30 Rock: We want to go to there.

Texto de David Lastra

 

THE BEGINNING OF THE END (s07e01): 2006-2013.

 

I hope my legacy is a Sesame Street-type TV show that promotes illiteracy in girls.

– Kenneth Parcell

 

“Todo tiene un final. Salvo la salchicha que tiene dos”. La sentencia de Erika Kohut nos sirve para convencernos de que el final de “30 Rock” es algo natural y, por qué no decirlo, necesario. Después de siete temporadas, no es que estuviese en su mejor momento, pero tampoco de capa caída. El desenlace de la serie viene determinado por la necesidad natural de toda producción de terminar. No debemos verlo como un drama (aunque duela). Ni tampoco clamar contra la NBC por el recorte del número de episodios de la última temporada. Nada dura eternamente. Es ley de vida. Algún día hasta no habrá ninguna franquicia de “Ley y orden” en la parrilla televisiva.

Poseedora de una de las cabeceras más espantosas jamás vistas, “30 Rock” ha logrado erigirse como una de las comedias más exitosas de los últimos tiempos, convirtiendo a su creadora Tina Fey en un icono televisivo (cuando no una semidiosa catódica). Hablamos de Emmys (14), Globos de Oro (6), crítica y (alguna que otra vez) cifras de audiencia. Siempre se señala como base de su éxito al equipo de guionistas y a la química entre sus protagonistas, pero esas dos características no crean una leyenda, hasta las series más horribles pueden cumplirlo (léase “The Big Bang Theory”).

 

 

JACK THE WRITER (s01e04): Creado por.

 

Listen up, Fives. A Ten is speaking.

– Jenna Maroney 

 

Puntualicemos entonces qué es lo que diferencia a “30 Rock” de sus coetáneas. Tenemos en la redacción de guiones a gran parte de la plana mayor de Saturday Night Live, factoría de genios de la comedia (y algún que otro horror, véase Fred Armisen), y a Tina Fey en particular. El humor de la serie bebe del ritmo de los sketches del citado late show. La balanza de lo estúpido y lo inteligente se inclinará más o menos hacia un lado u otro según episodios, pero lo que primará siempre será la rapidez. Si de algo nunca podremos culpar a un episodio de “30 Rock” es de lentitud. No hay ni un solo minuto que perder, no olvidemos que en esencia, esta serie no es nada más que la recreación de la preparación de “The Girlie Show with Tracy Jordan”, una parodia de SNL.

Considerar “30 Rock” como una comedia bruta y primaria parece un sacrilegio. Durante toda su andadura siempre ha sido tachada de elitista, excesivamente autorreferencial y con un nivel de exigencia alto para el espectador. Esa imagen ha sido, en gran parte, la causante de sus cifras de audiencia (además del hecho de que se haga lo que se haga en televisión nada sube, todo baja). Pero la realidad era algo completamente diferente. Nunca negaré la existencia en esta serie de humor inteligente (si es que existe un humor no-inteligente al que confrontarlo), pero lo que siempre ha primado ha sido el humor físico. “30 Rock” es la evolución perfecta del slapstick. Tina Fey ha sabido crear la nueva comedia televisiva volviendo a los orígenes de la misma.  Únicamente “Parks & Recreation” podría acercarse a ese tempo y a esa naturaleza cómica (no obstante tenemos a otros vástagos de SNL como Amy Poehler, Greg Daniels y Michael Schorr), sin olvidarnos de ese milagro de la estupidez de Rob McElhenney y sus gritones de “It’s Always Sunny in Philadelphia”.

 

 

DEALBREAKERS TALK SHOW #0001 (s04e07): y esto es “TGS with Tracy Jordan”.

 

You know how the media are. They wait for a mistake and that’s all you are. It happened to Hitler. No one ever talks about his paintings.

– Jack Donaghy

 

La química entre Jack Donaghy y Liz Lemon ha hecho correr ríos de tinta. Su relación mentor-alumno de siete años que les ha convertido en la pareja no sexual más tierna de la televisión (¿existe alguien que pueda ver su último encuentro y no llorar?). A todo esto no podemos olvidar su labor por separado. Debemos dar gracias por lo payasa que es Liz Lemon. Sus desnudos emocionales no son sino la base del exhibicionismo patético de los pezones de Hannah Horvath. Demos gracias al reparto de estas siete temporadas. Un compromiso artístico y sentimental que ha ido más allá de lo contractual (recordemos que Alec Baldwin  propuso un recorte de su sueldo con tal de tener una séptima temporada completa). Demos gracias a Jane Krakowski y a Tracy Morgan por la construcción de dos monstruos ególatras adorables como son Jenna Maroney y Tracy Jordan. Demos gracias al personaje de Kenneth Parcell por mostrarnos cómo nos comportaríamos ante nuestros ídolos. (Serve and protect… y todo lo que haga falta).

Nunca agradeceremos bastante a Tina Fey por haber recuperado a Alec Baldwin para la interpretación. La resurrección del actor de “La huída” a través de la televisión sirvió como ejercicio de dignificación de la pequeña pantalla provocando que las series dejasen de ser consideradas como un producto menor a evitar por parte de actores curtidos cinematográficamente. Este aspecto de recuperación/rehabilitación ha sido otro de los signos de identidad de 30 Rock. La serie ha servido al uso como una especie de clínica Betty Ford para gran parte de su reparto, reutilizando sus situaciones traumáticas reales en sus guiones. De esa manera, el alcoholismo de Alec Baldwin se vio reflejado en Jack, así como las declaraciones/bromas homofóbicas de Tracy Morgan se convirtieron en gags racistas del bocazas de su álter ego en la serie.

“30 Rock” se convirtió desde un primer momento en un carrusel de estrellas invitadas (siempre recordaremos a Isabella Rossellini como exmujer de Jack). Personalidades del mundo del cine, tanto consagradas (Julianne Moore, Matt Damon o Steve Buscemi) como popes de la comedia actual (Jason Sudeikis, Will Arnett, Kristen Wiig, Amy Poehler, Elizabeth Banks, Jerry Seinfeld, Julia Louis-Dreyfus o Jon Hamm) y next best things (Kristen Schaal o Chloë Grace Moretz). Es una verdadera locura el repasar el plantel de colaboraciones de la serie. Caso aparte queda el homenaje a un animal cómico como es Elaine Stritch en el papel de Colleen Donaghy (me emociono recordando su última aparición).

 

 

LAST LUNCH (s07e13): La comida, por Tina Fey.

 

Can I share with you my worldview? All of humankind has one thing in common: the sandwich. I relieve that all anyone wants in this life is to sit in peace and eat a sandwich.

– Liz Lemon

 

Esta serie está considerada como una oda al estilo neoyorquino, como en su día fueron “Sexo en Nueva York” o “Friends” y ahora “Cómo conocí a vuestra madre” y “Girls”. Realmente esa afirmación es una verdad a medias. A los habitantes del Top of the Rock no les interesan los infrahumanos horarios de la capital, las relaciones sociales vacías o los últimos modelitos o tendencias. Ellos están en una especie de tiempo detenido (salvo para reflejar las novedades políticas) en el que lo único que importa es la comida. Ese es el gran tema de la serie: la gastronomía de la Gran Manzana (No confundir con Brooklyn, I’m 37, please don’t make me go to Brooklyn). Tina Fey convierte a Liz Lemon en una adoradora sectaria de los manjares neoyorquinos (seguramente este sea el aspecto en el que más coincidan creadora y creación).

Nueva York es el centro del universo porque es allí y en ningún otro sitio donde se juntan todas las comidas del mundo para dar lugar al mayor espectro de comida basura existente. Durante siete temporadas hemos visto a Liz Lemon babear (cuando no tener sueños húmedos) por pizzas chorreantes (May I please speak to pizza?), jamones gigantes, perritos calientes, bocatas interminables, orgías de queso y manta en el sofá (Thanks, it’s my own recipe. I use cheddar cheese instead of water), donuts, Doritos (Sabor a soledad, por supuesto) y cupcakes (Cupcake sandwich FTW). No obstante, para la historia de la televisión siempre quedará la frase I’m gonna talk to some food about this”. Tampoco es casual que el último episodio lleve el título de “Last Lunch”, y que una de las tramas secundarias del mismo es la discusión del equipo de guionistas sobre a qué restaurante pedir la última cena.

“30 Rock” es neoyorquina porque no hay nada más neoyorquino que la comida basura. La verdadera efigie de Nueva York no es la Estatua de la Libertad o el Empire State Building, sino el carrito de perritos calientes o el café con rosquilla.

 

 

GOODBYE, MY FRIEND (s03e13): El día después.

 

You are my heroine! And by heroine I mean lady hero. I don’t want to inject you and listen to jazz.

– Liz Lemon

 

El mayor miedo que provoca el final de la serie es la sensación de ausencia, del “¿y ahora qué?”. El horror del día después. Esa misma sensación que experimenta Jenna ante el adiós de su bien más preciado en el último episodio. Una despedida irreversible, después de “Last Lunch” todo ha cambiado. Después de “30 Rock” nada volverá a ser lo de siempre. ¿Nuestras vidas se convertirán en un drama? Realmente ya lo eran, pero Liz & Jack nos ayudaban a sobrellevarlo. ¿La televisión será peor? No sabemos lo que nos deparará la caja tonta, pero siempre nos quedará el retorno de “Arrested Development”, todo lo que toque Lena Dunham… y los próximos  proyectos de Tina Fey. Ahora más que nunca, no confundamos al personaje con el actor. Una cosa es el final de Liz Lemon y otra muy diferente es que Tina Fey vaya a desaparecer. Se abre un esperanzador horizonte. Un abanico de posibilidades que va desde el cine (esperemos que con más suerte que en la mayor parte de sus incursiones hasta la fecha), el retorno a la pequeña pantalla y hasta Broadway (Tina, te tomo la palabra con el proyecto de “Mean Girls. The Musical”).

Hasta siempre, Liz Lemon. Bienvenida, Tina Fey.

2 pensamientos en “30 Rock: We want to go to there.

  1. Genial, se me ha hecho corto, podría estar escuchando hablar de 30 Rock horas. Bonita despedida a la serie sin dramas y llena de optimismo.

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