que no es él, por ser el más absurdo, el más barroco, el más inventivo. En ese intento por crear un mundo futuro lo más enrevesado posible, Rushin se pierde, al igual que se pierde intentando abarcar demasiado. Es una pena porque la película tiene unas cuantas ideas que habiéndose centrado un poco más habrían dado mayor fruto, como el propio “Teorema Cero”, la locura del protagonista o la organización de la sociedad.

Zero

Terry Gilliam vuelve a crear un delicioso paisaje futuro como a él le gusta, sin esparajismos formales pero con un exceso patente en cada plano. Como señalábamos, la visión de ese futuro imaginado en es muy cercana a la que creó hace casi 20 años en 12 Monos. Por aquel entonces se trataba de un futuro post-apocalíptico, pero en The Zerø Theorem podríamos pensar que estamos viendo las mismas calles de esa Philladelphia del año 2034, solo que con muchas pantallas y con más gente caminando por ellas. Aunque no haya apocalipsis, se nota que la decadencia y la ruina han avanzado tanto como la tecnología. A un admirador como yo le gustaría pensar que los paralelismos con aquella obra maestra de 1995 no son casuales, como la iglesia en ruinas en la que vive el protagonista, que podría ser el centro comercial abandonado que visita James Cole en su primera expedición a la superficie, el aparato cilíndrico que guarda los tubos de datos que es casi idéntico a la máquina del tiempo en la que viaja Cole… O algo que me puso los pelos de punta, el personaje que llama Bob a todo el mundo, justo lo que hacen el mendigo de 12 Monos y la locura interior del Personaje de Bruce Willis. Este futuro se afronta desde una actitud de viejo cascarrabias que conoce pero no acepta el tiempo al que nos dirigimos. Demuestra más claramente su postura en esas fiestas tan ultramodernas como añejas en las que todo el mundo está con su tablets y sus auriculares individuales. Acostumbrados a otras representaciones más estilizadas, esto puede parecer menos natural, pero también es un futuro más probable.

Qoen Leth

Otra parte importante de la película son sus actores, un Christoph Waltz que no sabe darle autenticidad y naturalidad al desequilibrio que requiere su Qoen Leth. Brillan más sus compañeros, destacando el joven Lucas Hedges, que junto a Mélanie Thierry y el resto de secundarios se integran en el filme mejor que Waltz. Pero tampoco hay que quitarle todo el mérito al oscarizado actor alemán, que realiza un trabajo correcto que consigue llegar al corazón con su necesidad de afecto, que es a lo que se reduce todo finalmente. A él le tenemos que agradecer esa playa virtual, escenario de la secuencia que consiguió ponerle los ojos húmedos a un servidor: Qoen Leth entrando en el agua y cogiendo el Sol con sus manos para crear un bello atardecer al ritmo de la versión de “Creep” cantada por Karen Souza. Puro Gilliam. Entre tanto vaivén de llegar y no llegar a su objetivo, The Zerø Theorem sí que es capaz de dejar una sensación de tristeza y desasosiego en el espectador que se deja llevar, y eso es fruto del trabajo colectivo capitaneado por Gilliam que, sin haber conseguido una película perfecta, sí que ha dado un paso adelante respecto a su anterior trabajo. Esperemos que ensaye bien su reunión con los Monty Python y que cuando termine se ponga manos a la obra para entregarnos de una vez su versión de Don Quijote.

Valoración: ★★★★

Mad Men 7.07 “Waterloo”

Mad Men Waterloo

La Luna es de todos

En cierto modo seguimos sentados a la mesa de Burger Chef junto a Don, Peggy y Pete. “Waterloo“, la mid-season finale de Mad Men (nos vemos en 2015) continúa explorando el amplio concepto de familia que desarrolló en el episodio anterior, para levantar un final alrededor de un (otro) acontecimiento histórico que cambiará el mundo para siempre: el primer alunizaje el 20 de julio de 1969. En “Waterloo” observamos, casi como si estuviéramos llevando a cabo un estudio antropológico, a los distintos núcleos familiares de Mad Men sentados al televisor, reunidos para presenciar el primer paso del hombre en la Luna, el último y definitivo símbolo a finales de los 60 de que el futuro ya ha llegado. Un instante eterno cuya trascendencia resuena en el silencio más absoluto y elocuente de los personajes.

Una de esas familias que cenan viendo cómo Neil Armstrong hace historia es la de los creativos de Sterling Cooper & Partners, que se han embarcado en una última aventura aérea (no hay duda, Mad Men está “redefiniendo el término primera clase“) para vender su anuncio de televisión a Burger Chef y captarlos como clientes. Antes del viaje, Jim Cutler entrega a Don un aviso por incumplimiento de contrato. En este episodio, Cutler actúa más que nunca como si fuera el villano de la función -aunque sabemos que en el fondo lo que pasa es que él es quien menos reparos tiene en mostrar abiertamente sus prioridades, seguido muy de cerca por Joan. El aviso lleva a Don a evaluar su futuro en la agencia, y también el de Peggy. En un precioso y desinteresado gesto (desinteresado, pero no exento de la satisfacción de volver a desobedecer las órdenes de Cutler & co.), y con el bache entre los dos definitivamente atrás, Don cede la presentación a Peggy, abrazando así el cambio y reconociendo la importancia de su trabajo en la agencia, así como el largo camino que ha recorrido -“Nunca has visto una presentación mía” “He oído cosas”. La sincera mirada de orgullo que Don regala a Peggy es mucho más que un testigo profesional, es el momento más importante de su relación.

Mad Men Waterloo Burger Chef

Peggy se lamenta porque no hay alcohol en su habitación del hotel para calmar los nervios –Elisabeth Moss debería romper la norma y llevarse el Emmy a mejor actriz cómica y dramática por la misma serie. No importa, al día siguiente Peggy realiza una presentación impecable, de las que ponen los vellos de punta, un discurso tan desnudo y vulnerable como calculado y profesional. Una historia llevada a su terreno, redimensionada por su dulcemente asertiva voz, en la que canaliza su dolor personal (la acongojante despedida de su vecino, que simboliza una vez más su renuncia a la maternidad años atrás), y conecta con el acontecimiento que unió a todo el país la noche anterior para entonar un pitch perfect. Como una prodigiosa narradora, como una publicista aún mejor. Es decir un pequeño paso para el hombre, un gran paso para la mujer.

Lo que lleva a Don a retirarse de los focos es una serena y melancólica conversación telefónica con su mujer, una despedida ahogada por la derrota del matrimonio, por el que Megan ya no puede luchar más y que Don finalmente acepta, no sin antes recordarle (la naturaleza de) su amor por ella: “Siempre cuidaré de ti“. Gracias a las palabras de su mujer, Don comprende que el último movimiento de ficha de Cutler para deshacerse de él podría ser la señal definitiva para asumir que va siendo hora de pasar página, algo que ella necesita hacer con su relación. Pero ya sabemos que si hay algo por lo que Don cree que merece la pena luchar es por su trabajo, por aquello que le ha propiciado la fachada bajo la que vive desde que dejó de ser Dick Whitman. Por eso recurre a su amigo Roger, que orquesta una suerte de golpe de estado para ayudar a Don a recuperar su status en la agencia mientras él conserva su lugar en la cadena de mando. Se trata de una nueva fusión empresarial, una compra externa que garantiza la inmunidad de Don, y hace millonarios a los socios. Joan y Pete, con símbolos del dólar en sus ojos, aceptan encantados la oferta; Ted, abatido porque desea abandonar el mundo de la publicidad, no tiene más remedio que comprometerse cinco años más con la vida de la que necesita huir -“No tienes que trabajar para nosotros, pero tienes que trabajar”; y Cutler opone resistencia, pero acaba votando al partido ganador, porque “es mucho dinero” (lo que decíamos de las prioridades). Por otro lado, Harry Crane, oficialmente el saco de boxeo de la agencia, se pierde la fiesta por poco, para gozo de Roger y los demás (nosotros incluidos).

Mad Men Waterloo Cooper

El último voto, el de Bertram Cooper, queda nulo por su repentina muerte durante la noche de la llegada del Apolo 11 a la Luna. Según cuentan, el tierno y pintoresco Cooper fallece en el sofá, junto a su familia (la criada) y después de haber oído el que probablemente sea el mejor eslogan de la historia (“Un pequeño paso para el hombre, un gran paso para la humanidad”). Cooper se marcha de SC&P cuando la agencia ingresa en una nueva etapa de cambios estructurales, contribuyendo a ellos (técnicamente no es una season finale, pero esto nos indica que en realidad lo es), y Matthew Weiner nos tiene reservada una despedida para el personaje que será difícil olvidar. En la última escena de “Waterloo”, Don vuelve a estar en lo más alto, vuelve a ser el Don Draper triunfador, el que todos respetan y admiran, pero la ilusión dura muy poco. En una visión que vuelve a conectar a Don con la muerte, Cooper se le aparece como fantasma y le dedica un número musical (¿cuando las ensoñaciones se vuelven más vívidas y estrambóticas quiere decir que está más cerca de Ella que nunca?) En lo que es un homenaje a la etapa profesional de Robert Morse como actor de Broadway, Cooper protagoniza un optimista y a la vez agorero número musical coreografiado ante la atónita mirada de Don, bajándole de la nube y recordándole que “la Luna es de todos” y “las mejores cosas de la vida son gratis“. Sin ir más lejos, una de esas cosas es aquel “te quiero” de Sally, a la que su padre llama en la familiar noche del 20 de julio. Puede que Don haya conseguido lo que quería, pero, ¿es lo mejor para él? Esa niña que es “muchas personas” pero empieza a saber quién las lidera y encuentra su camino, que se hace mujer y mimetiza a su madre al fumar pero conserva la determinación y autoridad de su padre (Sally besa al nerd, no al jock) lo es.

Con la secuencia musical que cierra “Waterloo”, Mad Men nos recuerda que las mejores series son aquellas que poseen (y conservan a lo largo de los años) la capacidad para sorprender, y no cabe duda de que estamos ante una de las series más consistentemente sorprendentes de la historia de la televisión. Este año hemos confirmado que con Mad Men podemos llorar (por todas las razones del mundo), reír (a carcajadas)… y, por qué no, también bailar. Así que para celebrar el fin de esta etapa y pensar en “lo mejor de la vida”, apagad la tele. Y danzad, danzad, malditos.

Crítica: X-Men – Días del futuro pasado

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Se dice pronto, pero hace ya 14 años que arrancó la saga cinematográfica de X-Men. Allá por el lejano año 2000 (técnica, estética y espiritualmente todavía en la década de los 90), Bryan Singer realizaba una de las películas clave para entender el actual fenómeno imparable del cine de superhéroes. Le sucedía una secuela, X-Men 2 (2003) -también dirigida por él-, que a día de hoy conserva su reputación como una de las mejores películas basadas en un cómic. La licencia de 20th Century Fox perdió tracción con la generalmente vapuleada X-Men: La decisión final (2006), de Brett Ratner, y cedió el protagonismo a Lobezno en un infame spin-off, X-Men orígenes: Lobezno (2009) y una no tan mala pero igualmente olvidable secuela, Lobezno Inmortal (2013). Pero antes de reencontrarnos en Japón con el personaje de Hugh Jackman -que ha servido indudablemente como el pegamento de X-Men-, la franquicia ya se encontraba en proceso de transformación y relanzamiento.

En 2011, Matthew Vaughn (Kick-Ass) se hacía con las riendas para dirigir la notable X-Men: Primera generación, una suerte de reboot en forma de precuela que introducía nuevos personajes y nos presentaba a las versiones jóvenes de los mutantes que ya conocíamos. Reclutando a lo más granado del Hollywood actual, la película de Vaughn insuflaba nueva vida a la saga, sin por ello coartar en ningún momento las posibilidades de continuación de la anterior trilogía. En el tiempo transcurrido desde las primeras aventuras de los mutantes de Marvel en el cine, hemos visto tres encarnaciones de Hulk, un reboot de Spider-Man, y nos preparamos para conocer a los nuevos 4 Fantásticos. Sin embargo, la saga X ha mantenido prácticamente intacta su continuidad y ha conservado a su numeroso reparto, esquivando el reset que sí han tenido que practicar otros. Con la ambiciosa y abarrotada X-Men: Días del futuro pasado, basada en el arco homónimo publicado durante 1981 en Uncanny X-Men, la X vuelve a manos de Singer, que subsana los errores de las anteriores entregas. Este une pasado, presente y futuro en un impresionante ejercicio de funambulismo, una película vibrante, divertida y colosal que no es sino el mayor acontecimiento de la cultura popular de este año.

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Durante la larga (y taladrante, por qué no decirlo) campaña promocional de la película, una de nuestras preocupaciones más frecuentes era si Singer, y su guionista, Simon Kinberg, iban a ser capaces de contar una historia con tantas ramificaciones, con tantos frentes abiertos, entre dos tiempos (con sus paradojas incluidas), y sobre todo, con una cantidad tan peligrosa de personajes. Durante la tremenda secuencia inicial de Días del futuro pasado, una masacre mutante que pone el listón bien alto para el resto de la película, nos damos cuenta de que Singer y Kinberg lo han conseguido. Lo que viene a continuación es una imparable sucesión de escenas excelentemente calibradas, tanto en lo que respecta a la acción (set pieces para aplaudir), como al desarrollo de los personajes, la carga dramática y sobre todo el humor, el más inspirado que hemos visto en la saga. Si bien todos los personajes principales tienen su momento de gloria, Días del futuro pasado no es exactamente una película coral. Los que mueven la trama hacia delante (y hacia atrás) son Lobezno, Mística, y los jóvenes Magneto y Xavier, obligando a dejar a algunos personajes de lado. Aún así, teniendo en cuenta que esto era de esperar, es un alivio comprobar que Singer y Kinberg han sabido construir la historia de manera que esta fluya orgánicamente, como si no hubiera supuesto dificultad alguna.

Después de ver Días del futuro pasado, y aunque no hacía falta para saberlo, confirmamos que Hugh Jackman es el corazón (y el culo) de las películas de X-Men. Él, con su (supuesta) eterna juventud, y su carisma infinito, es quien ejerce de enlace entre los mutantes de la trilogía original y los de la primera generación, y él es quien sirve de conductor de esta historia en concreto, viajando desde el futuro a la década de los 70, donde transcurre la mayor parte del relato. Jackman sigue habitando en la venosa piel de Lobezno, y continúa demostrando que no hay otro Logan posible. Pero esto no quiere decir que estemos ante otra película de Wolverine, nada más lejos de la realidad. Él no es el único actor que ha asimilado por completo a su personaje, y Singer sabe exactamente cómo emplear debidamente a cada uno de los excelentes actores que tiene a su disposición. Por eso, la niña mimada de Internet Jennifer Lawrence obtiene más tiempo en pantalla y más peso en la trama que en Primera generación, y por eso la relación entre los Magneto y Xavier jóvenes echa más chispas que nunca. Es especialmente emocionante ver cómo hoy en día ya no se subestima la importancia del talento dramático en el cine de superhéroes. Más que los efectos digitales (algo más descuidados que en otros blockbusters), o la acción (siempre de primera), la verdadera pirotecnia de Días del futuro pasado es su inigualable reparto de estrellas.

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Y aunque Michael Fassbender, Peter DinklageEllen Page o los veteranos Ian McKellen y Patrick Stewart demuestran que un blockbuster como este es tan buena oportunidad como otra para demostrar lo que valen, es James McAvoy quien se lleva el gato al agua con su encendida interpretación como Charles Xavier. McAvoy es uno de los mejores actores de su generación, y que lo esté demostrando en una saga “de palomitas” como esta dice mucho del camino que ha recorrido el género, y hacia dónde se dirige. Los demás protagonistas están a la altura de las circunstancias, y la química y sensación de familiaridad que se respira entre ellos contribuye a la cohesión de este amplio universo y su mitología en constante transformación y expansión. Aunque es cierto que el protagonismo de los mutantes jóvenes relega a los de la trilogía original a un segundo plano. Estos permanecen aguantando el fuerte futuro mientras los demás tratan de cambiar el curso del destino, evitando que el Dr. Bolivar Trask se haga con el ADN de Raven para evolucionar a los Centinelas que llevarán a la especie mutante a la extinción. Pero sería un error considerar desaprovechados a Tormenta, Magneto, el Profesor X, Kitty Pryde o Coloso. Su función en la película es esencial, y sus escenas de acción, tanto al principio como en el adrenalínico y sorprendentemente emotivo clímax, bien justifican su presencia –¿Se puede llorar en una de superhéroes? Sí, se puede. Lo más importante de Días del futuro pasado es que comprendamos el vínculo que une a todos estos personajes contra la intolerancia y el miedo a su raza, la unión ante la amenaza del fin, y la esperanza por la salvación de su especie. En este sentido, y a pesar de que algunos mutantes no dicen apenas ni una palabra, no hay un solo personaje que nos sobre, o que no queramos que esté ahí.

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No, ni siquiera Quicksilver. Es más, contra todo pronóstico, el personaje de Evan Peters (perfecto en el papel de adolescente canalla) es una de las grandes sorpresas de la película. En un film que destaca por su afinado sentido del humor, Mercurio es el personaje que nos regala la escena más descacharrante, la de la liberación de Magneto de la prisión del Pentágono. Una secuencia que además supone uno de los pasajes más satisfactorios visualmente en una película que, salvo algún que otro chirriante croma, hace honor al estilo de Marvel con una desbordante fantasía pop que se opone a la tendencia habitual de sobresaturar digitalmente y oscurecer todos los planos. Ya sea porque transcurre en los 70, o porque los poderes de los mutantes ofrecen un gran abanico de posibilidades que se aprovechan al máximo, Días del futuro pasado es un trabajo tremendamente luminoso y colorista, todo un sueño húmedo para fanboys (de Marvel, de las películas de súper héroes, de las anatomías de Jackman y Law, de McBender…). Pero también es una obra cinematográfica sobresaliente, y faltaría más, épica, un producto de masas cuidado con el cariño y la atención (y el buen ojo para los negocios) que ya esperamos siempre de la Casa de las Ideas. Por todo ello, y por ahora, X-Men: Días del futuro pasado puede compartir título con Los Vengadores como la película de superhéroes definitiva.

Valoración: ★★★★½

Crítica: Madre e hijo

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Texto escrito por David Lastra

Amor de madre. Legendario tatuaje y tópico favorito de cierto cine europeo que nos encanta. Ya verse sobre santas matronas que soportan a hijos insufribles o de titiriteras de primera que hacen lo que quieren con sus vástagos. Pero ante lo que no puedo resistirme es a las Agripinas que rozan el Münchhausen. Mujeres controladoras y castrantes que aman por encima de todo a sus pequeños varones, sin importarles las consecuencias. Una espectacular(mente enfermiza) Nathalie Baye encarnó ese estereotipo a la perfección en la fascinante e infravalorada, a pesar de hacerse con la Concha de Oro, Mi hijo, de Martial Fougeron. Madre e hijo, galardonada a su vez con el Oso de Oro en el pasado Festival de Berlín, se puede catalogar perfectamente dentro de esta clase de películas tan disfrutables como no aptas para todos los públicos.

Cornelia ha perdido a su hijo. No es una desaparición, sino un rechazo. Nueva casa, nueva pareja. Una nueva vida en la que no entra su madre. Él no quiere saber nada de ella. Cartel“Chúpamela” fue la expresión con la que terminó la última discusión que tuvieron entre ellos. Barbu tiene diecisiete años… un momento, Barbu tiene treinta y tantos años y a lo mejor esas no son las mejores maneras para cortar el pútrido cordón umbilical que le unía a su madre hasta ahora. Si recurrimos al socorrido juego de las referencias, podríamos decir que su comportamiento narcisista destructivo se asemeja al expuesto por Xavier Dolan en Yo maté a mi madre, o al de cualquier otro chaval tocapelotas que tengamos en mente… o a nosotros mismos. Pero a diferencia del drama gritón de Dolan, el cineasta rumano Calin Peter Netzer prefiere centrarse en la óptica de la madre ante el gran problema que nos presenta en su film: Barbu acaba de atropellar a un niño. ¿Será esta tragedia la que vuelva a unir a Cornelia con su pequeño treintañero?

Netzer, acompañado de Razvan Radulescu, guionista de La muerte del señor Lazarescu, marcan un tempo sosegado para mostrar los tejemanejes de una madre que está dispuesta a todo para que su hijo no acabe en la cárcel. Capaz hasta de llevarse bien con su nuera o de decirle a la madre del niño atropellado que no destrocen la vida de su hijo llevándole a juicio. Esta diatriba moral constituye el punto fuerte del film, junto a la consistente actuación de Luminita Gheorghiu, chica Haneke (Código desconocido y El tiempo del lobo) y cara reconocida del nuevo cine rumano (4 meses, 3 semanas, 2 días, Aurora. Un asesino muy común y la citada La muerte del señor Lazarescu).

Valoración: ★★★

Crítica: Dom Hemingway

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Los años entre 1999 y 2004 fueron la Era Jude Law. El bellísimo actor británico pasó a formar parte de la mitad de las producciones de Hollywood durante ese lustro, aprovechando la reputación y el impulso que le proporcionó su papel revelación en El talento de Mr. Ripley. Tras esta fructífera etapa en la que el actor trabajó con los mejores directores, y quizás un poco por culpa de la prensa amarilla de su país (aquel nanny-gate), el hiperactivo Law ha tenido dificultades para reorientar su carrera y volverse a poner a la altura del papel que le granjeó su primera nominación al Oscar. Con excepción del taquillazo Sherlock Holmes y sus secuelas (la tercera parte se estrena en 2015), Law no ha logrado convertirse en la súper estrella de cine que estaba destinado a ser, y no ha sabido sacar provecho de su talento interpretativo.

Probablemente con esta idea en mente, Law acepta el papel protagonista de Dom Hemingway, narcisista y (auto)destructivo gañán británico con el que el actor se propone una vez más desmontar su lastrante imagen de seductor. A las órdenes de Richard Shepard, que tras su debut en el cine con la película de 1991 Encadenadamente tuya, se ha dedicado a dirigir en televisión (Girls, Ringer, Salem), Law encuentra el vehículo perfecto para recordar al mundo que es mucho más que una cara bonita. Dom Hemingway_PosterDom Hemingway es uno de esos papeles que se entregan en bandeja, un ejercicio de transformación física que permite llevar la actuación a los extremos y con el que el actor busca el reconocimiento público. Y lo cierto es que Law convence. Desata un inaudito magnetismo animal y saca partido a su expresivo cuerpo -engordado y afeado, si es que algo así es posible- para realizar una interpretación memorable -atención al “monólogo” de apertura-, si acaso devaluada por el tratamiento de un personaje que no es tan genial como Shepard cree, y una película completamente prescindible.

Dom Hemingway es la historia de un corrosivo e incorregible ladrón de cajas fuertes que, tras pasar 12 años en la cárcel, regresa a las calles de Londres para reclamar lo que es suyo. Junto a su sidekick Dickie (estupendo Richard E. Grant), Dom busca su parte del botín por el que fue encarcelado en la mansión del capo Mr. Fontaine (Demian Bichir), y trata de reconectar con su hija, interpretada por Emilia Clarke (con la que el actor se lleva 15 años). El film transcurre a base de sketches, con un marcado carácter episódico, reforzado por la utilización de rótulos para separar los capítulos. Y en consecuencia, no se centra en ningún momento, quedándose en la superficie, sobre todo en lo que respecta a la relación paterno-filial, y perdiendo el tiempo con una primera hora insustancial que no sirve para nada.

Dejando a un lado sus almibarados devaneos melodramáticos, Dom Hemingway es una celebración del socarronerío británico y la mugre (y el sarro) marca Trainspotting, además de una suerte de homenaje al cine de canallas y gángsters de Cockney, y da la sensación de que las falocéntricas aventuras de Dom y Dickie transcurren en un universo alternativo en el que el tiempo no ha pasado por el cine británico. Se entiende la intención, pero el sexismo latente del film y el humor sensacionalista estancado en los 90 desvelan un trabajo artístico desconectado por completo del siglo en el que vivimos.

Valoración: ½

Crítica: Grace de Mónaco

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El francés Olivier Dahan, realizador de La vida en rosa (Edith Piaf), era a priori un candidato ideal para llevar a la gran pantalla la glamourosa historia de Grace Kelly, la icónica belleza de Hollywood que renunció a su carrera en el cine en los años 50 para convertirse en la Princesa de Mónaco. Sin embargo, la experiencia de Dahan en la biografía de Piaf ha resultado ser insuficiente para levantar Grace de Mónaco, un proyecto condenado desde el principio por la elección de su actriz protagonista, Nicole Kidman (en un cuestionable movimiento publicitario parecido al de su amiga Naomi Watts en Diana), y por la mala reputación que arrastra el género del biopic, sobre todo cuando se centra en figuras de la alta sociedad como la que nos ocupa.

Grace de Mónaco no abarca la biografía completa del personaje, sino que, al igual que la mencionada Diana o la reciente Hitchcock de Sacha Gervasi, acota su cronología de manera que asistimos únicamente a una etapa de su vida -en un sorprendentemente corto metraje de apenas hora y media. En el caso de Grace, se trata de la que transcurre a comienzos de la década de los 60, seis años después de la boda con el príncipe Rainiero III de Mónaco (interpretado en la película por un Tim Roth venido a menos), y abarca hasta la gala benéfica de la Cruz Roja, celebrada en 1962. Poco más de un año en la vida de la princesa, que explora los acontecimientos alrededor del punto de inflexión más importante en su historia, cuando Alfred Hitchcock le ofrece volver a Hollywood para interpretar a su Marnie, la ladrona. Dahan utiliza esta disyuntiva para retratar a un personaje dividido entre dos mundos, una mujer que aún siente la llamada del arte pero está comprendiendo la responsabilidad que conlleva ser la esposa de un mandatario y la imagen de un estado, y establece un acertado paralelismo entre su labor interpretativa en el cine y como consorte del líder monegasco: “Este es el papel de tu vida“.

Grace de Mónaco cartel españolDesde el comienzo de Grace de Mónaco, con un aviso que aclara que estamos ante un relato de ficción basado en hechos reales, y a lo largo de todo el metraje (de la manera más machacona y repetitiva), se insiste en la idea de la vida de Su Alteza Serenísima como la de una princesa de cuento de hadas. Y así se refleja tanto en el etéreo y preciosista acabado del filme como en el excelente diseño de vestuario, peluquería y escenografía. Dahan trabaja para reforzar esta percepción de la historia, pero a la vez trata de acercarnos a la realidad del personaje en un periodo de tumulto, durante el conflicto por el intento de asimilación de Mónaco por parte de Francia. Pero por muchos intentos de dotar a la historia de enjundia y trascendencia, el realizador no consigue traspasar su enlustrada superficie. Y mira que lo intenta. A través de unos intrusivos (casi pornográficos) primerísimos primeros planos al rostro de Kidman, Dahan busca (desesperadamente) reflejar el tormento interior de Grace. El resultado es efectista, un capricho estético más -como esas ocasionales secuencias al más puro estilo hitchcockiano– en una obra que destaca casi exclusivamente por su cuidadísimo envoltorio.

Efectivamente, Grace de Mónaco no es más que una bella y lujosa farsa repleta de malas imitaciones (atención a Paz Vega o a cualquier político o personaje histórico que aparece en la película), pero nos sirve al menos para constatar de nuevo el (cada vez más infravalorado) talento de Nicole Kidman. La mencionada escena en la que Dahan nos pone literalmente en la piel de Grace, mostrándonos muy de cerca los ojos más hermosamente tristes del cine, siempre lacrimosos y agotados de estar abiertos, como también el clímax en la gala de la Cruz Roja (con diferencia la mejor secuencia del filme), nos permiten disfrutar de la Nicole más vulnerable y delicada, una actriz sumamente conmovedora. Es una pena que en ningún momento seamos capaces de ver en su rostro o de oír en su voz a alguien que no sea la propia Kidman, y mucho menos a la Princesa de Mónaco.

Valoración: ★½

 

 

Crítica: Redención (Hummingbird)

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Texto escrito por Daniel Andréu

Jason Statham da vida a Joey Jones (atención al nombre), un ex soldado de las Fuerzas Especiales que vive ahora en la mendicidad por las calles de Londres. Tras una pelea callejera, se encuentra de manera más o menos accidental, suplantando la vida y la identidad de otra persona, y de paso se convierte en un matón/ángel de la guarda en busca de redención por los errores cometidos en el pasado.

Esta es la mejor carta de presentación de Redención (Hummingbird, 2013), que desde esta premisa ya huele a película estancada en el cine de acción de hace 20 años. Pero es eso y mucho más. Normalmente no estoy a favor de criticar minucias si además de ayudar al avance de la acción quedan bien en conjunto. Sin embargo, este largometraje es un continuo de detalles inverosímiles que no se pueden dejar pasar. Es imposible entrar a valorar esta película sin hablar del argumento, ya que para que el lector se haga una idea verdadera de lo que es esta película es necesario entrar en detalle.

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Statham está caracterizado como mendigo, pero da la sensación de que tiene dinero para ir todos los días al gimnasio; cuando deja las calles, tiene todas las facilidades del mundo, como colarse en la casa de un ricachón mayor que casualmente tiene ropa y calzado de lujo para la talla de un maromo como él; unos vecinos que no se dan cuenta de nada; tarjeta nueva con el pin, llaves del coche y del piso, todo esperando en el suelo de la casa; un relación tórrida y difícil con una monja (Agata Buzek), que también vive atormentada ya que rajó (literalmente) a su profesor de gimnasia infantil porque abusaba de ella. Y así hasta el final de este delirio constante escrito y por primera vez dirigido por Steven Knight, que con esta historia demuestra la suerte que tuvo cuando David Cronenberg se encargó de dirigir y dar dignidad a su guion de Promesas del Este (2007).

No hay nada reseñable en Redención, ningún aspecto técnico, ninguna interpretación, ningún momento concreto de la película. Todo es mediocre, aunque nada cae tan bajo como ese despropósito de guion. Cuando nos encontramos con un film así, la única esperanza es que pueda ser un nuevo título de acción alocada y entretenida protagonizado por el último gran muso del cine de acción y sucesor de Bruce Willis. En cambio, el espectador se encuentra con un drama aburridísimo y que de increíble se convierte casi en ciencia ficción. Ni siquiera el viaje a lo más profundo de la mafia china, que en un abrir y cerrar de ojos convierte a Joey Jones en su matón número uno, ofrece ninguna secuencia de acción que haga más ligero este hastío hasta que llegue el final. Un final que por supuesto entrega el último momento delirante, en forma de escenas pre y post-coito con tono casi de comedia romántica. Ver para creer.

Valoración: ★½

Mad Men 7.06 “The Strategy”

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A la mesa

De una manera u otra, casi todas las series de televisión nos hablan de la familia, ya sea la que forman los lazos biológicos y de parentesco, o la que muchos llaman “familia creada” o “familia elegida“, aquella compuesta por las amistades que forjamos durante la adultez y/o nuestras relaciones laborales. En televisión hemos comprobado cómo la ficción se transformaba para reflejar los cambios de la sociedad, y de esta manera, las series dejaban progresivamente de centrarse en la familia nuclear para empezar a hablarnos de una infinidad de variantes, monoparental, con padres del mismo sexo, y sobre todo, la mencionada familia creada, concepto que hoy en día sostiene los discursos emocionales de casi todas las series. Con “The Strategy” (7.06), Mad Men reflexiona sobre estos grandes cambios en una temporada que nos está hablando acerca del amor en todas sus manifestaciones.

“Odio la palabra familia. Es tan difusa”, dice Pete Campbell hablando sobre el spot televisivo que vertebra “The Strategy”, anuncio para una cadena de hamburgueserías en el que Don Draper y Peggy Olson están trabajando. Y de eso se trata precisamente, de la difuminación de los parámetros que definían a la familia tradicional a finales de los 60, del momento en el que el término pasaba de significar unos valores muy concretos (los de la familia de Norman Rockwell) a convertirse en un concepto polisémico. Como dice Peggy, “¿acaso sigue existiendo esa familia que se sienta a la mesa a comer y se miran los unos a los otros, en lugar de mirar al televisor?“. Desde hace varias temporadas, Mad Men identifica la televisión como uno de los más importantes agentes del cambio -podríamos extrapolar esta idea a la actualidad, con Internet y los dispositivos móviles. El inminente ascenso de Harry Crane a socio en Sterling Cooper & Partners es reflejo de ello. La tele lo cambió todo, y la tele nos lo está contando, como siempre.

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En Mad Men hemos observado cómo la familia nuclear ha pasado a estar en peligro de extinción. Lo más parecido que tenemos es el hogar de los Francis (que muy significativamente no forman parte de este episodio), y ya sabemos que no atraviesa por su mejor momento. El resto de entornos domésticos de los personajes sirven en “The Strategy” la función de ilustrar la(s) naturaleza(s) de esa nueva familia. Don y Megan son una pareja moderna, urbanita, sin hijos en común, pero con niños de un matrimonio anterior; la (¿definitiva?) marcha de Megan supone por ahora el fracaso de esta familia en concreto, condenada por el pasado, a pesar de epitomizar el presente. Pete y Trudy, otrora constructo artificial de la familia ideal, y técnicamente aún casados, representan el estigma del divorcio, la asimilación del mismo en la sociedad y la división de la familia en dos ambientes parentales; Trudy prospera tras la separación, pero Pete sigue encarnando los valores más retrógrados. Y por último, Joan es la madre soltera que cría a su hijo con la ayuda de la abuela.

Después de ser mencionado en casi todos los episodios previos de esta temporada, el enigmático Bob Benson protagoniza su regreso a Mad Men, y lo hace por todo lo alto. Benson reaparece por cuestiones de negocios, pero su presencia en “The Strategy” tiene que ver sobre todo con el tema central del episodio. En una visita casual al hogar de las Holloway, el “Tío Bob” le pide matrimonio a Joan. Sin embargo, la declaración no es sino una propuesta de colaboración para beneficio mutuo, un matrimonio concertado para que ella escape a la condena de la madre soltera y él pueda vivir la vida que realmente quiere junto al hombre que ama (sea este el compañero al que saca de la cárcel por conducta indecente o un futuro pretendiente), sin preocuparse de la presión social o vivir condicionado por el miedo. Es decir, Bob ofrece a Joan un pacto en forma de escaparate de familia clásica, una fachada que el discurso de Mad Men se empeña en derribar desde hace mucho tiempo. Por eso Joan rechaza la propuesta -“Yo quiero amor, y prefiero morir esperando a que llegue que concertarlo“, y en un precioso y compasivo gesto de amor, anima a Bob a hacer lo mismo -“No deberías estar con una mujer”-, adelantando así dos clases de familia alternativa que definirán nuestro panorama social actual.

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Además de las tres familias mencionadas, “The Strategy” se centra en la fascinante dinámica que siempre ha existido entre Don y Peggy (el corazón de Mad Men), remitiéndonos indudablemente a uno de los episodios más aclamados de la serie, “The Suitcase” (4.07), con el que comparte una premisa similar: Peggy se pasa la noche en vela atormentada por la idea para el anuncio de Burger Chef, ya que saca partido de la sumisión y la culpa de la esposa y madre moderna, y fomenta la perpetuación del sistema patriarcal – algo que sigue achantándola en la oficina, como se demuestra cuando Pete le da la no-opción de ceder su papel en la presentación a Don. Para encontrar un nuevo punto de vista recurre precisamente a él, con quien trabaja toda la noche para rediseñar el spot. La tensión que ha existido últimamente entre ambos personajes se disipa poco a poco, destapando la confianza y admiración que sienten el uno por el otro.

En otro momento de extrema vulnerabilidad esta temporada, Don se sincera -“[Me preocupa] no haber hecho nada, no tener a nadie”- y Peggy, evidentemente atormentada por el recuerdo de su hijo (de ahí que el anuncio, basado en la culpa de la madre, no le dejara dormir), se cuestiona su validez. Cuando recurre a la relación entre estos dos personajes, Mad Men brilla con un lustre especial, y logra afectar a otro nivel. Es inevitable acordarse también de “The Other Woman” (5.11), otro capítulo en el que Don y Peggy se abrían el uno al otro y se mostraban, a su manera, lo mucho que se respetan, y sí, lo mucho que se quieren. Después de consolarse mutuamente, los dos encuentran juntos un remanso de paz, y al son de “My Way” de Sinatra, bailan abrazados. El paternal beso de Don en la cabeza de Peggy es el gesto que convierte esta escena en una de las más hermosas y conmovedoras que hemos visto hasta ahora en Mad Men.

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Don y Peggy también representan ese tipo de familia moderna de la que habla el episodio. Además de tener una evidente relación paterno-filial basada en la protección (de él hacia ella) y el respeto (no siempre mutuo) después de una relación de mentor-aprendiz, son compañeros de trabajo, conviven a diario en el mismo lugar y comparten el mismo universo de experiencias y normas. De ahí obtiene Peggy la idea para reconfigurar el spot, actualizando lo que define a la familia tradicional y aplicando su esencia a la familia creada o elegida: “¿Y si existiera un lugar al que poder ir, en el que no hubiera televisión, donde aparcar las diferencias y en el que cualquiera que esté sentado a la mesa contigo fuera tu familia?” K. Dale Koontz argumenta que lo que convierte a unos simples compañeros de trabajo o colegas en una familia es el uso común de la mesa a la hora de la comida o la cena, como lugar para encontrar y estrechar los lazos entre ellos. Con el increíble plano final de “The Strategy”, en el que vemos a Don, Peggy y Pete sentados a la mesa en Burger Chef, como una más de las familias tradicionales que comparten allí su cena, Mad Men identifica, de forma alegórica dentro de su relato de ficción, el justo instante en el que el mundo cambió para siempre, y nos cuenta, como ninguna otra serie o película lo ha hecho jamás, cómo se convirtió en lo que es ahora.

Suburgatory que estás en los cielos

CHRIS PARNELL, ANA GASTEYER, ALLIE GRANT, JANE LEVY, JEREMY SISTO, CHERYL HINES, CARLY CHAIKIN

Lo nuestro no estaba escrito en las estrellas, era más bien una relación con fecha de caducidad. Ella tenía muy buenas intenciones, y nos hacía reír, que es muy importante. Pero cuando uno sabe casi desde el principio que la cosa no es para siempre, es mejor cortar por lo sano, antes de que se alargue más de lo debido y la agonía acabe consumiendo a los dos. Esta ha sido la relación de Suburgatory tanto con sus espectadores como con la cadena que la emitía, ABC. La serie era un dulce que no amargaba a nadie, pero que ninguno de nosotros necesitábamos realmente, y ya sabemos cómo es esto de las series, necesitamos esa relación de dependencia absoluta para que merezca la pena de verdad comprometerse.

Suburgatory ha durado tres temporadas en antena (de 2011 a 2013), la última de ellas acortada a tan solo 13 episodios y emitida como reemplazo de midseason. Para muchos este fue el último clavo en el ataúd, pero lo cierto es que la serie creada por Emily Kapnek seguía teniendo índices de audiencia decentes, sobre todo si los comparamos con el resto de comedias de ABC, y siempre estaba la cuestión de la sindicación, que aumentaba las posibilidades de renovación. Sin embargo, ABC decidió sacrificar Suburgatory, probablemente por falta de confianza y de interés. Y no nos extraña, la verdad. Cuando una serie que ingresa en su tercera temporada ya ha dejado muy atrás el tope de su potencial, no tiene sentido seguir alargándola -y mucho menos arriesgarse a dar el salto mortal del instituto a la universidad, un cambio del que pocas series salen airosas. Así que, aunque nos duela un poquito, ABC ha tomado una decisión inteligente, algo que se confirma cuando comprobamos la poca repercusión que ha tenido la “conclusión” de la serie.

Y escribo conclusión entre comillas porque, como nos temíamos, Suburgatory no se ha despedido con una series finale en condiciones. Es cierto que “Stiiiiiiill Horny” (3.13) es un buen episodio, y además es un ‘final’, pero definitivamente no es una series finale. Para aquellos que buscamos cierre en las historias a las que hemos dedicado nuestro tiempo durante varios años, nunca deja de ser frustrante que tantas series no se clausuren como es debido. Lo peor de todo es que las tramas de esta temporada facilitaban una conclusión definitiva para todos los personajes, y ponían en bandeja el broche final, pero no se aprovechó y se decidió dejar a algunos de ellos en suspenso. Teniendo en cuenta lo pronto que se grabó la temporada y lo tarde que se canceló la serie, seguramente todos contaban con volver el año que viene.

JANE LEVY, PARKER YOUNG

Los personajes de Suburgatory reciben despedidas muy desiguales en “Stiiiiiiill Horny”. Quedamos más o menos satisfechos con el final de Tessa, que vuelve a los brazos de Ryan Shay (Parker Young regresa para la recta final de la serie como invitado especial casi mudo), en una escena deliciosamente surrealista en la que la pareja, como poseída por el espíritu de John Waters, se dispone a conocerse carnalmente en medio de la calle. Por otro lado, Lisa y Malik tienen su primera crisis doméstica para a continuación entender qué es eso del matrimonio, y vivir happily ever after. Estupendo (tampoco es que fuera muy fan de esta pareja, cada vez más intensa y empalagosa). Sin embargo, Suburgatory deja inacabadas las historias de sus mejores personajes, Dallas y Dalia Royce, la verdadera razón por la que la serie merecía seguir en antena. Dallas y George tienen un acercamiento tras el cual vuelve a enfriarse la relación, y el hecho de que no nos quepa duda de lo que sienten el uno por el otro hace que duela especialmente que la serie haya acabado con los dos separados, con un final tan abierto para ellos. Y lo de la enorme Dalia es aún más trágico: apenas aparece un minuto en la finale. Y vale que ya nos había dejado grandes momentos para la posteridad durante la boda de Lisa y Malik en el episodio anterior, pero no es suficiente. No Dalia, No Party Finale.

Después de tres años en el purgatorio de las series, Suburgatory pasa a mejor vida. Es solo una expresión, claro, porque al no haber alcanzado los episodios requeridos para ser vendida a sindicación (88), está condenada a caer en el olvido para siempre. Ni siquiera podemos añadirla a la eminente lista de “Series canceladas antes de tiempo”, y eso que tenía material de sobra para culto. Pero todos sabíamos que ya no daba para más, y que nadie luchaba por su supervivencia, como ha ocurrido con otras series en su situación (Cougar Town, Happy Endings, Community). No supo aprovechar sus oportunidades y se perdió (siempre estuvo “fuera de lugar” si lo pensamos), pero los que la seguimos hasta el final guardaremos un cariñoso -aunque leve- recuerdo de estos estupendos personajes y de los inspirados momentos de sátira y  comedia absurda que nos dio (que no fueron pocos). Esperemos que su magnífico reparto, especialmente las mejores intérpretes de la serie, la fantástica Jane Levy (a la que queremos ver ya en Evil Dead II) y la infravalorada, encantadora y brillante Cheryl Hines, encuentren pronto proyectos a la altura de su talento, y que estos tres años no hayan sido para nada.

D.E.P. Suburgatory y que Ryan Shay esté con vosotros, y con vuestro espíritu.

Sorteo la tercera temporada de CON C MAYÚSCULA (The Big C)

 Este sorteo ya ha finalizado. Atentos a fuertecito no ve la tele para futuros sorteos.

The-Big-C

Ya está a la venta en España la tercera temporada de CON C MAYÚSCULA (The Big C) en DVD. Para celebrar el lanzamiento, 20th Century Fox Home Entertainment y fuertecito no ve la tele os queremos dar la oportunidad de conseguir un pack totalmente gratis.

PARA ENTRAR EN EL SORTEO de un pack de la tercera temporada de CON C MAYÚSCULA en formato DVD lo único que tenéis que hacer es dejarnos un comentario en esta entrada respondiendo a una sencilla pregunta:

 

¿Por qué queréis llevaros el pack de la tercera temporada de Con C mayúscula?

 

También podéis participar en la página de Facebook de fuertecito no ve la tele, respondiendo a la misma pregunta en ESTA FOTO

De entre todos los participantes se elegirá un ganador o ganadora al azar que recibirá en su casa un pack de la tercera temporada de Con C mayúscula en DVD, sin gasto alguno por su parte.

No olvidéis incluir vuestro correo electrónico en el formulario de respuesta del blog (no aparecerá público) y si es posible, firmad con nombre y apellido (aunque sea un pseudónimo). En Facebook no es necesario. Solo contará una participación por dirección IP, las respuestas desde la misma IP con distinto nombre serán marcadas como spam.

El sorteo finaliza el jueves 29 de mayo de 2014 a las 23:59 (hora peninsular española). El ganador será anunciado al día siguiente en nuestra página de Facebook (aseguraos de que sois seguidores para estar al tanto de todo; No es un requisito para participar, pero seguro que no os arrepentís :P ).

Importante: concurso exclusivo para residentes en territorio español. ¡Mucha suerte!

 

Con C Mayúscula DVDLa tercera temporada de Con C mayúscula, protagonizada por Laura Linney, que ganó el Globo de Oro y el Emmy por su papel en la serie, ya está disponible en DVD gracias a Twentieth Century Fox Home Entertainment.

Linney regresa como Cathy Jamison, superviviente de cáncer que aprende a vivir de verdad por primera vez. En esta temporada, el cáncer de Cathy está en remisión y Cathy está pensando en realizar cambios drásticos en su vida, como tener una identidad secreta y adoptar un bebé. El marido de Cathy, Paul (Oliver Platt) sobrevive a un infarto y se convierte en coach con ayuda de una dudosa mentora (Susan Sarandon). Andrea (Gabourey Sidibe) acepta su herencia africana mientras el hijo de Cathy, Adam (Gabriel Basso) encuentra la religión.

Sobre Con C mayúscula en fuertecito no ve la tele:

“Como hiciera A dos metros bajo tierra hace una década, The Big C toma la muerte como pretexto para hablarnos de la vida. La muerte y la enfermedad sirven para construir un relato en su mayor parte luminoso y buenrollista, que dosifica hábilmente los momentos dramáticos“.

Crítica: Nueva vida en Nueva York

CASSE_TETE_CHINOIS

El francés Cédric Klapisch fue el responsable de uno de los mayores éxitos sleeper del cine europeo a comienzos de siglo, Una casa de locos (L’auberge espagnole, 2002). Aquella película retrataba de manera fresca, realista y pertinente la vida del estudiante europeo durante la experiencia Erasmus, una idea que Klapisch utilizaba para conectar con miles de jóvenes que se sentían profundamente identificados y que además le servía para reflexionar sobre algo más grande: la nueva Europa, representada por un hogar políglota, policultural y en caótica armonía.

Tres años después, el director continuaba la historia de Xavier Rousseau, encarnado por un perfecto Romain Duris, en una segunda entrega, Las muñecas rusas (Les poupées russes). Aunque la premisa era la reunión de los amigos que se habían conocido durante el año de Erasmus, la película se desviaba del tema, evolucionando al compás de sus protagonistas. Sin dejar de hablar en todo momento de lo que significa ser europeo para gran parte de la juventud -red de amistades y relaciones intercomunitarias, conversaciones en dos o tres lenguas, predisposición nomádica, incertidumbre general-, Kaplisch decidió con la secuela empezar a hablarnos de la vida de Xavier, a grandes rasgos. Y esa es la senda que ha continuado en la tercera parte de sus aventuras, Nueva vida en Nueva York (Casse-tête chinois).

Siguiendo el modelo de Antoine Doinel o de Jesse y Céline, Klapisch parece interesado en establecer una estrecha relación emocional entre su protagonista y el espectador, con el que (si hemos seguido su historia desde que comenzó, y si no también) hemos madurado a lo largo de más de una década. La ausencia de un hilo conductor que vertebrase las dos Nueva vida en Nueva York cartelentregas anteriores (caóticas, descentradas, repletas de ramificaciones, rodeos y tiempos muertos) es lo que da sentido a este inspirado último capítulo, y a la estructura, o más bien a la ausencia de estructura, de la trilogía. Xavier tampoco ha tenido nunca un hilo, un plan que le indique por dónde ir. Como gran parte de los jóvenes que ingresan en la mediana edad en Europa, no está donde se imaginaba que estaría a sus años, o lo que es peor, no sabe exactamente dónde quería estar, o hacia dónde quiere ir.

Por eso, Nueva vida en Nueva York es la más relevante, y también la más reveladora, de las tres películas de Xavier Rousseau. Su vida ha cambiado -separaciones, hijos, un futuro laboral incierto a los 40-, pero él sigue siendo el mismo, y es entonces cuando las grandes cuestiones existenciales ya no se pueden acallar. Nos obligamos a hacer balance, a echar la vista atrás y recordar cómo era nuestra vida antes de que las cosas se pusieran serias, antes de que se esperase de nosotros que fuéramos adultos, y a pensar si deberíamos haber hecho todo de otra manera. Como adelanta su título en español, la película transcurre en Nueva York, símbolo del sueño americano moderno, y a la vez la ciudad más europea de Estados Unidos. Una nueva vida, una nueva oportunidad para Xavier, en una historia sobre oportunidades y decisiones en un mundo de fronteras cada vez más difuminadas.

El año de Erasmus queda muy lejano en el tiempo, pero Kaplisch nos muestra, de manera muy certera, emotiva y con el sentido del humor más afinado que nunca, que este tipo de experiencias de juventud nos acompañan de alguna manera para siempre, estemos donde estemos, porque somos la suma de nuestras experiencias, y de las personas que conocemos. Xavier ya no tiene contacto con la mayoría de sus ex compañeros de piso -otro toque realista que se agradece-, pero algunas de esas personas de su pasado ya forman parte de su vida para siempre. Nueva vida en Nueva York es la historia de Xavier y sus mujeres: Martine (Audrey Tatou), Isabelle (Cécile De France) y Wendy (Kelly Reilly). Las tres mujeres de su vida. Y ellas, que son la mujer perfecta repartida en tres, le aportan esa “línea” que necesita, y que no sabía que tenía desde hace más de diez años.

Valoración: ★★★

Marvel’s Agents of S.H.I.E.L.D. El fin del comienzo

Agente Coulson

Que sí, que solo había que esperar, confiar en lo que nos decían Jed Whedon y Maurissa Tancharoen al comienzo de esta temporada televisiva que toca a su fin. “Vosotros quedaos, aunque os aburráis, aunque sintáis que estáis viendo mil capítulos de relleno todos iguales, aunque os canse que os demos tanto la tabarra con los secretos que parece que nunca vamos a desvelar, porque si no se nos acaban los trucos, aunque tengáis que oír los mismos chistes una y otra vez. Quedaos, que cuando llegue la recta final de la temporada, todo tendrá sentido, veréis que #TodoEstáConectado, y la serie empezará de verdad”. Tenían razón, todo ha cobrado sentido, y Marvel’s Agents of S.H.I.E.L.D. ha mejorado considerablemente. Pero, ¿y todo el tiempo que han malgastado para llegar ahí? S.H.I.E.L.D. ha dado por concluida su primera temporada, compuesta de 22 episodios de los que salvamos menos de la mitad, y que nos confirma que la era de las temporadas largas está llegando a su fin. Sin embargo, bien está lo que bien acaba. Intentaremos mirar hacia delante y dejar el pasado atrás.

El caso de S.H.I.E.L.D. recuerda indudablemente al de otra serie creada por Joss Whedon, la malograda (e infravalorada) DollhouseLa idea de Dollhouse (y la de todas las obras televisivas de Whedon) era construir una ficción altamente episódica que, mediante aventuras semanales auto-conclusivas, nos fuera dando a conocer a los personajes y proporcionándonos datos de una trama mayor, para ir pasando a lo puramente serial con el tiempo. Los primeros episodios de Dollhouse fueron realizados atendiendo a esta idea, pero no funcionó, y si hubiera sido por Whedon, no habrían existido nunca. Algo parecido le ha pasado a Agents of S.H.I.E.L.D., aunque esta vez no nos lo reconocerán. Hasta la mitad de la temporada, S.H.I.E.L.D. se limitó a retrasar el momento, a distraer y rellenar el tiempo, esperando a que el estreno en cines de Capitán América: El soldado de invierno le diera el impulso necesario y también permiso para desplegar todo su arsenal. Al final, como en Teen Wolf, es verdad que todo estaba conectado, pero no tiene el mismo efecto cuando todo eso que estaba conectado nos ha importado bien poco a lo largo de la temporada.

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Lo que no se puede dudar es que S.H.I.E.L.D. ha mejorado considerablemente en la recta final de la temporada. Los guiones han subido de nivel (aunque siguen en el lado de lo convencional), los personajes han evolucionado (no todos), la acción y los efectos han sido de primera (televisivamente hablando) y los episodios parecen más compactos, más aprovechados, como si efectivamente ya no hiciera falta rellenar minutos con artilugios misteriosos, aburridos personajes episódicos y tramas clónicas. La historia por fin avanza, y se nota, y los actores se han hecho definitivamente con sus personajes. La caída de la organización S.H.I.E.L.D. y el gran descubrimiento de la afiliación de Grant Ward a Hydra (una de las pocas sorpresas verdaderas que nos han conseguido colar los showrunners) ha hecho que la serie adquiera el tono adecuado y que S.H.I.E.L.D. se empiece a parecer a eso que llaman appointment television. Pero ha llegado demasiado tarde, cuando la mitad de la audiencia ha abandonado el “bus” por falta de paciencia. Los que nos hemos quedado hemos obtenido nuestra recompensa, y confiamos en que el nivel demostrado en el final de la temporada se reproduzca de alguna manera el año que viene.

La season finale, “Beginnig of the End” (1.22) ha sido sin duda uno de los mejores episodios de la serie hasta la fecha. Puede que el mejor desde el piloto. Y es que en este final se vuelve a respirar el estilo Joss Whedon de la misma manera que el piloto era inconfundiblemente obra del autor de BuffyFirefly. Quizás incluso demasiado -véase ese final con Garrett resucitando y poniéndose una armadura para ser pulverizado en una décima de segundo por Coulson, mientras pronuncia su grandilocuentemente discurso de villano, un golpe de efecto cómico que nos recuerda al final de Loki a manos de Hulk en Los Vengadores, y a tantos otros momentos marca Whedon. ¿Cuántas veces se puede hacer lo mismo sin que parezca auto-plagio o simplemente una copia? En fin, dejando a un lado esto, que tampoco es para tanto, “Beginning of the End” es un final emocionante, bien estructurado, lleno de humor (May es la estrella) en el que todos los personajes están aprovechados debidamente y las tramas alcanzan una resolución satisfactoria.

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Como suele ser habitual, el final nos remite directamente al principio, al momento y el lugar donde todo comenzó, con Mike Peterson y su hijo Ace, una trama que, a pesar de su importancia, afortunadamente no ha copado muchos más episodios de la temporada, y que espero no regrese pronto. Porque ni Deathlock ni su drama personal y familiar es interesante -como tampoco lo es ninguno de los villanos, desde el caricaturesco Garrett hasta la soporífera mujer del vestido de flores. Lo mejor al final ha sido ver cómo han evolucionado las relaciones entre los agentes, algo que nos temíamos que se quedaría en la superficie, y afortunadamente no ha sido así. Me quedo con el intenso tira y afloja de Ward y Skye -fantástica Chloe Bennet transmitiendo el asco y la decepción que siente su personaje-, con la preciosa escena bajo el mar (Angel, ¿hola?) en la que Fitz le declara su amor a Simmons y se sacrifica por ella -tenemos nuevo mejor beso de la temporada, bravo también a Elisabeth Henstridge por su interpretación, y por ese precioso momento Amélie antes de morir-, con Melinda May y su ira reservada para descargar en Ward -les faltó decir “We Have a May”, aunque se entendía que la idea era esa-, y por último, con la conmovedora esperanza que Fitz sigue depositando en su amigo Ward -a pesar de lo del sándwich. Con quien sigo sin quedarme es con el agente Coulson. No hay manera de que Clark Gregg transmita algo de emoción en su rostro, y tampoco ayuda que sea un pésimo actor de acción -¿habéis visto qué raro corre y qué mal coge las armas? Él es el eslabón más débil de la cadena, aunque Nick Furia no piense lo mismo. Y no negaremos que casi nos convence con este bonito diálogo:

-Furia: Era una situación tipo “Rompa el cristal en caso de emergencia”
-Coulson: Sí, pero se suponía que esa emergencia sería la caída de un Vengador.
-Furia: Exacto.

Beginning of the End group

La presencia de Samuel L. Jackson en “Beginning of the End” es otra de las grandes armas que se estaban guardando los showrunners -ya está demostrado que incluir más Marvel en la serie no aliena a la audiencia, aunque tampoco hace que suba. Que sí, que ya ha aparecido anteriormente en la serie, pero no habíamos visto a Furia desde su “muerte” en El soldado de invierno. La participación de Jackson en la finale es mucho más que un cameo. Nick llega para ayudar restaurar el orden, y para cederle las llaves de S.H.I.E.L.D. al Vengador Phil Coulson y su equipo -menos Ward, que ya veremos si hay redención posible para él, Fitz porque está entre la vida y la muerte, y más ese agente que nos han metido en el equipo casi sin que nos demos cuenta y cuyo nombre no recuerdo. Esta es la premisa para la próxima temporada, reconstruir la agencia desde cero, y lo cierto es que es buena idea. Una oportunidad para redefinir la serie a partir de su destrucción -que siempre sienta bien a estas series que tanto miedo tienen a cambiar. Así que lo mejor que ha podido ocurrirle ha sido la caída de S.H.I.E.L.D. a manos de Hydra. Agentes de S.H.I.E.L.D. empieza a tener personalidad y ha conseguido captar nuestra atención y mantenerla durante varios capítulos. Confiemos en que la segunda temporada no dé ningún paso atrás y esto sea de verdad el comienzo de la S.H.I.E.L.D. que queremos ver.

Crítica: Godzilla

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Hoy en día uno espera cierto nivel de los blockbusters que nos llegan de Estados Unidos. Culpad a esos directores que han elevado de categoría el cine de superhéroes, o a todas las superproducciones que han contribuido a que el cine diseñado para reventar taquillas ya no se mire por encima del hombro, y que han restado connotación negativa al término ‘cine de palomitas’. La nueva relectura de Godzilla, que pretende relanzar el mito del estudio Tōhō nacido en los años 50, nos llega en el momento más adecuado: el cine-espectáculo goza de un respecto crítico que no recibía antes y el culto de Pacific Rim allana el terreno para que el kaiju más famoso conquiste el cine comercial. Por todo ello es una auténtica pena comprobar que el Godzilla de Gareth Edwards (Monsters) no es más que un simple (que no sencillo) blockbuster al uso, una película que hemos visto en incontables ocasiones, y que desafortunadamente no puede adscribirse a la corriente que está redefiniendo y dignificando el género.

A Godzilla le falta vida, le falta entusiasmo, y sobre todo le falta trabajo de guión. Y no me vengáis con que uno sabe exactamente qué esperar de una película como esta, que lo único importante es lo que entra por la retina, y por tanto deberíamos hacer la vista gorda. Porque sabéis perfectamente que esto no es así. Efectivamente, Godzilla es un espectáculo visual de proporciones épicas, y aunque en teoría eso debería ser suficiente, simplemente no lo es. Ni todo el presupuesto del mundo, ni la técnica más puntera bastan cuando debajo de la pirotecnia no hay una historia y unos personajes. Y eso es precisamente lo que falla en Godzilla, un film que se mueve por inercia, saltando de un lugar común a otro, como un autómata reproduciendo los mismos movimientos una y otra vez. Una película que parece querer dar importancia a los sentimientos de sus personajes (incluidos los del monstruo protagonista), pero que no se molesta en dotarles de un mínimo de personalidad.

Claro que no podemos negar la evidencia. La película de Edwards incluye algunos de los planos más hermosos (sí, habéis leído bien, hermosos) que vamos a ver este año en el cine de Hollywood (la secuencia de los paracaidistas descendiendo sobre la ciudad siendo destruida por Godzilla es la cumbre visual del film), disfruta de una magnánima (si bien convencional) partitura del omnipresente Alexandre Desplat, y sus efectos digitales son una auténtica obra de arte. Godzilla, que recupera su clásica complexión erguida cuando se encuentra en tierra firme, es un nuevo triunfo del CGI, una impresionante (re)creación que homenajea sus raíces niponas con sumo respeto, sin caer en el t-rexismo de la vilipendiada versión de Roland Emmerich, y que aún así resulta imponentemente realista gracias a un diseño e integración excelentes. Cuando por fin vemos bien al Rey de los Monstruos -y sí, tarda una hora de reloj en aparecer, aunque los “preámbulos” nos tienen distraídos hasta el gran descubrimiento-, comprobamos que en su relativamente pequeño rostro se encuentra el verdadero factor wow de la película. Su rugido en primer plano es el clímax emocional y sensorial de Godzilla. Sin embargo, poco después de su aparición, nos damos cuenta de que más allá de eso no hay nada, y entonces la película se convierte en un tedioso y repetitivo déjà vu.

Godzilla

Lo que sigue son aburridísimas secuencias de estrategia militar intercaladas con ataques de la criatura, todos orquestados de la misma manera, abusando del truco de la anticipación, y esperando en vano que el efecto sorpresa no desaparezca del espectador. El uso de clichés es abrumador, el sentido del humor brilla por su ausencia y los personajes fallan: ni aportan el factor humano que se pretende, ni tienen ni un ápice de carisma que nos ayude a sobrellevar el sopor entre set pieces. Es como si Edwards se hubiera fijado en Jurassic Park para construir su película, pero se hubiera quedado con lo más superficial, desechando lo que convirtió a la de Spielberg en un clásico del cine de aventuras.

Aaron Taylor-Johnson, el arquetípico héroe militar norteamericano, y Elisabeth Olsen, la arquetípica mujer que espera a que el hombre salve el mundo, son olvidables personajes-plantilla. Unos desubicados Ken Watanabe y Sally Hawkins son la pobre imitación de Alan Grant y Ellie Sattler, poco creíbles como los responsables de una investigación científica que conforma el elemento más vergonzoso de la película. Ni siquiera el reputado Bryan Cranston logra aumentar la carga dramática del film, al contrario. Cranston se limita a reproducir sobreactuado las muecas de su célebre Walter White, afectado por el melodrama más chirriante. Aunque Edwards trata de imprimir algo de enjundia y seriedad a la historia de Gojira para actualizar el mito, e incluso se atreve -en un movimiento final tan loable como fallido- a humanizar/deificar al monstruo, Godzilla es incapaz de provocar emociones más allá del orgasmo digital de sus imágenes. Para muchos esto será suficiente (y desde luego tendrán argumentos de sobra), hasta que nos llegue otro blockbuster que nos demuestre que el cine de palomitas puede ser algo más.

Valoración: ★★½

Crítica: 10.000 km

10000km

Texto escrito por David Lastra

Aquel dicho de el tiempo lo destruye todo es cierto, pero si hay algo más temible que el paso de los años es la distancia. La ausencia de roce proveniente de dos cuerpos separados por el espacio provoca una evolución en la relación de los mismos. El tacto no marca, ni erosiona a ambas personas, por lo que se crea un nuevo yo. Una reconstrucción anatómicamente idéntica pero que no se asemeja en casi nada a la persona conocida hasta entonces.  Esa es la base de la triunfadora del último Festival de Cine de Málaga (mejor película, actriz, dirección, premio del público y guión novel) y uno de los títulos más importantes del año, 10.000 km.

Como si de unos vecinos cotillas nos tratásemos, entramos en la historia poco antes de la explosión del conflicto. Sergi y Álex viven en Barcelona. Él es profesor y ella fotógrafa. Se quieren, se vacilan y se follan. Pero todo cambia ante la posibilidad de una beca en Los Ángeles para Álex. Aparece el veneno de las relaciones: la citada distancia. Los diez mil kilómetros convierten a Álex en una nueva persona. Cual Megan Draper cualquiera, tras unos titubeos con la tristeza y la morriña, abraza el estilo de vida angelino sin ningún problema. Al otro lado del océano, la distancia provoca monstruos más temibles que los de la razón: los celos. Sergi comienza a no reconocer a la persona que ve en la pantalla de su ordenador. ¿Doppelgänger? No, la distancia ya ha hecho de las suyas. Pero no caigamos en el falocentrismo, él tampoco es el mismo. En 10.000 km no hay víctimas, ni culpables únicos. Ambos hacen daño y sufren.

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Carlos Marques-Marcet condensa la esencia de las relaciones, o lo que es lo mismo, la trilogía de Richard Linklater, en menos de dos horas. Los años y las elipsis de la relación de Jesse y Celine pasan a ser una experiencia de semanas y meses. 10.000 km explora el qué hubiera pasado si después de Antes del amanecer los personajes de Ethan Hawke y Julie Delpy hubiesen iniciado una relación después de su velada idílica en Viena. El televisivo David Verdaguer (APM, Crackòvia y Polònia) y Natalia Tena (la mismísima Osha de Juego de tronos y Nymphomadora Tonks de la saga de Harry Potter) encarnan a la perfección el naturalismo despreciable y completamente reconocible de la joven pareja protagonista.

10.000 km es una de las más certeras representaciones de esta nueva incomunicación producto de la  facilidad a la hora de comunicarse (y de ignorarse) gracias a los smartphones y ordenadores. La utilización de las nuevas formas de comunicación dependiendo del grado de implicación y compromiso de la pareja es magistral. Desde las primeras almibaradas (y cerdas) llamadas por Skype a los gélidos e-mails, aderezado por el temible espionaje de las fotos etiquetadas por amigos en Facebook. La normalidad y la reacción tan catastrofista de los personajes ante estos dramas del primer mundo es magistral. Sus reacciones son desmesuradas. Mi abuela ha muerto, mi mujer me engaña, dicen que estoy loco. Una tragedia griega por no haber visto respondido un mensaje privado. Habrá quien se ría ante ese drama, pero Marques-Marcet no hace sino mostrar nuestro día a día en la gran pantalla.

Valoración: ★★★★

Mad Men 7.05 “The Runaways”

Peggy Ginsberg The Runaways

“He visto las mejores mentes de mi generación destruidas por la locura”
-Allen Ginsberg, Aullido (1956)

La dimensión desconocida

A estas alturas, todavía los hay que dicen que en Mad Men no pasa nada. Para ser justos, seguramente estos descreídos son los que se bajaron en la primera temporada y se limitan a repetir la misma cantinela año tras año. Si hay una serie de televisión en la que siempre esté pasando algo, ya sea lo que ocurre ante nuestros ojos o lo (no siempre tan) oculto en las muchas capas que la conforman, esa es Mad Men. Pero además de este constante (y emocionalmente estresante) devenir, la serie de Matthew Weiner nos golpea de vez en cuando con instantes de gran impacto, generalmente relacionados con la violencia (en sus muchas vertientes) y el sexo, que sirven como revulsivo y nos deja al descubierto la realidad sobre esta historia, que no cesa ni un segundo de contarnos algo.

El pezón automutilado de Michael Ginsberg en “The Runaways” nos remite a aquel inolvidable accidente con la cortadora de césped en SCDP (salvando las distancias), nos recuerda otros sangrientos y macabros acontecimientos en la serie, ya sean producto del azar o reflejo de una mente atribulada (Betty escopeta en mano, Peggy apuñalando a Abe con un arpón, Lane ahorcándose) y nos dice que el relato de Mad Men está regido por una enorme violencia contenida que necesita salir a la superficie de cuando en cuando para poder seguir adelante. El nipplegate de Ginsberg nos confirma algo que sabíamos de sobra: En Mad Men todo, hasta lo más insignificante y aparentemente fortuito, ocurre por una razón. Veamos por qué.

Peggy The Runaways

Que Ginsberg no tenía la cabeza bien amueblada es algo que sabemos desde su primera aparición en la serie, en el episodio “Tea Leaves” (5.03). Cuando echamos la vista atrás y recordamos sus palabras, las de un profeta o un loco (tanto monta, monta tanto) a quien nadie toma en serio, todo adquiere sentido. “No elegí esta profesión, ella me eligió. Yo no tuve ningún tipo de control sobre ello” -con el tema del futuro, Mad Men está entregándose ahora a lo literal, Ginsberg lleva haciéndolo desde el principio. Cuando Peggy le dice que se está describiendo como una persona normal, él confiesa que nadie lo había “acusado” de algo así jamás. Ginsberg también cuenta a Peggy -convertida desde ese momento en el recipiente de sus desvaríos- que suele pasar horas hablando a la radio (no por radio), y en el episodio “Far Away Places” (5.06) le confiesa que viene de Marte, en una escena en la que creemos que se nos está hablando sobre ella a través de él, cuando en realidad nos está ocultando a simple vista al verdadero Ginsberg, y adelantado así los acontecimientos de “The Runaways”:

Michael: I’m from Mars. It’s fine if you don’t believe me, but that’s where I’m from. I’m a full-blooded Martian. Don’t worry, there’s no plot to take over Earth. We’re just displaced. I can tell you don’t believe me. That’s okay. We’re a big secret. They even tried to hide it from me. That man, my father, told me a story I was born in a concentration camp. But you know that’s impossible. And I never met my mother because she conveniently died there. That’s convenient. Next thing I know, Morris there finds me in a Swedish orphanage. I was 5; I remembered. And then I got this one communication. A simple order: Stay where you are.
Peggy: Are there others like you?
Michael: I don’t know. I haven’t been able to find any.

Estos arrebatos de franqueza han sido siempre percibidos como el producto de una personalidad excéntrica, impulsiva e inmadura, y también como síntoma inequívoco de una profunda soledad. De una manera o de otra, su esquizofrenia ha sido amortiguada e ignorada, quizá porque la hemos experimentado en relación a la revolución social de los 60, con todos los efectos lisérgicos y psicodélicos que también hemos visto en otros personajes. Lo pintoresco de sus relatos y profecías no lo era tanto comparado con lo que ocurría a su alrededor. Es decir, cuando Ginsberg mostraba su vertiente alucinada y conspiranoica, no nos extrañaba demasiado, porque el mundo entero se estaba volviendo loco. Pero resulta que Ginsberg estaba enfermo de verdad, y ha terminado abandonando SC&P en una camilla, con una protuberancia menos.

Lou Jim The Runaways

En “The Runaways” vemos a Ginsberg finalmente vencido por el terror y la paranoia. En una de las escenas centrales del episodio, que parece directamente sacada de una historia de The Twilight ZoneMichael cree desenmascarar la conspiración que existe tras los ordenadores. Extendiendo el homenaje a 2001: Una odisea del espacio que comenzó en “The Monolith“, Michael se convierte por un momento en HAL 9000, y como la inteligencia artificial de Kubrick (el único personaje que muestra verdaderos sentimientos humanos en 2001), intenta leer en los labios del enemigo, en una referencia directa a la película, el complot para destruir la agencia: las máquinas están volviendo homosexual a todo el mundo. Lou y Jim ya han caído, y él ha sido víctima de varios golpes del rayo gayzador que por ahora ha conseguido esquivar. En “The Monolith”, el ingeniero informático (recordad, el mismísimo Diablo según Don) decía que los ordenadores eran una metáfora de aquello que nos aterrorizaba. ¿No será todo esto una manera de bloquear sus propias pulsiones? Tendría sentido si pensamos en que Michael suele proyectar en otros lo que está ocurriendo en su mente.

En otro de los momentos clave de “The Runaways”, Ginsberg pregunta al informático (y al ordenador, que para él tiene consciencia) “¿Qué soy, Casandra?”. En la mitología griega, Casandra recibió de la mano de Apolo el don de la profecía, a cambio de un encuentro carnal que acabó traicionando. Como resultado, la sacerdotisa mantuvo su don de adivinación, pero fue víctima de una maldición por la cual todos la considerarían una loca y nadie creería jamás sus profecías. Aunque huelgue decirlo, sí, Ginsberg es Casandra -y también su análogo en los cuentos de hadas, Pedro y el lobo. Él cree que está advirtiendo a todos de la inminente revolución de las máquinas, de los peligros que les depara el futuro si siguen entregándose a la tecnología de otro mundo -probablemente haya acertado en sus profecías, ya sabemos lo que pasa cuando nadie escucha a un loco que predice el fin del mundo. Pero en realidad, de lo que les estaba avisando todo este tiempo con sus aullidos es de que es él quien no es de este mundo, que se ha desplazado por completo de este plano de la realidad, de esta dimensión.

Megan The Runaways

Aunque parezca que no, en “The Runaways” ocurren muchas más cosas. Don hace un trío con Megan y la mejor amiga de su mujer. La extrema sensualidad de la escena (una de las más provocativas que hemos visto en la serie) se ve contrarrestada por lo que hay detrás: Megan está celosa porque la reaparición de la sobrina de Don le recuerda que ella no es la persona que mejor conoce a su marido, y el trío es su manera de fabricar un secreto, una vida oculta sobre la que ella tenga algo de control, además de una posible solución al problema de faldas de Don -si Megan se encarga de escoger esas faldas, quizás pueda contener el problema.

Por otro lado, Don descubre gracias a Harry Crane que los socios de SC&P planean un golpe para echarlo definitivamente de la agencia, y recuperando su gloria como creativo, traza un ingenioso plan que le garantiza inmunidad en SC&P y de paso deja a sus jefes en pañales. The Man Is Back. Por último, Betty vuelve a sufrir el síndrome de la esposa maniquí cuando recibe un varapalo de Henry por salirse del guión establecido para mantener la fachada de su marido. Betty ya pasó por lo mismo con Don, y empieza a hartarse de vivir así otra vez. Betty quiere que la vean, como Sally. Cuando Henry las reprimenda por pelearse, cual padre que disciplina sus niñas, volvemos a darnos cuenta de que ambas están viviendo simultáneamente su revolución adolescente. Como de costumbre, “The Runaways” es un episodio de Mad Men repleto de acontecimientos y rebosante de subtexto, pero por esta semana el pezón de Ginsberg es el centro del universo, es un agujero negro que se traga la realidad y nos impide desviar nuestra atención hacia otra cosa durante más de un minuto.

Crítica: Tom à la ferme

Xavier Dolan in Tom at the Farm

Texto escrito por David Lastra

En su batalla personal por ser el mayor genio de su generación o la mayor mamarracha parida en esta última década, Xavier Dolan nos trae su película más enfermiza y sorprendentemente contenida (en forma, que no en contenido). Un paso sorprendente tras la colosal (tanto en los aspecto positivos como negativos), Laurence Anyways. Estas son las aventuras de Tom en la granja, no confundir con las del best-seller del colectivo Violeta Denou.

Tras el funeral de su novio, Tom (un oxigenado Dolan que retoma el protagonismo tras cederle el honor a Melvil Poupaud en la citada Laurence Anyways) se ve envuelto en una encerrona en la que su cuñado Francis (interpretado por Pierre-Yves Cardinal, un híbrido entre Félix Gómez y Miguel Ángel Muñoz, pero con el triple de magnetismo y dotes actorales que ellos) le obliga a representar una farsa ante la madre de este: de pareja a amigo mariquita. Lejos de verlo como un drama, Tom no solo acepta la desposesión post-mortem del ser querido, sino que abraza gustosamente su rol pasivo como esclavo personal de la granja. No simplifiquemos la actitud de Tom con la etiqueta de síndrome de Estocolmo, todo forma parte de un estudiado plan: su cuñado es el sustituto perfecto para reemplazar el vacío del novio muerto. Si por el camino tiene que ordeñar un par de vacas y aguantar más que un buen puñetazo, pues se aguanta con una sonrisa.

Pierre-Yves Cardinal, Lise Roy og Xavier Dolan in Tom at the Farm

En Tom à la ferme, Dolan vuelve a combinar dos de sus temas favoritos: el vacío que deja la persona ausente y la preservación, santificación y consiguiente defecación de la figura materna; pero bajo una óptica mucho más centrada. Se agradece de igual manera que sus personajes no griten tanto. Todavía resuenan en mis oídos los gritos de las conversaciones madre-hijo de Yo maté a mi madre. Podríamos afirmar que esta nueva actitud viene dada porque por primera vez Dolan se basa en material ajeno (la obra homónima de teatro de Michel Marc Bouchard), pero no sería justo desmerecer la posible madurez (¡qué vértigo y qué espanto de palabra!) del director canadiense en su cuarta película.

Otra novedad en cuanto a su obra anterior es la selección musical. En esta ocasión hay menos concesiones ochenteras de las que nos tiene acostumbrados. Aunque suene el Sunglasses at Night de Corey Hart en una escena, la película se sustenta a base de golpes musicales (estridentes) del oscarizado Gabriel Yared y un Rufus Wainwright convertido en sorprendente narrador con su catártica y desgarradora Going to a Town, aunque no pierde el toque hortera al utilizar de manera tan dramática (y erótico festiva) las composiciones de Gotan Project.

Aunque ya hayamos apuntado que es una película completamente Dolan, no podemos sino caer en el juego de las influencias para dar un último titular. Una frase de esas que hace que la película se venda mejor. Ahí va. Tom à la ferme es una historia de Chabrol pero rodada por Fassbinder (gestos con las manos).

Valoración: ★★★★½

Upfronts ’14: Las nuevas series para la próxima temporada

Ya ha llegado ese tiempo del año otra vez. Después de anunciar qué series sobreviven a la criba de mayo (May Sweeps) y cuáles perecen, las networks dan a conocer sus parrillas para la próxima temporada otoñal. Durante los Upfronts de las cadenas conocemos más detalles sobre las ficciones que coparán la temporada 2014-2015, y que nos mantendrán entretenidos, no solo por la series en sí mismas, sino por presenciar la cruenta carrera que estas libran para llegar al próximo mayo con vida.

A continuación os dejo con los trailers de los nuevos dramas y comedias (“No quiero más dramas en mi vida, solo comedias entretenidas”) de las networks, junto a la información básica para saber quién se encuentra detrás de cada proyecto y de qué va la cosa, y para terminar, mis primeras impresiones, por si os sirven para decidir si os animáis o pasáis de ellas. Iré añadiendo series a medida que las cadenas vayan desvelando sus trailers.

HtGAwM

ABC

 

American Crime

Qué: Drama que sigue un caso de homicidio con fuerte carga racial, y cómo esto afecta a las personas y familias involucradas.

Quién: De ABC Studios. Creada por John Ridley (productor ejecutivo de 12 años de esclavitud) y Michael J McDonald (productor de Xena, la princesa guerrera). Reparto: Felicity Huffman, Timothy Hutton y W. Earl Brown entre otros.

Primeras impresiones: ABC se pone las pilas con este intenso drama, llamado a ser uno de los éxitos de crítica de la próxima temporada. Si el trailer es indicio alguno, estamos ante un buen puñado de grandes interpretaciones, y una serie que no acostumbramos a ver en networks, sobre un tema que estas suelen tratar de forma episódica en sus series. Definitivamente, la televisión en abierto se empieza a tomar en serio la competencia de pago y aspira a ponerse a su nivel.

 

Black-ish

Qué: Un hombre de familia negro intenta inculcar en sus hijos su identidad cultural en un barrio de blancos de clase media-alta.

Quién: De ABC Studios. Creada por Kenya Barris basándose en su vida. Producida por James Griffiths, Larry Wilmore, Anthony Anderson, Laurence Fishburne, Helen Sugland, Tom Russo, Brian Dobbins, Peter Principato y Paul Young. Protagonizada por Anthony Anderson, Tracee Ellis Ross y Laurence Fishburne entre otros.

Primeras impresiones: Otra serie de ABC que se aproxima a la cuestión racial en Norteamérica, pero desde la comedia. La saturación de clichés es increíble, y el protagonista, Anthony Anderson, es insoportable. What would Bill Cosby Do?

 

Cristela

Qué: Sitcom de risas enlatadas sobre una estudiante de derecho latina y su alocada familia tratando de sobrevivir en Estados Unidos.

Quién: De 20th Century Fox TV. Creada por Cristela Alonzo. Productores: Kevin Hench, Marty Adelstein, Becky Clements y Shawn Levy.

Primeras impresiones: ¿Estamos en 1992? Después de ver el trailer estoy pensando que esa es la única realidad posible si una cadena de televisión ha dado el visto bueno a este despropósito. Esta serie es el paradigma de lo cutre. Está hecha pensando en el mercado latinoamericano, que es muy importante en Estados Unidos. Pero ni aún cubriendo un nicho importante y contribuyendo a la diversidad se salva.

 

Forever

Qué: Drama fantástico sobre un hombre de 200 años de edad que trabaja en el depósito de cadáveres municipal de Nueva York mientras intenta encontrar una cura a la maldición de su inmortalidad.

Quién: De Warner Bros Television. Creada por Matt Miller (Chuck, 666 Park Avenue), producida por Dan Lin y Jennifer Gwartz, dirigida por Brad Anderson. Protagonizada por Ioan Gruffudd (Los 4 Fantásticos, Ringer).

Primeras impresiones: La premisa y el desarrollo de la historia, según nos muestra el trailer, no podría estar más manida. Aunque precisamente por eso quizás funcione, porque nace con una visión muy clara de lo que es una clásica serie de televisión en abierto. Digamos que esto parece Pushing Daisies  sin la creatividad e imaginación, y con un tufo peligroso a procedimental de investigaciones criminales. Y lo siento, pero yo no puedo con las series tipo Bones, que transcurren la mitad del tiempo alrededor de una mesa de autopsia y con los mismos diálogos clonados de un capítulo a otro. Forever parece que podría convertirse rápidamente en eso mismo.

 

Fresh Off the Boat

Qué: Comedia familiar single-cam ambientada en la década de los 90 sobre una familia de emigrantes taiwaneses que se muda a Orlando.

Quién: De 20th Century Fox TV. Creada por Nahnatchka Khan (American Dad, Don’t Trust the B—- in Apartment 23), producida por Jake Kasdan, Melvin Mar y Eddie Huang. Basada en las memorias del famoso chef Eddie Huang.

Primeras impresiones: A primera vista guarda un gran parecido con la comedia racial de ABC, Black-ish (ya vemos por dónde va la cadena este año, apostando por la diversidad y la representación, genial). Pero la diferencia es que no parece haber intención sermoneadora, y sobre todo que esta sí es graciosa. A destacar la madre de la familia, que nos va a provocar más de una carcajada semanal, mientras la serie dure. Yo la voy a ver seguro, confío ciegamente en la creadora de Apartamento 23 y me recuerda a The Goldbergs.

 

Galavant

Qué: Híbrido de cuento de hadas, musical y comedia sobre un príncipe en busca de venganza para el malvado rey que le arrebató a su amada.

Quién: De Abbey C Studios Ltd. para ABC Studios. Creada por Dan Fogelman (Crazy, Stupid, Love., Malditos vecinos). Productores: Chris Koch, Alan Menken y Glenn Slater.

Primeras impresiones: ¿Pero qué tenemos aquí? ¿Podría ser este el próximo pelotazo de ABC (con permiso de lo nuevo de Shonda Rhimes)? No estoy tan seguro, pero de entrada es uno de los proyectos más llamativos de la próxima temporada. Producida por el mismísimo Alan Menken (compositor de La Sirenita, La Bella y la Bestia Aladdin entre otras), con un reparto más que atractivo en más de un sentido (ejem, Joshua Sasse, ejem), humor alocado y al parecer bastante inspirado (atención al Rey Richard, probablemente será uno de los personajes de la temporada). Galavant parece el mejor remedio a Once Upon a Time. Puede que el hechizo dure tres capítulos, pero yo no me la pierdo.

 

How to Get Away with Murder

Qué: Nuevo drama de Shonda Rhimes para ABC, descrito como un “sexy thriller legal de suspense” que sigue a la brillante agobada Annalise DeWitt (suena a coña, pero no lo es) y sus ambiciosos estudiantes de derecho, que se ven involucrados en un misterioso homicidio que podría afectar a sus vidas y a las de toda la universidad. 

Quién: De ABC Studios. Producida por Peter Nowalk, Shonda Rhimes y Betsy Beers. Protagoniza Viola Davis, nominada al Oscar por DoubtCriadas y señoras, Aja Naomi King y Matt McGorry (Orange Is the New Black) entre otros.

Primeras impresiones: Pero bueno, ¡qué LOCURÓN! Shonda Rhimes es una genia, una auteur de las grandes. No os perdáis el trailer, por favor. Y decidme que no es lo suficientemente ridícula y absurdamente atractiva como para ignorarla. Los ingredientes de Shondaland elevados a la enésima potencia, ambición, sexo, diversidad, gay-friendliness, y ese sentido de la épica melodramática que solo ella tiene. Pelotazo seguro.

 

Manhattan Love Story

Qué: Comedia romántica single-cam sobre el accidentado romance entre un chico y una chica después de una cita a ciegas. La audiencia oirá en todo momento los pensamientos de los protagonistas.

Quién: De ABC Studios. Creada por Jeff Lowell (Dos hombres y medio, Dame un respiro). Producida por Peter Traugott, Robin Schwartz, Rachel Kaplan y Jon Liebman. Protagonizada por Analeigh Tipton y Jake McDorman.

Primeras impresiones: ¿Qué clase de broma de mal gusto es esta? Humor de rebajas que potencia los estereotipos más sexistas y una premisa que, si se agota en apenas un minuto de trailer, ¿cómo demonios va a aguantar toda una serie? Lo de oír los pensamientos de los personajes está bien para un episodio, para un momento puntual, pero no puede usarse para construir una serie. Fatal.

 

Secrets and Lies

Qué: Como Gracepoint, se trata de un drama sobre el asesinato de un niño pequeño en un pueblo, y la investigación que se desarrolla para encontrar al culpable.

Quién: De ABC Studios, Kapital Entertainment y Hoodlum Entertainment. Creada por Barbie Kligman (The Vampire Diaries, Private Practice). Producida por Aaron Kaplan, Tracey Robertson y Nathan Mayfield. Protagonizada por Juliette Lewis y Ryan Phillippe

Primeras impresiones: ZzzZZZZZzzzZZZ¡Ryan Phillippe shirtless!zzZZZZzZZZZZZZZzZz

 

Selfie

Qué: La nueva comedia de los creadores de Suburgatory, sobre una veinteañera obsesionada con las redes sociales, Eliza, que contrata los servicios de un experto en márketing para ayudarle a limpiar su imagen tras protagonizar un vergonzoso vídeo viral.

Quién: De Piece of Pie Productions y Warner Bros TV. Creada por Emily Kapnek y Julie Anne Robinson. Protagonistas: Karen Gillan y John Cho.

Primeras impresiones: Intento desesperado de conectar con la audiencia joven (y sermonearla) a través de la sátira de la comunicación via redes sociales y el narcisismo de las nuevas generaciones. El mensaje está claro: “No le hagas fotos a la vida, vívela”. No sé si Selfie puede tener algo más que ofrecer aparte de lo que vemos en el trailer, cuyo contenido, por cierto, ha quedado obsoleto mientras escribía esto. Eso sí, Karen Gillan parece estar estupenda. Ella es el único reclamo para que nos atrevamos a verla, además de para cubrir el vacío que pueda a haber dejado en nosotros la cancelación de Suburgatory, a la que recuerda indudablemente.

 

The Whispers

Qué: Otro drama con el “sello” Spielberg. Los extraterrestres utilizan a varios niños de la Tierra para planear su próxima invasión.

Quién: De ABC Studios y Amblin TV. Creada por Soo Hugh. Producida por Steven Spielberg, Justin Falvey, Darryl Frank y Dawn Olmstead. Protagonizada por Lily Rabe y Barry Sloane.

Primeras impresiones: Dos palabras: Lily Rabe. Y otras dos: Nada más.

gotham cast

FOX

 

Backstrom

Qué: Basada en la saga literaria del escritor sueco Leif G.W. Persson, Backstrom es un drama procedimental protagonizado por un agente de policía irascible y ofensivo, pero absolutamente brillante, que vuelve de su exilio para incorporarse a la Unidad de Crímenes Especiales de la Policía de Portland.

Quién: De Far Field Productions y 20th Century Fox TV. Producida por Hart Hanson (Bones) y Mark Mylod. Protagonizada por Rainn Wilson (The Office).

Primeras impresiones: Cuando leo la palabra procedimental salgo despavorido. Pero Backstrom tiene una gran baza: Rainn Wilson. Él podría llegar a compensar el hecho de que esto no sea más que otra serie de investigación criminal, aunque parezca un sucedáneo del doctor Gregory House.

Empire

Qué: Ambicioso drama sobre el mundo del hip hop, protagonizado por el presidente de un imperio discográfico cuyos hijos y mujer quieren arrebatarle el trono.

Quién: De Imagine Television y 20th Century Fox TV. Creada por Lee Daniels (PreciousEl mayordomo), escrita por Danny Strong (Game Change), y producida por Brian Grazer y Francie Calfo. Protagonizada por Terence Howard, Taraji P. Henson, Gabourey Sibide. Música original de Timbaland.

Primeras impresiones: Con esas credenciales, Empire es sin duda una de las series a tener en cuenta el próximo año. El trailer parece hacer justicia a lo que promete. La serie pone de manifiesto los cambios que están sufriendo las networks, con dramas cada vez más orientados al público que prefiere las series de cable. Queda por ver cómo responde la audiencia ante algo como Empire en Fox, pero de entrada tiene muy buena pinta.

Gotham

Qué: Serie precuela de Batman que cuenta la historia del policía James Gordon, azote de criminales y sinónimo de ley y orden. Gotham nos contará el ascenso de Gordon en la policía a medida que crecen las capas de corrupción de la ciudad y los villanos que viven en ella empiezan a emerger. La serie será una origin story de personajes icónicos como Catwoman, El Pingüino, Enigma, Dos Caras, Joker, y por supuesto de Batman, todavía un pequeño Bruce Wayne.

Quién: De Warner Bros TV. Producida por Bruno Heller, Danny Cannon y John Stephens.

Primeras impresiones: Sin duda uno de los mejores trailers de los Upfronts. A juzgar por estos dos minutos, el tono es el adecuado, el casting es muy bueno (recuperamos a Ben McKenzie poco después de la cancelación de Southland), y parece que hay razones de sobra para emocionarse.

 

Gracepoint

Qué: Remake de la serie británica Broadchurch, la historia de un pequeño pueblo costero que vive la tragedia de la muerte de un niño pequeño, y la intrincada investigación por parte de dos agentes para descubrir al asesino. “Serie-evento” de 10 capítulos.

Quién: De Shine America en asociación con Kudos and Imaginary Friends. Producida por Chris Chibnall, Anya Epstein, Dan Futterman, Jane Featherstone, John Goldwyn y Carolyn Bernstein. Futterman y Epstein serán los showrunners. Protagonizan David Tennant (que interpreta al mismo personaje que en Broadchurch), y Anna Gunn (Breaking Bad).

Primeras impresiones: A juzgar por el trailer, Gracepoint parece un remake plano a plano de Broadchurch, con los mismos encuadres, la misma fotografía, los mismos recursos estilísticos. La única diferencia a simple vista es el acento de Tennant. Seguramente introducirán los cambios pertinentes para que el desenlace sea distinto, pero aún así cuesta encontrar una razón para verla si ya se ha visto Broadchurch, más allá de Tennant, Gunn y la curiosidad.

 

Hieroglyph

Qué: Serie de aventuras fantásticas ambientada en el antiguo Egipto, durante un tiempo de magia, faraones, dioses y ladrones.

Quién: De Chernin Entertainment y 20th Century Fox TV. Creada por Travis Beacham (Clash of the Titans, Pacific Rim), producida por Peter Chernin, Katherine Pope y Anna Fricke.

Primeras impresiones: Fox sabe cómo vendernos esta serie. En el trailer nos enseña lo más jugoso: un beso lésbico, mucha acción, terror, enigmas ancestrales, unos colmillos demoníacos… Y nos lo envuelve todo en un halo de misterio y sensualidad muy bien empaquetado. Probablemente sea peor de lo que parece, pero atractiva es un rato. A primera vista podría ser una serie de cable, y eso siempre es un plus.

 

The Last Man on Earth

Qué: Phil Miller era un hombre normal y corriente que amaba a su familia y odiaba su trabajo en el banco. Ahora, en el año 2022, es la última esperanza de la raza humana. Miller es aparentemente el último hombre sobre la faz de la Tierra. ¿O no? ¿Es posible que se haga realidad su deseo de que también haya una última mujer?

Quién: Comedia single-cam creada y protagonizada por Will Forte (Saturday Night LiveNebraska) y producida por Chris Miller y Phil Lord (La LEGO película).

Primeras impresiones: El trailer de The Last Man on Earth, que es básicamente un cuarto del episodio piloto, es uno de los más interesantes y llamativos de la temporada. No tanto por la premisa, que hemos visto en muchas ocasiones en el cine y la literatura, sino por la curiosidad que despierta averiguar cómo esta será trasladada a una serie de televisión. Precisamente esto es lo más preocupante. Todos los años nos llegan varias series que a priori no podemos imaginar durando más de una temporada, y este año es esta es la que más destaca del lote. Claro que Will Forte parece estar brillante, así que no costará mucho darle una oportunidad a ver hacia dónde nos lleva.

Mulaney

Qué: Sitcom multicámara protagonizada por un cómico de monólogos que intenta llevar su carrera al siguiente nivel, y su grupo de amigos y mentores.

Quién: De Universal TV, Broadway Video y 3 Arts Entertainment. Creada por John Mulaney y Andy Ackerman, y producida entre otros por Lorne Michaels (SNL). Protagonizada por John Mulaney, guionista de Saturday Night Live ganador de un Emmy.

Primeras impresiones: Refrito cutre de Seinfeld con una pinta tan mala que podría ser la nueva Dads, pero más aburrida e insulsa.

Red Band Society

Qué: Remake norteamericano del exitoso drama catalán Polseres vermelles (Pulseras rojas), sobre un grupo de niños y adolescentes enfermos cuya vida transcurre en un hospital.

Quién: Steven Spielberg es el encargado de adaptar la serie creada por Albert Espinosa, después de confesar que la original le había hecho llorar. También produce Margaret Nagle, de Boardwalk Empire. Protagonizan entre otros Octavia Spencer (Criadas y señoras) y Griffin Dune (¡Jo, qué noche!).

Primeras impresiones: El trailer no es tal cosa, es más bien un vídeo de entrevistas con imágenes intercaladas (sin diálogos), pero por lo que podemos ver, parece que Red Band Society va a ser mucho más que un remake, y va a ser capaz de hacer una relectura puramente yanqui sin copiar plano a plano, como otras series. Eso sí, si habéis visto la original, supongo que sabréis qué esperar de esta. Sonrisas y lágrimas todo el rato. Y oye, lo que nos gusta a nosotros una buena dramedia.

Wayward Pines

Qué: Otra miniserie de 10 episodios (son el futuro de las networks) sobre un agente secreto, Ethan Burke, que llega a la bucólica localidad de Wayward Pines en busca de dos agentes federales desaparecidos, y se ve envuelto en un misterio que involucra a gran parte del pueblo.

Quién: De FX Productions. Producida por Chad Hodge, M. Night Shyamalan, Donald De Line y Ashwin Rajan. Protagonizada por Matt Dillon, Carla Gugino, Melissa Leo, Juliette Lewis y Terrence Howard entre otros.

Primeras impresiones: No cabe duda de que Wayward Pines pretende ser la Twin Peaks del siglo XXI. Y por lo que veo en este adelanto, lo va a tener crudo para sobresalir bajo la sombra del clásico catódico de David Lynch. Si acaso puede merecer la pena por su factura y reparto. Pero ya veremos.

 

constantine

NBC

 

A to Z

Qué: Comedia romántica single-cam sobre los designios del destino. A to Z es la historia de Andrew y Zelda, una pareja de opuestos que se atraen (él es un romántico empedernido y ella una escéptica del amor). Una noche, Andrew vio por primera vez a Zelda, pero la perdió. Dos años después, una serie de coincidencias e incidencias les llevan a conocerse en la empresa donde él trabaja, un servicio online de citas.

Quién: Producida por Warner Bros. Television y Le Train Train. Creada por Ben Queen, Rashida Jones  y Will McCormack.

Primeras impresiones: El trailer es adorable, y Feldman y Milioti son amor. Dudo del potencial de la serie para aguantar más de una temporada con esa historia, pero me ha dado buena sensación, de rom-com de las bonitas-de-verdad-de-la-buena-con-lots-of-química. Me la quedo.

 

Bad Judge

Qué: Comedia sobre una de las juezas más respetadas de Los Ángeles, Rebecca Wright, que también es un desastre en su vida privada, y ocupa todo su tiempo libre en fiestas y esquivando (o no) a los muchos hombres que tiene al acecho. En el juzgado tiene fama de decir lo primero que se le viene a la cabeza y emplear métodos poco ortodoxos y dar sentencias “creativas”.

Quién: De Universal Television y Gary Sanchez Productions. Producida por Chad Kultgen, Will Ferrell, Anne Heche y Kate Walsh entre otros. Protagonizada por Kate Walsh (Anatomía de Grey, Private Practice).

Primeras impresiones: La premisa es simple como ella sola, pero esta serie podría funcionar gracias a Kate Walsh, que es todo carisma y simpatía. Solo por ella merece darle aunque sea una oportunidad. Que no os extrañe que Walsh esté entre las nominadas al Globo de Oro y/o el Emmy el próximo año. “And somebody get me some Gatorade?”

 

Constantine

Qué: Drama fantástico basado en el popular cómic de Vertigo/DC Hellblazer, sobre el cazador de demonios y maestro de lo oculto John Constantine.

Quién: Producida por Bonanza Productions y Warner Bros. Television, Daniel Cerone (Embrujadas, El mentalista) y David S. Goyer (El hombre de acero, Batman vs. Superman). protagonizada por Matt Ryan (Crimen organizadoLos Tudor).

Primeras impresiones: Esta es una de las apuestas fantásticas más fuertes de la próxima temporada, y ya solo por eso merece (al menos desde mi punto de vista) que le echemos un vistazo. Sin embargo, lo que he visto en el trailer me ha parecido muy irregular: protagonista con carisma, descaro British, efectos digitales reguleros, y una tendencia peligrosa hacia el procedimental.

 

Marry Me

Qué: Comedia single-cam sobre una pareja, Annie y Jake, que tras muchos años juntos y unas vacaciones paradisíacas de dos semanas entran en crisis cuando ella arruina la pedida de matrimonio de él, porque esperaba que le “hiciera la pregunta” durante las vacaciones. Para no gafar el matrimonio, los dos deciden posponer el compromiso hasta que la pedida sea perfecta.

Quién: Producida por Sony Pictures TV y FanFare Productions. Del creador de Happy Endings David Caspe, y los productores Seth Gordon y Jamie Tarses. Protagonizan Casey Wilson, Penny en Happy Endings, y Ken Marino (Veronica Mars, Party Down).

Primeras impresiones: Lo siento, pero a pesar de que le tengo cariño a Marino, estoy casi seguro de que voy a pasar. No soporto Happy Endings, y Wilson no me hace nada de gracia (algo en lo que me reafirmo viendo el trailer), así que esto no es para mí. Pero hey, seguro que a más de uno sí os engancha (mientras dure, porque tiene “cancelada” escrito en cada plano).

 

The Mysteries of Laura

Qué: Drama sobre una brillante policía de homicidios de Nueva York que debe compaginar su trabajo “tipo Colombo” con una loca vida familiar que incluye a dos gemelos indomables y un divorcio en proceso.

Quién: Producida por Warner Bros. Television basándose en la serie de TVE Los misterios de Laura. Creada por Greg Berlanti (Everwood, Arrow) y McG (Los ángeles de Charlie). Protagonizada por Debra Messing (Will & Grace, Smash).

Primeras impresiones: Quiero mucho a Messing, porque es y siempre será Grace Adler, pero esto tiene pinta de despropósito mayúsculo, algo que no nos debería extrañar teniendo en cuenta el origen del proyecto.

 

State of Affairs

Qué: Drama sobre el gabinete de crisis de la Presidenta de los Estados Unidos, donde trabaja la mejor analista de la CIA, Charleston Tucker, y su equipo. Día a día, la presidenta se enfrena a cientos de crisis, y el equipo de Tucker le ayuda a priorizar y hacer frente a las más urgentes.

Quién: Producida por Universal Television, Bob Simonds Company y Abishag Productions. Creada por Joe Carnahan y producida entre otros por Katherine Heigl y Nancy Heigl (madre amantísima y manager de Katherine). Protagonizan la Heigl (Tucker), una de las mujeres más odiadas de Hollywood, y Alfre Woodard como Madame President.

Primeras impresiones: Buena factura, buen reparto, y material para enganchar a la audiencia. Podría beneficiarse del público que ha perdido Homeland, con la que guarda evidentes parecidos, si sabe manejar sus elementos seriales con el formato procedimental. Las antipatías que despierta la actriz podrían jugar en su contra o convertir este comeback a la tele en un caso de redención pública. En cualquier caso, estaremos atentos a ella.