Para los despistados que aún no se hayan enterado, Futurama ha vuelto. Comedy Central, la que es desde el año pasado la nueva casa de la serie de Matt Groening, está estrenando los nuevos episodios de la sexta temporada estos días. O de la séptima, depende de cómo los contemos. O la octava si consultamos TV.com o Amazon. Y es que existe cierta confusión a la hora de organizar los episodios de la serie. Veamos, la temporada anterior -la primera tras la cancelación- se compiló bajo el título Futurama: Volume 5, y esta nueva tanda de episodios se organizará como Volume 6, a pesar de conformar la sexta temporada junto al volumen anterior. El lento ritmo de trabajo de una serie de animación de estas características obliga a que, a pesar del orden de producción, la emisión de las temporadas se dilaten en el tiempo. Así, el parón de mitad de temporada ha durado exactamente un año. Es más enrevesado que muchos de los episodios de la propia serie. Y la verdad es que lo único que importa es que la tripulación del Planet Express ha regresado. Y podríamos decir que vuelven más locos que nunca. Pero lo cierto es que en realidad vuelven exactamente igual que siempre.
“Neutopia” (6.14 en orden de emisión, 6.20 nº de producción) sigue la estela de los anteriores episodios de la temporada, con chistes muy subidos de tono, los mohínes más característicos de los personajes y giros de guión que ocurren a la velocidad de la luz. El episodio es una sátira, algo menos elaborada que de costumbre, acerca del sexismo y las diferencias de género. La vulgaridad y la exquisitez de la comedia se condensan en veinte minutos saturados de chistes -como siempre cubriendo el rango completo que va desde lo más rastrero a lo más fino- que simplifican la guerra de los sexos y la retratan como la suprema estupidez que es.
Como ya se ha comprobado en muchas ocasiones, Futurama muestra claramente un gusto por las tramas de doppelgängers y otras variaciones del yo -motivos clásicos de la ciencia ficción. Los coleccionistas nos frotamos las manos con la posibilidad de figuras variantes de los personajes con los sexos invertidos, como ya ocurrió con los personajes del Universo 1 (“The Farnsworth Paradox”), el New Justice Team (“Less Than Hero”) o Bender de madera (“Obsoletely Fabulous”). En el caso de “Neutopia” podemos ver a todos los protagonistas, más los secundarios habituales, con sus sexos cambiados. La simplificación es tal que la crítica al episodio, por evidente, es innecesaria e insostenible. [Bender hace fotos eróticas de las chicas del Planet Express lavando la nave en bikini, pero ellas no pueden evitar limpiar la nave de verdad, en vez de posar. /Bender: Stop actually washing and play with the sponges. Leela: But the ship is dirty. Bender: Whatever, I run out of film an hour ago./ Bravo]. Si acaso se puede reprochar a los guionistas que no se esforzasen un poco por rallar la superficie algo más, aunque quizás de ser así no nos habríamos reído tanto con los chistes machistas. El humor de Futurama es cada vez más bestia, estúpido y primario y aunque se echa de menos la sofisticación de su etapa anterior, hay algo que sigue intacto: la capacidad para hacer reír a carcajadas .
No ocurre así con el segundo episodio, “Benderama” (6.15/6.17), cuya premisa responde a la ya mencionada tendencia a jugar con variaciones de los personajes, pero sin aprovechar del todo las posibilidades. En esta ocasión, Bender se traga una máquina multiplicadora de materia del Profesor Farnsworth y crea duplicados de sí mismo a menor tamaño que a su vez van multiplicándose, hasta convertirse en una marea de bender-léculas que amenazan con destruir la Tierra. Personalmente, opino que el humor de Bender no es el plato fuerte de Futurama, y sin embargo, funciona sorprendentemente bien magnificado por los duplicados del robot. Uno de los mejores momentos de “Benderama” es el bullying del robot original más sus dos primeras copias al gigante con acné: “You so ugly, you cracked the daily mirror. It’s a newspaper!” Por lo demás, el episodio transcurre entre escenas de transición sin interés y chistes faltos de inspiración. “Benderama”, aún siendo un buen episodio, es uno de esos ejemplos de la irregularidad de la serie de Groening, capaz de alcanzar cotas de brillantez altísimas, y también de aburrir soberanamente. Por último, la serie alcanza un nuevo bajo en lo que a chistes de mal gusto se refiere, con Bender bebiéndose el agua sucia de la bañera de Farnsworth, añadiendo que sabe a coñac y escroto de anciano. ¿Me río o vomito?
Y así comienza/continúa la nueva temporada de Futurama, vaticinando lo que viene siendo ya habitual, un puñado de episodios geniales y otros tantos más olvidables, sin descuidar nunca los violentos giros de guión marca de la casa, el gusto por lo extremo, el humor visto y no visto, y la inalterable -aunque duplicable- genialidad de sus protagonistas. Y por supuesto, nos sabrá a poco. Ojalá Groening inventara algo -¿una máquina multiplicadora de chinos para el taller? ¿más chinos, y punto?- para tener más episodios al año.
¿Por qué nadie te comenta? Será porque no hay nada que añadir, pero yo te apoyo en una palabra con la que describes Benderama: ABURRIDO. Creo que me dormí un poco incluso…