Hace unas horas me quejaba de la quinta temporada de Cómo conocí a vuestra madre, y en concreto del episodio número 100, «Girls vs. Suits”, un despropósito mayúsculo que provocó una vergüenza ajena bastante generalizada (al menos en mi círculo de amistades). Pues bien, acabo de ver el episodio 101, y me he reconciliado (momentáneamente) con la serie. Me ha parecido estupendo, con el equilibrio perfecto entre tontería y trascendencia derivada de los pequeños detalles que hizo (junto a otras virtudes) de Cómo conocí a vuestra madre una gran serie en su segunda y tercera temporada.
El episodio «Jenkins” (5.13) devuelve la dignidad a la serie, y sobre todo, hace reír (al menos, yo no he parado en los veinte minutos que dura), algo que últimamente le cuesta horrores. Los cinco protagonistas están en plena forma. El Barney más clásico aportando soluciones al conflicto Jenkins («Primero haremos el paso número 2″). Lily y su reacción al descubrir que Jenkins es una mujer (y bueno, Lily en todo el episodio). Marshall aterrorizado después del beso de Jenkins. Hasta Ted ha estado ligeramente adorable. Pero por encima de todos, una Robin Scherbatsky enorme, diciéndole a Marshall «Take the hit” después de decirle que él es el reacher en su relación con Lily, porque «hasta le has comprado un caballo”. Genial. Es sin duda mi personaje favorito de la serie. Hasta la estrella invitada, Amanda Peet, ha hecho un trabajo bastante aceptable. No me importaría volverla a ver en próximos episodios, aunque lo dudo.
A ver si «Jenkins” no se convierte en una excepción, y los guionistas de Cómo conocí a vuestra madre vuelven a darnos otro episodio tan inspirado como este en lo que queda de temporada. Y si son varios, mejor.